Motor

Fiat 500e, un eléctrico urbano muy “chic”

La tercera generación del más pequeño de la gama, se hace más eficiente, pero conserva su inigualable idiosincrasia

Mariano García Viana | Jueves 03 de marzo de 2022
Disponible con dos rangos de potencia, de 95 y 118 CV, hemos elegido esta última para poder probar sobradamente el 500e no solo en ciudad, donde es uno de los reyes, sino también en carretera y …no nos ha defraudado en absoluto. id:81571

Varias son las marcas que con el paso del tiempo han tratado de “resucitar” coches que han sido icónicos o han marcado una época pasada en la historia del automóvil, diseñando nuevos modelos modernos y con la tecnología actual, pero que recuerdan aquellos legendarios veteranos. Estos nuevos “iconos” han tenido más o menos éxito, pero todos han conseguido rememorar a sus antepasados. De todos ellos, sin lugar a dudas el 500 se lleva la palma, sigue despertando las mismas simpatías y conservando casi la misma silueta, que el “abuelo” de finales de los cincuenta, y lo que es más importante, sigue siendo tan práctico y manejable como siempre, pero curiosamente, ha cambiado su carácter familiar y precursor de la entrada del ciudadano de clase media al mundo del automóvil en Italia (Como en España pasó con el SEAT 600), a ser un coche juvenil, desenfadado y con una aureola sofisticada que se incrementa con la versión eléctrica que ahora probamos.

Clasificado como el primer eléctrico de la marca, el 500e se configura también como el representante más destacado de la tercera generación de la que forma parte y como sus antecesores, puede presumir de tener una excelente aceptación en el mercado, sobre todo por un público joven. El 500e monta un motor eléctrico, en esta ocasión, de 118 caballos y un par de 220 Nm, situado transversalmente en la zona delantera. Un motor que si bien no ofrece, como en la mayoría de los eléctricos, una velocidad punta destacable, solo 150 km/h, si puede presumir de tener un dinamismo y una capacidad de aceleración reconfortante, de 0 a 100 km/h 9 segundos. Como además la dirección es también muy directa y la longitud del coche apena supera los 3 metros y medio (3,632 mm), permite al conductor “ratonear” entre el cargado tráfico urbano, sin molestar a los demás, con una facilidad pasmosa. La verdad es que manejarle por ciudad es de lo más divertido, pues además, como no hace apenas ni un ruido, solo el obligatorio zumbido a poca velocidad, parece que vamos colocándole aquí y allá, sin apenas esfuerzo y como si fuera una figura de un tablero de ajedrez.

Pero el 500e, sobre todo en esta versión de 118 CV, no solamente es “bueno” en ciudad, sino que también en carretera, muestra su talante dinámico y alegre. Bien asentado al asfalto con unas muy bien estudiadas suspensiones, con McPherson delante y su barra estabilizadora y rueda tirada con elemento de torsión atrás, su comportamiento es digno de un coche de mayor envergadura y peso, no en vano, al tener el centro de gravedad muy bajo, por la posición de la batería bajo el piso, el 500e parece que va sobre raíles, con recorridos cortos de la amortiguación, más bien dura, pero que absorbe con eficacia las irregularidades del asfalto. Con esa fulgurante aceleración, adelantar no plantea ningún problema, lo mismo que mantener un crucero bastante elevado, eso sí siempre que tengamos batería, que por cierto dispone de 42 kW de capacidad.

Con su carga completa, la autonomía teórica es de 320 km., pero como ocurre en todos los eléctricos que han pasado por nuestras manos, y ya son numerosos, en la práctica se condiciona mucho esa autonomía según la forma de conducir y los servicios que tengamos conectados. Así por ejemplo, en una conducción más bien urbana y con pocos tramos de autovía, la autonomía se puede cifrar en unos 280 km, pero si queremos divertirnos con el 500e y aprovechar ese dinamismo innato del que puede hacer gala, con aceleraciones o recuperaciones fulgurantes, dominando más el uso en autovía a buena velocidad, es difícil llegar a los 240 km. de autonomía, pero eso sí, disfrutando del 500e.

