Un parabrisas dañado ha de ser inmediatamente reparado o sustituido, porque está demostrado que cuando sufre un pequeño impacto pierde buena parte de su resistencia y deja de protegernos como debería. Un cristal reparado por Carglass® recupera su resistencia original, si sufrimos un impacto hay que ir a repararlo antes de que alcance un tamaño que lo convierta en irreversible. El estándar internacional ISO 3537 detalla, entre otras, las pruebas de resistencia a las que se somete un parabrisas. Estos test mecánicos se realizan lanzando una bola de 227 gramos de plástico, y otra de acero, con una incidencia determinada y a una velocidad equivalente a la obtenida por la caída libre, para medir los daños en el cristal y si ese objeto penetraría en el habitáculo del vehículo.
Diez casos reales increíbles de la resistencia de un parabrisas
A lo largo de estos cien años hemos visto casos increíbles de resistencia de parabrisas, en los que muchos conductores han salvado la vida por la fortaleza del cristal laminado. Impactos con animales (por desgracia, muchos impactan contra un coche o son atropellados cada año), objetos, hielo… e incluso lava volcánica. Aquí recogemos algunos de los más llamativos y curiosos.
Aunque parezca mentira, en Estados Unidos es relativamente frecuente que una tortuga acabe chocando contra un parabrisas. El motivo es que salen “escupidas” a mucha velocidad por los neumáticos de un coche o un camión cuando las atropellan. A pesar del peso y la dureza de una tortuga, y de la violencia del impacto, los parabrisas suelen aguantar y no permiten que el animal entre dentro del habitáculo.
En el programa televisivo ‘El Hormiguero’ han comprobado la increíble resistencia de un parabrisas con un espectacular experimento, que simula qué sucedería si nos pillara una erupción volcánica dentro del coche. Vertieron aluminio a 660º C -temperatura a la que se vuelve líquido- sobre un parabrisas y el cristal se resquebrajó, pero aguantó el metal incandescente y no permitió que entrada dentro del habitáculo.
Sucedió en Escocia, cuando una bici que se había caído de un coche, impactó brutalmente contra otro automóvil. El parabrisas soportó el impacto y el conductor solo sufrió heridas leves.
Una pala sobre el asfalto salta a toda velocidad desde las ruedas del vehículo precedente e impacta con violencia en el parabrisas, sin penetrar en el habitáculo. Aunque pueda parecer poco improbable, también sucede; y aquí tenemos dos casos, en Canadá y Arizona, en los que las conductoras no sufrieron ninguna lesión.
Es increíble cómo el parabrisas de este coche de policía de Pennsylvania soporta el impacto de una rueda a toda velocidad.
La nieve y trozos de hielo depositados sobre vehículos pueden caerse cuando vamos en marcha e impactar a quien viene detrás. En otras ocasiones, el hielo se cae de una señal.
Unos enormes alicates de 30 centímetros acabaron incrustados en un coche que circulaba por el estado Nueva York y cuyo parabrisas soportó el impacto.
Insectos y aves son los animales que más suelen impactar contra un parabrisas. Aquí mostramos el caso de un pavo de más de 13 kilos de peso, que aunque llegó a atravesar el parabrisas, no penetró por completo en el vehículo.
Los buitres son lentos a la hora de moverse y despegar, y pueden acercase a las calzadas para comer un animal muerto. Por este motivo son las rapaces que más se ven involucradas en este tipo de incidentes.
En Cork, Irlanda, un cisne se estrelló contra el parabrisas de un coche que aguantó el impacto. La conductora salió ilesa.
Cien años de un invento que ha salvado muchas vidas
Los primeros coches no tenían parabrisas y sus conductores tenían que usar gafas para protegerse del polvo y las piedras que saltaban de los caminos. A principios del Siglo XX aparecieron los primeros parabrisas, cuya función era proteger de estos inconvenientes a los ocupantes de un vehículo. En 1908 Ford comenzó a ofrecerlo como opción para el modelo T y en 1915 Oldsmobile ya lo incluía de serie en todos sus coches.
Pero las ventajas que aportaban los primeros parabrisas pronto se convirtieron en terribles inconvenientes: los cristales se rompían en mil pedazos en caso de accidente y los ocupantes del automóvil solían sufrir lesiones de gravedad por los fragmentos de cristal, tras atravesar el parabrisas o al salir despedidos del vehículo tras el impacto.
A principios de los años ‘20 del pasado siglo Ford introdujo el parabrisas laminado, uno de los elementos de seguridad del automóvil que más vidas ha salvado y que ahora cumple cien años. Al introducir una capa de un material flexible entre las dos capas de vidrio, el cristal ya no se astilla en mil pedazos y se hace más resistente, manteniendo a los pasajeros dentro del coche en una colisión. El primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926.