Minería, madera y papel, química básica, metalurgia, construcción y materiales, plásticos y transporte se encuentran entre los más afectados por la subida de los precios de la energía, mientras que ganadería y fabricación de productos alimenticios con base de cereales sufren el alza de los costes de la materia prima.
Para realizar este informe se han analizado 600 actividades económicas diferentes que se han agrupado en 42 grandes sectores divididos según el tipo de impacto: fuerte (11 sectores), significativo (19 sectores) y moderado (12 sectores).
Como explica Juan Ortín, director del Observatorio Sectorial DBK de INFORMA: “La tensión en los precios energéticos y de las materias primas, que ya se notaba en 2021 y que se ha intensificado desde febrero de 2022 por la guerra en Ucrania, está penalizando, a pesar del incremento de los precios, los resultados de las empresas en numerosos sectores de actividad”.
Entre enero y abril de 2022 los precios del gas presentaron una subida interanual del 341 %, el precio del petróleo Brent en $/barril un 64 %, la energía eléctrica de un 340 %, y los precios de algunos cereales, como el trigo duro y la cebada, del entorno del 85 % y 70 % respectivamente. Incrementos que hay que añadir a las importantes subidas que ya arrastraban de 2021.
Sectores con un impacto fuerte
Entre los once sectores más afectados, minería, metalurgia, la industria de la madera y papel, la química básica o la fabricación de productos de caucho y plásticos están teniendo que hacer frente a una fuerte presión sobre sus márgenes por sus procesos de producción intensivos en energía.
Los elevados precios energéticos también afectan al sector de productos minerales no metálicos, en especial la producción de vidrio, productos cerámicos, azulejos y baldosas, aparatos sanitarios, cemento, cal y yeso.
Todos ellos son proveedores de la construcción, que, al encarecimiento de los materiales, añade la dificultad para contratar mano de obra cualificada. Esta escasez de mano de obra, unida al mayor coste de los carburantes penaliza también al transporte de viajeros y mercancías.
La guerra en Ucrania ha traído problemas de suministro de cereales, en particular trigo y cebada, que repercute en diferentes actividades de alimentación como a la producción de harina, panadería, bollería y pastelería, pastas alimenticias, malta y cerveza. También a la industria de piensos compuestos, lo que afecta al sector ganadero, que además se ve expuesto al alza de los precios de la energía para el acondicionamiento de las granjas.
El comercio de productos alimenticios, por su parte, también se ve en gran medida impactado, tanto por el encarecimiento de sus compras como de sus costes energéticos, los cuales son relevantes debido a la necesidad de frío para conservar los alimentos.
Sectores con un impacto significativo
Carburantes más caros y el ascenso de precios de otros insumos, como los fertilizantes, repercuten en el sector agrícola. Y la industria alimentaria también sufre un efecto negativo en sus márgenes ya que compra más caras las materias primas.
Automoción y fabricación de maquinaria se enfrentan a los problemas de suministro de determinados componentes, ya que Rusia y Ucrania son dos países con importante actividad siderúrgica y de producción de otros metales.
Otros sectores con impacto significativo por el alza de las materias primas y la energía son textil/confección y cuero, impresión y artes gráficas, industria química de consumo y otros productos, producción de productos metálicos, electrónica y material eléctrico, fabricación de muebles, actividades de edición y gestión de residuos.
También se están viendo afectados por los precios de los carburantes y la energía la hostelería, actividades hospitalarias y asistenciales, gimnasios, peluquerías, tintorerías, parques de atracciones y escuelas de conducción.
Sectores con un impacto moderado
Los sectores con menor impacto por el incremento de los costes son, en su mayoría, aquellos con una exposición reducida al encarecimiento de la energía y otros consumos intermedios.
Principalmente se trata de actividades de servicios como reparación, informáticos y de comunicaciones, suministro de agua y tratamiento de aguas residuales, actividades financieras y de seguros, inmobiliarias, profesionales, científicas y técnicas, administrativas y auxiliares, médicas y sociales (sin alojamiento), artísticas, recreativas y de entretenimiento y la educación.
También registra un impacto moderado el transporte de energía eléctrica y de gas, la producción de energía eléctrica renovable y la fabricación de productos farmacéuticos.