Motor

Volkswagen ID.4 1st

Un eléctrico distinto, que no es un SUV, tampoco un monovolumen y desde luego no es un turismo, es el ID.4

Mariano García Viana | Lunes 20 de diciembre de 2021
Tras la excelente acogida del mercado del más pequeño ID.3, probado hace unas semanas, la marca alemana ha lanzado lo que denomina la marca como SUV, aunque como decimos se pueden tener dudas para esa calificación. id:79019

Bueno, independientemente de la calificación que se le dé, el ID.4 es un coche amplio, un poco más alto y ancho lo habitual. Construido sobre la plataforma MEB, del Grupo Volkswagen especialmente diseñada para vehículos eléctricos 100%. Aunque hay otras versiones del ID.4 menos potentes y por lo tanto con una batería de menor capacidad, en esta ocasión la probada estaba equipada con la batería de 77 kWh, ubicada bajo el piso, mientras que el motor eléctrico, situado transversalmente en la parte de atrás desarrolla una potencia de 204 CV y un par de 310 Nm. La transmisión automática proporciona tracción a las ruedas traseras.

La autonomía oficial se cifra en los 500 km. Ahora bien, durante la prueba le hemos cargado por la noche durante 10/12 horas, en un enchufe doméstico y aunque partiéramos de unos 115 km de autonomía, no hemos conseguido pasar de la recarga de 332 km. En un poste público de 11 kW el tiempo estimado es de 7,5 horas de 0 a algo más de 400 km, mientras que, si partimos de 0, pero hasta el 80%, en ese tipo de cargador, el tiempo estimado es de 40 minutos. Aunque naturalmente depende del cargador, como ejemplo de tiempo de recarga digamos que, en uno doméstico de 2,3 kW, recuperar 100 km de autonomía tardaría unas 10 horas, en uno de 125 kW ultrarápido, cuyos postes apenas hay y corriente continúa, el tiempo de espera sería de 100 minutos. Los púbicos más habituales de 11 kW, para recuperar los citados 100 km, conllevaría un tiempo de 2 horas.

Cuando se conecta a la boca de carga, situada en la aleta trasera derecha una fuente de alimentación, en la pantalla multifunción aparecen los datos del porcentaje de batería que queda por cargar, así como la autonomía disponible y el tiempo estimado en la recarga completa, además de los kilómetros que se recuperan por minuto. También hay una escala, que además de informar visualmente del nivel de carga, permite ajustar el límite máximo (lo aconsejable es no superar el 80 %, salvo si se va a salir de viaje. Desde esa misma pantalla también es posible reducir la intensidad de carga en corriente alterna y configurar si queremos que el cable se desbloquee automáticamente al finalizar el proceso. Lo primero resulta de utilidad si estamos cargando en un lugar con poca potencia contratada (así se evita que salte el limitador de la instalación); lo segundo es un asunto de respeto a los demás: si se deja el coche cargando en un lugar público y la carga ha terminado, otro usuario puede desconectar el cable y cargar su coche en el mismo punto.

Las prestaciones son interesantes, sobre todo las de aceleración, pues la respuesta del motor es inmediata al acelerar, sobre todo si elegimos el modo Sport, entre los tres modos disponibles, Eco, Comfort y el mencionado Sport. Así pasar de 0 a 100 km/h solo se tardan 8,5 segundos y de 80 a 120 km/h, 6 segundos. Por el contrario, y como ocurre en la mayoría de los coches eléctricos, la velocidad punta se queda en los 160 km/h. Ahora bien, es mucho más útil a la hora de conducir, tanto en carretera, en los adelantamientos en recuperaciones después de curvas, como en ciudad, para callejear e incorporarse al tráfico con agilidad, esa mencionada fulgurante aceleración.

El manejo del ID.4 es suave, silencioso y ágil, y debido a ello muy fácil de conducir, como hermano menor el ID.3, debido a esa agilidad y al reducido radio de giro, a lo que hay que sumar, la sencilla ubicación del mando de la selección de la marcha y de la reducción en el mismo. Como si fuera un apéndice del sencillo cuadro de mandos, sobresale de él una “pastilla” oscilante, que según se gire inserta la marcha adelante (D), hacia abajo insertándose la marcha atrás (R) o si se deja en el centro (N) o punto muerto. Si cuando vamos circulando en directa, oscilamos la palanca hacia delante, se activará la reducción (B) y con una nueva reducción se vuelve a insertar la directa o D. Si una vez parados apretamos el botón situado en el lateral de la pastilla oscilante, se activará la P de parking y el coche quedará clavado. Todo realmente muy sencillo y fácil de utilizar, sin apenas desviar la mano derecha del volante.

