El consenso de mercado anticipa que el dato debería situarse en el entorno del 8,1%, niveles todavía históricamente altos, pero que empezarían a marcar un cierto cambio de tendencia augurando el comienzo de la relajación en los que a perspectivas de inflación se refiere, lo que sería recogido de forma muy positiva por el mercado tanto de renta variable como de renta fija.
Por el contrario, un dato que sorprendiera al alza y se situara por encima de ese 8,1% tendría un efecto muy negativo sobre las curvas de gobierno, no solo norteamericanas sino también europeas, que podrían ahondar en el fuerte repunte que estamos viendo estos días. Además, añadiría presión a la Reserva Federal en su proceso de normalización de tipos, la subida de 75 pb volvería a estar sobre la mesa de cara a las próximas reuniones, así como un proceso de reducción de balance más agresivo del anunciado inicialmente.