Una persona para establecerse en Andorra debe conseguir uno de los permisos de residencia andorrano aunque lo más común es crear una empresa y obtener el permiso de residencia y trabajo por cuenta propia. El GAFI identifica públicamente a los países con regímenes débiles de lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. La OCDE tiene su lista de "paraísos fiscales no cooperativos". La UE también tiene una lista de "jurisdicciones fiscales no cooperativas". Andorra no figura en las listas.
La capital es la más grande y con mayor población, con unas 22.000 personas, y Arinsal la más pequeña, con unas 1.500 personas. Andorra tiene un PIB de 4.510 millones de dólares y utiliza la moneda euro. Los nativos hablan catalán, portugués, español y francés. El catalán es la lengua oficial del país.
Andorra es un país sin salida al mar y se puede acceder a la ciudad desde Barcelona o Toulouse. El autobús desde Barcelona tarda un máximo de tres horas. El país es único en su sentido ya que tiene un coprincipado, siendo gobernado por dos príncipes. Según las estadísticas, Andorra se encuentra entre los catorce países más antiguos del mundo.
Andorra ofrece numerosas ventajas, desde una buena sanidad, un sistema educativo único, beneficios fiscales por las diferencias de impuestos en España y en Andorra, seguridad y una alta calidad de vida. La excelente vida que experimentan las personas que viven en Andorra hace que el país sea único y que merezca la pena trasladarse a él. El toque artístico hispano-francés está muy presente en el país, lo que proporciona un estilo de vida admirable. Trasladarse a Andorra le da la oportunidad de vivir una vida llena de oportunidades y tranquilidad, por lo que aumentará su esperanza de vida.
El sistema fiscal de Andorra es muy favorable y respetuoso con los residentes. El régimen fiscal hace que vivir en Andorra sea ideal, a la vez que allana el camino a los emprendedores y a las empresas. Andorra es mundialmente conocida por sus bajos impuestos. El Principado reduce los impuestos para atraer el capital extranjero, por lo que tiene el régimen fiscal de las empresas más favorable de Europa. Las empresas o sociedades están obligadas a tributar un máximo del 10%. Sin embargo, el porcentaje es negociable hasta el 2% en función de la naturaleza del negocio. Por consiguiente, las pequeñas, medianas y grandes empresas tienen las mismas oportunidades de prosperar, lo que mejora la vida de los andorranos.