Así, los datos actualizados confirman que la inversión de Iberoamérica en I+D continúa siendo de baja intensidad en comparación con los países industrializados. En términos relativos al PIB, mientras que Corea o Israel destinan casi el 5% de su producto interior bruto a la investigación y el desarrollo, el conjunto de países iberoamericanos realizó una inversión que representó apenas el 0,70% del PIB regional en 2019. En el caso de América Latina y el Caribe, este indicador baja al 0,56%.
El informe señala que durante la década 2010-2019, la economía de la región creció más que la inversión en I+D, que representa tan solo el 2,6% mundial. Esta cifra explica la escasa productividad de la región, tal y como recoge el reciente informe Educación superior, competitividad y productividad en Iberoamérica, elaborado por el Instituto Iberoamericano para la Educación y Productividad de la OEI, publicado en mayo.
En materia de investigación, el informe indica que en ese mismo periodo hubo un incremento del 37% en el número de investigadores iberoamericanos. La mayoría de estos, el 59%, realiza sus actividades en el ámbito universitario; asimismo, en estos años los investigadores de la región han conseguido un aumento de un 79% en el número de artículos publicados en revistas científicas registradas en SCOPUS.
En la coyuntura del último año y medio, con la pandemia de COVID-19, ha quedado clara la importancia de la ciencia y la tecnología en la sociedad contemporánea, pero también la necesidad de contar con información clara, precisa y abundante. En ese sentido, se revaloriza el trabajo colaborativo de la RICYT, que realiza esta tarea desde hace 26 años de la mano de los gobiernos, otras instituciones públicas y responsables de la producción estadística científica de los países iberoamericanos.