De acuerdo con los datos del estudio, el 45% de las empresas químicas ha experimentado un aumento de los retrasos en los pagos frente al 16% que registra una disminución. Para proteger a la empresa de la falta de liquidez y evitar el riesgo de quedarse sin efectivo debido a los retrasos en los pagos, el 29% del sector ha incrementado el tiempo y los recursos que dedica al cobro de facturas impagadas.
La mitad de las empresas químicas mitigaban el impacto del riesgo de crédito de sus clientes aumentando el tiempo y los recursos que dedican a intentar cobrar las facturas impagadas, y reforzando en general su proceso de control de crédito. Un número considerable de empresas químicas españolas, el 30%, retrasan el pago de las facturas a sus propios proveedores. Aunque se trata de una respuesta comprensible para gestionar los retrasos en los pagos de los clientes, este enfoque corre el riesgo de provocar un efecto dominó en la cadena de suministro.
De cara a 2022, el 73% del sector prevé un crecimiento en su negocio. No obstante, el 37% de las empresas químicas españolas anticipa un deterioro del Periodo Medio de Cobro, muy por encima del 16% que espera una mejoría. El 43% de la industria química española expresó su preocupación por la posibilidad de que se prolongue la recesión de la economía mundial debido a la continuación de la pandemia en el próximo año. Su preocupación es que esto retrase la recuperación de ciertas industrias, especialmente las que se vieron gravemente afectadas por la pandemia. Dicho esto, el 67% es optimista en cuanto a la mejora del comercio internacional el próximo año, aunque esto se ve atenuado por el 39% que cree que la mejora será leve. El 37% espera que el crédito comercial se utilice principalmente en 2022 para proporcionar a los clientes plazos adicionales y un 31% adicional tiene previsto ofrecer créditos comerciales para estimular la demanda. La pandemia ha impulsado al 55% de la industria a adoptar de forma permanentemente tecnologías digitales.