Éste tiene tres modos de conducción a elegir por el conductor, Normal, Range y Sherpa. El primero de ellos, el Normal, es lo más parecido a conducir un coche de combustión, aunque su retención es menor, pues prácticamente al levantar el pie del acelerador el coche sigue circulando por inercia y hay que aplicar el freno para detenerlo. Por autovía es la posición más utilizable para conducir más cómodamente. En la posición Range se activa la función de «one pedal drive», que quiere decir que prácticamente se puede conducir el coche solo con el pedal del acelerador. Ello es debido al que dejar de acelerar el motor retiene de forma notoria y si no aceleramos va perdiendo velocidad rápidamente hasta casi detenerse, como si fuéramos aplicando el freno, hecho que hay que hacer si queremos parar el coche completamente. Esta forma de pedal único es muy cómoda en ciudad, pues acostumbrándose a ella y jugando a acelerar y dejar de hacerlo, vamos disminuyendo la velocidad o acelerando según las circunstancias del tráfico sin tener que pisar el freno.

El tercer modo de conducción, Sherpa, esta orientado como su nombre da a entender (Por los incansables guías del Himalaya) a conseguir la mayor autonomía posible y para ello automáticamente se limita la velocidad máxima a 80 km/h, desactivando el climatizador, la calefacción de los asientos y desempañado de los retrovisores, aunque el conductor los puede activar si lo requiere. Esta función es útil cuando tenemos que hacer un trayecto sí o sí y tenemos poca carga en la batería y si ésta solo tiene una reserva del 4%, el coche nos avisa y se activa lo que pudiéramos llamar un cuarto modo, el Tortuga, que limita claramente la potencia del motor y desactiva los elementos eléctricos no esenciales, sin que el conductor los pueda activar, mientras que en la pantalla multifunción aparecen los teóricos puntos de recarga más cercanos. Es aconsejable desde luego no llegar a esa situación límite, pues esos puntos de recarga que pueden estar próximos y solucionarnos la vida, lo más probable es que estén ocupados, no funcionen o no existan y lo decimos porque lo hemos chequeado. Así que, lo mejor es calcular las existencias de energía para llegar a casa y allí recargarlo tranquilamente.

Y ya que hablamos de recarga, señalemos que el Fiat 500e esta equipado con sistema para un cargador rápido de 85 kW, capaz de recargar la batería muy rápidamente, así en solo 5 minutos se consigue tener suficiente energía para recorrer 50 kilómetros, con este mismo cargador se consigue recargar de 0 al 80% en 35 minutos. Ahora bien, este tipo de cargador no es fácil de encontrar hoy en día y lo más habitual será hacer la recarga, bien en el domicilio con un enchufe normal de 2,3 kW, con el que se tardaría en una carga completa unas 12 horas, bien en domicilio con una toma preparada a 7,4 kW, con la que el tiempo se reduciría a poco más de 6 horas o bien hacer la recarga en un poste público más habitual de 11, kW, con la que el tiempo de recarga sería de 4 horas y media. En estos ejemplos siempre tomamos como base que la batería esté prácticamente a 0, que no es lo aconsejable ni lo habitual, siendo lo normal que efectuemos la recarga teniendo todavía un margen de al menos un 15 o un 20%, para no vernos apurados, con lo que los tiempos de espera serán más reducidos.

De todos los modelos tipo “remake” que varias marcas han lanzado, quizás el más conseguido, en el sentido de recordar al modelo primitivo, pero ofreciendo unas líneas modernas y actuales, sea el Fiat 500. Cuando en 2007, después de pasar 50 años de la primera generación, se lanzó la segunda, el coche causó verdadera expectación, porque para los más veteranos, era como volver a ver aquel coche en el que con sus padres hacia viajes cargado hasta los topes de vacaciones y con él que ya siendo joven se trasladaba a la universidad o hacia los primeros pinitos amorosos, pero como si una mano futurista hubiera pasado por él. Tenía las mismas formas iniciales, pero era más moderno y compacto y naturalmente más seguro y amplio. Ahora, con esta tercera generación, exclusiva para las versiones eléctricas, el 500 sigue conservando sus líneas maestras, pero ha mejorado en todos los aspectos a la segunda.

