Suma y sigue: tras el Frontera, el Monterey amplió la gama de modelos todoterreno de Opel. Dos versiones: RS de batalla corta, con cuatro plazas, y la larga, con hasta siete asientos. id:84512
¿Una confortable berlina o un robusto todoterreno? Hasta principios de los años 90 en Europa se tenía que decidir entre estas dos opciones. Todo cambió en 1991 con la llegada del Opel Frontera, que como “vehículo recreativo” de tracción total (AWD) combinaba con éxito lo mejor de ambos mundos. El fabricante de automóviles alemán dio un paso más en 1992 -hace exactamente 30 años- y presentó el Monterey, un vehículo para el tiempo libre dirigido directamente al segmento superior del mercado de los todoterreno. El Monterey combinaba una carrocería elegante y una gran capacidad todoterreno con un alto nivel de confort y una gran habitabilidad. Un concepto que sigue enamorando a los clientes en la actualidad: la nueva edición del Opel Grandland ha asumido el papel de buque insignia de la familia SUV en la actual gama de modelos de la marca; con un diseño audaz y puro y el Opel Vizor, además de tecnologías avanzadas como la iluminación matricial Intelli-Lux LED® Pixel completamente adaptativa y, por supuesto, un sistema de propulsión electrificado en su versión híbrida enchufable con tracción a las cuatro ruedas opcionalmente. Las bases del éxito de los actuales SUV y crossover Grandland, Mokka y Crossland se construyó hace tres décadas con los Monterey y Frontera.
Opel Monterey: un nuevo reto para el segmento de los grandes todoterrenos
Con el lanzamiento del Monterey en 1992 Opel amplió su gama de atractivos todoterrenos para el segmento superior del mercado. Fruto de la cooperación entre Opel y su marca hermana en aquel momento, Isuzu, el Monterey se adaptó al mercado europeo, donde había una gran demanda de vehículos capaces de combinar grandes aptitudes todoterreno con el confort de un turismo. El Monterey daba en el clavo: máxima funcionalidad y un aspecto robusto. La rueda de repuesto montada en el portón trasero indicaba claramente su carácter todoterreno.
El Monterey estaba disponible en dos versiones de carrocería y tres niveles de equipamiento. Opel ofrecía el Monterey RS, como un tres puertas de batalla corta con cuatro asientos. El Monterey y el Monterey LTD contaban con una distancia entre ejes más larga y la opción de contar con cinco o siete asientos. Gracias a la elevada posición de los asientos, el conductor tenía una gran visibilidad hacia el exterior, mientras que los pasajeros podían disfrutar de un amplio espacio para la cabeza y las piernas. Los reposabrazos para el conductor y el acompañante delantero aumentaban aún más el confort. El Monterey también era muy práctico: con los asientos traseros abatidos el volumen del maletero crecía hasta los 2.548 litros. El SUV de Opel también era capaz de remolcar hasta 2.600 kg.
Un chasis válido para todo tipo de superficies: cómodo en carretera y robusto en los terrenos más complicados
El Monterey fue diseñado para ser el perfecto coche de diario y disfrutar de aventuras fuera del asfalto. La suspensión delantera independiente estaba formada por trapecios dobles, mientras que en la parte trasera el Monterey contaba con un eje rígido con brazos longitudinales, una barra Panhard y muelles helicoidales de dureza progresiva.
El robusto diseño de los componentes más importantes permitió su uso fuera del asfalto. El recorrido de los muelles, de 205 milímetros en la parte delantera y de 230 mm en la trasera, aseguraba que el Monterey pudiera superar con facilidad terrenos difíciles como zanjas y grandes roderas o incluso una ladera inclinada. La reductora le permitía subir pendientes con hasta un 76% de inclinación. Otras cotas fundamentales para transitar por los caminos más complicados eran una capacidad de vadeo de 600 mm y un ángulo ventral de hasta 45 grados, así como unos ángulos de ataque/salida de 40/31 grados respectivamente. Todos los Monterey incorporaban de serie bujes de rueda libre en el eje delantero.
Se podía elegir entre dos propulsores que ofrecían las mismas prestaciones: un diésel de cuatro cilindros y 3,1 litros de cilindrada y un V6 de gasolina de 3,2 litros. El V6 de 177 CV era especialmente suave y ofrecía la percepción a sus ocupantes de ir sentados en una berlina de lujo. Con este motor el Monterey acelera de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 170 km/h.
Tecnología de última generación: tracción total “No Stop” y nuevas motorizaciones
Una de las mejoras más importantes del modelo de 1996 fue la tracción total “No Stop” controlada electrónicamente, que formaba parte del equipamiento de serie. Con solo pulsar un botón, el conductor podía activar la tracción total hasta una velocidad de 100 km/h sin moverse de su confortable asiento. El sistema hizo que el Monterey fuera más seguro y más confortable: los conductores podían activar las ventajas de la tracción total no sólo al abandonar el asfalto sino también cuando se enfrentaban inesperadamente a superficies deslizantes.
La versión renovada del buque insignia de la gama todoterreno de Opel se estrenó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1998. Entre las numerosas actualizaciones destacaba un frontal de nuevo diseño, así como diversas mejoras en los apartados de prestaciones, seguridad y consumo de combustible. Destacaban especialmente dos mecánicas de nuevo desarrollo: un V6 de gasolina de 3,5 litros y un diésel de cuatro cilindros de 3,0 litros. Con este último, el Monterey de 1998 fue el primer todoterreno del mundo en combinar la tecnología de cuatro válvulas con la inyección directa por common rail. En comparación con su predecesor, el nuevo motor diésel ofrecía una potencia (+40%) y un par motor (+28%) significativamente mejorados, mientras que tenía un menor consumo de combustible. Además, el Monterey era capaz de remolcar hasta 3.300 kg, una de las mejores cifras de su categoría en aquel momento.
En 1999, tras siete años de producción, el Opel Monterey llegó al final de su camino. El modelo más vendido durante estos años fue el Monterey LTD, que contaba con un gran equipamiento de serie. Una señal, ya entonces, de que los usuarios buscaban una combinación entre elegancia, dinamismo y gran versatilidad con innovadoras tecnologías. Por lo tanto, no es de extrañar que esta receta acapare hoy una elevada demanda, añadiendo la electrificación y un aspecto elegante para dar forma al buque insignia de la gama SUV, el Opel Grandland.