El segundo factor que favorece una mayor inflación de los precios de la energía es la geopolítica, que amplifica los efectos de la transición ecológica. El gas es un importante parche en el camino hacia la neutralidad climática. Tiene un peso del 20% en el IPCA energético. Los precios futuros actuales sugieren que el precio del gas bajará casi un 50% en un año. Sin embargo, aparte de los efectos meteorológicos, el aumento de las tensiones geopolíticas y, en particular, las tensiones entre Rusia y Ucrania pueden mantener los precios del gas en niveles elevados o incluso aumentarlos.
La presión de los precios subyacentes aún no cede
Dejando a un lado la cuestión energética, los precios subyacentes siguen generando una fuerte presión por su tendencia al alza, lo que genera un problema para los consumidores. Esta presión de los precios subyacentes conlleva que la situación actual sea tan especial es que se está produciendo un aumento generalizado de los precios, y no sólo concentrado en los sectores sensibles a la Covid.
En noviembre de 2021, sólo 2 de los 85 componentes (IPCA a nivel de 3 dígitos) informaron de un descenso de la inflación anual, mientras que 47 registraron cifras superiores al 2,0%, algo que no se veía desde hace unos diez años. Y hay buenas razones para esperar que, incluso tras la desaparición de algunos efectos de base a principios de año (relacionados con el recorte temporal del IVA alemán en 2020), la presión subyacente sobre los precios se moderará con respecto a la lectura del 2,7% interanual de diciembre, pero seguirá siendo fuerte. En noviembre de 2021, los precios de producción se dispararon un 23,7% interanual y los precios de importación un 9,9% interanual, ambos los valores más altos en más de una década. Para restablecer los márgenes, las empresas han aumentado sus precios, como muestran las encuestas del PMI.
Dada esta presión sobre los precios, el BCE ha ajustado al alza sus perspectivas de inflación y, en su proyección de diciembre, sitúa la inflación anual en el 3,2% en 2022 (frente al 1,7% de septiembre). La inflación subyacente se situará en una media del 1,9% (frente al 1,4% de septiembre), acercándose así al objetivo a medio plazo. No obstante, todavía existen riesgos al alza para la inflación.