En general el interior del coche esta francamente logrado a pesar de su estilo minimalista, por otra parte el que se lleva en muchos órdenes de la decoración y que hace que, al carecer de aditamentos superfluos, mandos a la vista y las propias líneas rectilíneas de salpicadero y guarnecidos, influyen en que sea muy luminoso, pues para más inri se cuenta con techo panorámico y una buena superficie acristalada, en la que solo “desentona”, por decir algo, la luneta más bien estrecha y sobre todo muy protegida por el alerón superior y sus prolongaciones laterales. La instrumentación se ve en una pantalla de 5,3 pulgadas que se mueve solidaria con la dirección. Aunque no ofrece muchas posibilidades de configuración, la información que facilita es siempre clara y precisa, estando dividida en tres zonas, una para reproducir los datos del navegador, otra para la velocidad y otra para el programador de velocidad. La información se complementa con la que ofrece el head-up display que se refleja en el parabrisas.

La pantalla multifunción es más generosa, pues tiene 12 pulgadas, ofreciendo una información correcta y compatible con Android Auto y Apple CarPlay. En la propia pantalla se activan bastantes funciones que de otro modo serían manejables desde teclas o interruptores, siempre más cómodos y fáciles de accionar. Debajo de ella se sitúan cinco pulsadores, prácticamente los únicos, para conectar o desconectar algunas funciones y más abajo y en la parte horizontal, libre de palanca de cambios y otros “estorbos”, huecos, portabotes, bandeja para carga inalámbrica del móvil, reposabrazos….. Es de destacar en sentido que pudiéramos llamar negativo, el que si bien los cuatro elevalunas se pueden manejar desde la puerta del conductor, solo existen dos teclas, con lo que para activar los traseros hay que reconvertirlos pulsando otra tecla adicional y viceversa, mucho más útil los cuatro pulsadores habituales. Como elemento original y útil, destaquemos que en la parte baja del parabrisas hay una línea luminosa, que puede pasar desapercibida, llamada ID. Light, que cambia de color, las zonas que se iluminan y la frecuencia con que lo hacen, para, además de servir como decoración, proporcionar al conductor información para indicar direcciones de navegación, señalar el estado de la carga de la batería o advertir ante situaciones de peligro de colisión con el coche precedente. Por todo el habitáculo encontramos huecos para dejar cosas, por cierto todos ellos muy bien dispuestos y útiles, así como puntos de iluminación, todos ellos a base de leds.

Los asientos delanteros resultan realmente cómodos, aunque la sujeción del cuerpo en zonas viradas no sea su fuerte. El del conductor tiene accionamiento eléctrico y desde él se domina perfectamente todo lo que ocurre alrededor. En la zona trasera reside uno de los puntos fuertes del diseño, el espacio disponible para las piernas de los ocupantes de este asiento posterior, es realmente grande y aprovechable, más propio de modelos con unas mayores dimensiones exteriores. La anchura disponible no es tan brillante, aunque tres ocupantes podrían viajar con suficiente comodidad, pues además el piso es completamente liso y el techo no agobia para nada. El maletero es generoso, con una capacidad de 543 litros, que se pueden ampliar hasta los 1.575 litros, al abatir el asiento trasero. El suelo del maletero se puede configurar en dos alturas y además contiene un hueco para dejar los cables de carga.

Exteriormente el ID.4 y como decíamos al principio, aunque esta considerado por la propia marca como un crossover, ofrece esa carrocería que hace dudar en su clasificación, no obstante, en lo que no se puede dudar es en su originalidad. El morro es corto, casi liso, pues carece de la típica parrilla y solamente la gran entrada de aire inferior es “calada”. Los faros con tecnología led y adaptación según las necesidades de iluminación, pero siempre sin deslumbrar al tráfico de dirección contraria. Lateralmente el coche parece más corto de lo que en realidad es (Algo más de cuatro metros y medio), debido a ese corto morro y a que la parte trasera es bastante vertical. La superficie acristalada se va reduciendo según se desplaza hacia atrás, lo que hace que, para alinearse con ella, la luneta es más bien estrecha y desde luego bien protegida por el alerón superior que se prolonga lateralmente. Esta parte trasera esta dominada por los grupos ópticos con tecnología led, que proporciona una iluminación tridimensional realmente original, estando unidos por una fina línea lumínica.

El ID.4 está muy bien equipado y cuenta con asistentes a la conducción que le dotan de nivel 2 de conducción autónoma. Para evitar que el conductor suelte el volante y deje el manejo a los asistentes, este tiene la superficie capacitiva, es decir que basta con tocarlo para que detecte las manos. Otros asistentes por ejemplo son, el programador de velocidad activo, el asistente de mantenimiento de carril con aviso de abandono involuntario y detección de obstáculos con frenada de emergencia, incluyendo una función de frenada en mitad de una curva o un giro, por ejemplo, al torcer en una esquina y encontrarse repentinamente con un peatón, y otra que ayuda a esquivar obstáculos imprevistos. Como es lógico también cuenta con los sistemas y elementos habituales en los automóviles de hoy en día, aviso de vehículos en el ángulo muerto, asistente de tráfico cruzado en la parte de atrás en las maniobras de aparcamiento, que si es necesario frena el coche, asistente de arranque en cuesta, cámaras de visión trasera y periférica, etc.


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