Desde UBS AM creemos que un crecimiento superior a la tendencia en los principales mercados desarrollados será más que suficiente para compensar una rebaja del crecimiento de China. La eurozona, por ejemplo, sólo tendrá una pequeña carga fiscal en 2022 debido al fondo de recuperación de la UE. También es una de las pocas regiones en las que se prevé que el crecimiento del gasto de los consumidores se acelere en el próximo año.
A pesar de la tendencia estructural, hay una serie de catalizadores a corto plazo que apuntan a la estabilización y quizás a un modesto repunte de la actividad china. La sólida demanda de EE.UU. y la Unión Europea está llevando el superávit comercial chino a un récord, lo que apuntala la producción nacional. Un giro en el impulso crediticio antes de que acabe el año debería poner otro soporte a la actividad. Además, creemos que tras los Juegos Olímpicos de Invierno se producirá una recuperación más completa de la movilidad en China, lo que apoyará los esfuerzos por reequilibrar el crecimiento hacia el consumo.