El corto morro, con el frontal vertical, como el primigenio, es redondeado y luce una falsa parrilla compacta, en la que los guarismos de 500 la presiden, dejando para la parte baja del paragolpes la entrada de aire principal. Los ovalados faros, de tecnología led, están rodeados por la luz de día, cuyo arco superior esta ya en el propio capó como una pestaña y más abajo, otra zona lumínica ovalada, hace también las funciones de luz de día, pero se convierte en color naranja al activar el indicador de dirección. El abultado capó, con dos nervaduras en su parte central, se prolonga por los laterales, para una vez abierto facilitar el acceso a la parte motriz. Lateralmente se aprecia la cortedad de la carrocería, la generosa puerta de acceso y una segunda ventanilla suficientemente grande como para que los dos ocupantes traseros no se sientan agobiados. La parte trasera, inclinada hacia delante en toda su extensión, es también una parte fundamental del diseño original, pero ahora la luneta esta en línea con las demás superficies acristaladas y en su parte superior muestra una generosa visera. Los grupos ópticos también son de led. Es de destacar el buen tamaño de las ruedas, 15”, que, junto a los abultamientos de las aletas, hacen que el coche se muestre más ancho, como así es, y compacto.

El habitáculo esta lo suficientemente aprovechado para ofrecer un espacio más que digno a los cuatro ocupantes. Las dos plazas delanteras disponen de unos asientos realmente cómodos y que sujetan bastante bien el cuerpo, siendo muy fácil adaptarse al puesto de conducción por los reglajes de asiento y volante. Ante él se despliega un salpicadero, sencillo pero que denota que esta bien estudiado para transmitir una mezcla de tecnología y modernismo, sin olvidar un buen nivel de calidad. El cuadro prácticamente redondo es una pantalla de 7” y que puede transmitir datos del ordenador, gestión de energía o los habituales de ayuda a la conducción e información sobre el estado del coche, de forma clara y fácil de interpretar. Hecho éste, que se repite en la pantalla multifunción que, superpuesta sobre el centro del salpicadero, tiene una conformación tipo “Cinemascope” y su tamaño es de 10,25”. Aunque requiere un cierto período de aprendizaje, una vez superado éste no plantea problemas y es rápida en ofrecer la información requerida. Tiene conexión a Apple CarPlay y Android Auto y entre la mucha información útil que puede ofrecer, encontramos la específica de un coche eléctrico, como es la gestión de la energía, el modo de conducción, etc.

El salpicadero es imitación a madera gris, remarcado por una línea de aluminio mate y bajo la pantalla táctil se sitúa, las rectangulares salidas de aire y bajo estas, una hilera de interruptores para manejar el climatizador. Más abajo un hueco de buenas dimensiones ofrece una toma USB y el cargador inalámbrico de móviles y debajo horizontalmente, las teclas del selector del cambio. Entre los asientos delanteros se sitúan las ruedas del selector de los modos de conducción y del volumen de la radio y un hueco con persiana de grandes dimensiones. El asiento trasero esta concebido para dos personas y aunque un tercero que no sea voluminoso se podría instalar en el centro, pues el suelo es plano, el coche esta homologado como un 2+2. El maletero tiene una capacidad de 185 litros y en él se guardan en una bolsa los cables del cargador.

El equipamiento es realmente completo y supera a otros coches de esta categoría urbana. Entre los asistentes a la conducción cabe destacar, el sistema de frenada de emergencia con reconocimiento de peatones, sistema de mantenimiento en carril, detector de vehículos en el ángulo muerto, programador de velocidad activo con capacidad para detener el coche y reanudar la marcha, asistente inteligente de velocidad, sensores de 360° que proporcionan una vista de dron para evitar cualquier obstáculo al estacionar o realizar maniobras complejas, etc. Con todo ello el 500e se configura como el único coche de su segmento en ofrecer un nivel 2 de conducción autónoma.


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