Sin embargo, como reconoció Stéphane Richard, consejero delegado saliente de Orange, en una reunión con inversores hace tres semanas, el marco antimonopolio de Bruselas no ha cambiado. Richard dijo que los argumentos para la consolidación en el mercado eran ahora más fuertes, ya que hay actores que no existían hace cinco años. Hay que tener en cuenta que MásMóvil no es, de hecho, un nuevo operador de telefonía móvil, sino simplemente el nuevo nombre de Yoigo, que empezó en el mercado español en 2006.
Richard añadió que el principal problema para el sector de las telecomunicaciones es la autocensura: si no presentas un proyecto en Bruselas, no sabes si hay un cambio en el marco regulatorio. También comentó que el precio a pagar por impulsar la consolidación en un mercado como el español es el proceso antimonopolio de 12-18 meses en Bruselas, con todas las incertidumbres asociadas.
La decisión de Orange de asumir esta carga parece implicar que Vodafone España no estaba dispuesta a llevar un acuerdo Vodafone-MásMóvil a Bruselas para su aprobación, del mismo modo que la empresa británica rechazó una oferta de consolidación por parte de Iliad en Italia hace sólo un mes.
Un barómetro importante para saber si la Comisión Europea está más o menos dispuesta a considerar la consolidación de las telecos en el país sin imponer medias significativas será el resultado de su recurso contra la decisión del tribunal de anular el bloqueo de la CE a la fusión de las operaciones de Hutchison y Telefónica en Reino Unido. El veredicto del Tribunal de Justicia Europeo no se espera hasta dentro de unos meses.