El hormigón es el material de construcción predominante por su carácter universal, duradero y versátil. Combina su alta resistencia mecánica junto con una elevada durabilidad y muy bajas necesidades de mantenimiento, convirtiéndolo en una “solución sostenible y duradera”, afirma la PTEH.
En relación a su durabilidad, “no existe ningún otro material de construcción que permita diseñar estructuras con una vida útil de 100 años en ambientes agresivos,” explica la Plataforma citando como ejemplo el Canal de Panamá, donde las estructuras de hormigón están sometidas a un ambiente corrosivo derivado del agua marina en contacto con el material.
Otra de las características propias del hormigón es su versatilidad. Su uso en la construcción de viviendas unifamiliares, grandes edificios de oficinas, rascacielos, puertos, puentes o presas son claros ejemplos de cuan flexible es este material que se adapta a multitud de escenarios y necesidades. Esta fórmula de resistencia y flexibilidad es la que ha propiciado su uso más allá de las prácticas tradicionales y ha convertido al hormigón en un apuesta inteligente, entre otros, en la construcción de carreteras donde eleva la vida de los firmes hasta los 40 años, frente a los 20 años que ofrecen los materiales convencionales.
Un tercer elemento que destaca al hormigón como un material estructural de altas prestaciones es su fiabilidad estructural, incluso en situaciones accidentales como es el caso de un incendio. Ante la amenaza de las llamas, el hormigón garantiza la seguridad de las personas gracias a su carácter incombustible y a su estabilidad mecánica a altas temperaturas. Además, su baja conductividad térmica reduce la transmisión de calor y permite un efecto de compartimentación del fuego, impidiendo su propagación. Por estos motivos, el hormigón es “un aliado frente al fuego, incluso en los casos más extremos, retrasando el fallo estructural e impidiendo el colapso total o parcial de la estructura”, explican desde la Plataforma.
Si a estas características añadimos las propiedades del hormigón en eficiencia energética y los esfuerzos que el sector está realizando por reducir su huella de carbono, “podemos afirmar que el hormigón puede contribuir a un futuro ambientalmente seguro para las generaciones presentes y futuras”, apunta la PTEH.
Por un lado, los edificios de hormigón de alta inercia térmica son capaces de almacenar y liberar energía térmica, estabilizando su temperatura interior y reduciendo el consumo en climatización entre un 5 y un 15%.
Por otro lado, el hormigón es un material cercano “ajeno a las tensiones de los mercados globales”, que se traduce en desarrollo local y en la reducción de emisiones procedentes del transporte. En la mayoría de los casos, “la distancia media de transporte de los áridos es inferior a los 30 kilómetros y no supera los 150 km para el cemento”, explica la PTEH en relación con el origen de las materias primas.
Así pues, la Plataforma Tecnológica Española del Hormigón defiende que “el hormigón es uno de los materiales de construcción que mayores ventajas presenta en cuando a durabilidad y seguridad de sus aplicaciones. Hecho que, junto con los beneficios medioambientales que presenta, lo convierten en un aliado en la edificación sostenible.”