Mientras tanto, la Reserva Federal sigue alertando sobre la inflación. El lunes tuvimos declaraciones de diferentes miembros de la Reserva Federal (FED) y todos ellos insistían en la necesidad de subir tipos. El mercado descuenta que la FED subirá cinco veces los tipos de referencia en 2022 llevando el tipo director al rango de 1,25%-1,50%. La primera subida se espera para el mes de marzo y la reducción del balance se presume que comenzará en verano. En cualquier caso, las subidas y reducción del balance serán graduales y se irán adaptando a las necesidades del momento. El mercado interpretó el mensaje de Powell con dureza, especialmente después de que se negara a descartar un ritmo más rápido de subidas de tipos. En la última conferencia de prensa Powell dijo que había bastante espacio para subir los tipos sin dañar el mercado laboral, además, también señaló que la Fed no es el único jugador, ya que también el impulso fiscal tendrá un impacto negativo en el crecimiento este año, lo que también debería ayudar a contener las presiones inflacionarias.
El cambio de mensaje por parte de la Reserva Federal está dejando importantes diferencias de opinión entre los grandes bancos de inversión. Mientras que unos hablan de aprovechar las caídas para comprar otros hablan de aprovechar los rebotes para vender. La confusión aparece siempre que hay un cambio de escenario. Este pasado fin de semana, leyendo a Stephen Roach, anteriormente estratega y macroeconomista de Morgan Stanley en Asia, decía que la Reserva Federal está por detrás de la curva de tipos. Tan lejos que ni la ve. En su opinión la Reserva Federal se encuentra ante uno de sus mayores retos: conseguir frenar la inflación sin generar una crisis. Veremos si son capaces. Lo que parece claro es que 2022 será un año mucho más movidito que el 2021. Pero la historia nos demuestra que, en años de subidas de tipos de interés, aunque con mayor dificultad, también se pueden obtener rentabilidades positivas. Un interesante reto… como el de los bancos centrales.