“Esperamos que los índices bursátiles rusos sigan bajando y que el rublo se deprecie, lo que provocará un aumento de los precios de los productos importados y dificultará el pago de la deuda externa. También vemos un golpe sin precedentes a las exportaciones rusas, que representan alrededor del 30% del PIB del país. Lo más probable es que Rusia sufra una profunda recesión en los próximos meses, y será difícil que el país crezca en absoluto en 2022, tal y como están las cosas”, señala Ebury.
Fuera de Rusia y Ucrania, Ebury espera que el mayor golpe lo sufran los países que más dependen de las exportaciones de energía y materias primas de Rusia. “Consideramos que las economías de Europa Central y del Este son las que corren más riesgo. Entre los principales países que dependen poco del comercio ruso, el riesgo más importante para el crecimiento lo vemos en el empeoramiento de la confianza de las empresas y los consumidores”, explica Ebury en un informe especial sobre las consecuencias económicas de las sanciones.