Haz amigos internacionales
En unas prácticas en el extranjero, socializar con otros individuos por motivos laborales y personales es algo para lo que hay que estar preparado. Pero no te preocupes: lo más probable es que no seas la única persona que ha llegado lejos de casa. Conocerás a amigos que han venido de todas las partes del mundo para trabajar o estudiar, y todos ellos tendrán una historia y unos antecedentes únicos. Al final del periodo laboral, habrás conocido a gente de todo el mundo, lo que significa que tendrás una red global más amplia. Esto te resultará muy útil cuando visites los países de los demás, o si necesitas un favor que requiera conexiones internacionales.
Mejora tus habilidades lingüísticas
¿Has soñado alguna vez con hablar un nuevo idioma? Unas prácticas en el extranjero son el camino para aprender ese idioma. ¿Quieres hablar japonés? Vete a Japón. ¿Quieres hablar alemán? Puedes ir a Alemania o a cualquier país que utilice el alemán como lengua principal. Si necesitas mejorar el inglés, también puedes considerar países donde el inglés es lengua oficial. La inmersión es la forma más rápida de aprender una lengua extranjera, ya que oirás a los hablantes nativos utilizar el idioma todos los días en entornos formales e informales. Sea cual sea el destino que elijas, un trabajo en el extranjero es una excelente plataforma para hablar y aprender un idioma nuevo.
Vivir como un local
Cuando somos turistas, visitamos todos los lugares imprescindibles, probamos nuevos sabores, compramos recuerdos y nos vamos. Nunca llegamos a ver lo que pasa de la mañana a la noche en la ciudad, ni lo que ocurre en los mercados, ni cómo los lugareños hacen sus recados cotidianos. Al vivir y trabajar allí, podrás experimentar una nueva ciudad o país, y conocerlo como la palma de tu mano.
Aunque tu objetivo sea desarrollarte profesionalmente, también te descubrirás a ti mismo y sabrás de qué estás hecho. Trabajar en el extranjero te abrirá los ojos a tu sector, a los problemas globales más allá de tus cuatro paredes.