La Red de Intelectuales, Artistas y Comunicadores solidarios con Nicaragua y el Frente Sandinista del Estado español, manifiesta su profunda adhesión a la decisión soberana, tomada por el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de la República de Nicaragua, en coordinación plena con todos los Entes del Estado, de abandonar la Organización de Estados Americanos y emplaza a otros países de Nuestra América a seguir su ejemplo. id:78150
En efecto, la OEA jamás ha sido una institución destinada a favorecer la integración americana mediante la cooperación de las naciones que la conforman en régimen de igualdad. Todo lo contrario, se ha erigido como un instrumento de dominio colonial de los Estados Unidos en todo el continente, siguiendo los manidos principios de la doctrina Monroe. Ha sido un mecanismo nefasto utilizado para “disciplinar”, mediante amenazas, chantajes, injerencias, coacciones, manipulaciones a las naciones que buscan su propio camino, lo cual, demostrado está, mientras más alejado sea del que los Estados Unidos tratan de imponer, mejor es para los Pueblos libres. Los ataques a la soberanía y las injerencias en procesos internos de estados miembros cuyas políticas no se ajustan a las directrices del vecino del norte, han sido y son parte del quehacer cotidiano de la Organización.
No se trata, por tanto, de hechos coyunturales, dependientes de quién detente temporalmente la Secretaría General de la OEA, como es el caso del nefasto Luis Almagro. Es mucho más que eso. En el ADN de esta institución está grabado a fuego el servir exclusivamente a los intereses norteamericanos y la a explotación de los recursos de América Latina y el Caribe para satisfacer sus necesidades. Por eso, porque está viciada desde su origen, y porque creemos que la Organización de Estados Americanos es absolutamente irreformable, pensamos que la decisión de abandonarla era algo inevitable.
Nicaragua, junto a otros países del continente que desean mantener intacta su soberanía nacional, deben trabajar en otros instrumentos de integración regional (ALBA, CELAC...) que permitan justamente lo contrario: enfrentar unidos las presiones imperialistas, para realizar políticas de buen gobierno, de superación de las desigualdades, de crecimiento económico sin dejar a nadie atrás, de utilización de los recursos naturales patrios para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Estas obviedades, que pueden parecer simples lugares comunes inherentes a la labor de cualquier gobierno del mundo, se tornan en verdaderos actos revolucionarios cuando se trata de aplicarlos libremente en América Latina. Los analistas geopolíticos coinciden en que si Estados Unidos desea seguir siendo el hegemón mundial por algunos años más, necesita imperiosamente adueñarse de las riquezas (hidrocarburos, litio, agua, oro, etc.) de todo el continente.