Motor

Kia Sportage 1.6 T-GDI HEV GT-Line

Quinta generación de uno de los SUV medios de más éxito en Europa

Mariano García Viana | Domingo 10 de julio de 2022

Efectivamente, el Sportage es el modelo de Kia que, sobre todo en sus últimas generaciones, ha conseguido que la marca sea una de las de mayor venta en España y el resto de Europa, convirtiéndose en el auténtico escaparate de Kia como marca generalista.



Esta quinta generación del que pudiéramos considerar como el modelo de Kia de mayor difusión en la mayoría de los mercados, ha sido concebido y desarrollado expresamente para los clientes europeos, teniendo en cuenta sus gustos, características de las carreteras, morfología, exigencias de equipamiento, capacidad de maletero, etc. Esta basado en la denominada arquitectura N3 que facilita una conducción más dinámica y permite una adaptación de distintos sistemas de motricidad. Así el nuevo Sportage ofrece motores de gasolina, diésel, híbridos recargables, híbridos enchufables e hibridación ligera, pudiendo también disponer de tracción integral o delantera.

En el caso de la unidad de pruebas, hemos elegido la que pudiera ser la versión media, es decir, la híbrida autorrecargable (HEV), con tracción delantera, pero eso sí con la terminación máxima GT-Line. Esta equipada con un motor de gasolina, de 1.598 c.c., que rinde 180 CV a 5.500 vueltas y un par de 265 Nm entre 1.500 y 4.500 revoluciones, mientras que por otro lado también monta junto a él, de igual forma delantera transversal, un motor eléctrico de 60 CV de potencia y 264 Nm de par, con imanes permanentes, siendo la potencia total disponible de 230 CV y par de 350 Nm. Cifras importantes para un coche más bien ligero, ya que pesa algo más de tonelada y media (1.649 kg) con todo el equipamiento que lleva.

Este motor T-GDI, de 4 cilindros, que tiene un comportamiento alegre, deportivo y que ofrece una rápida respuesta a los requerimientos del acelerador, dispone de un sistema de distribución variable continua (Continuous Variable Valve Duration CVVD), que controla la apertura de las válvulas para mejorar el rendimiento, el consumo de combustible y reducir la emisión de gases, gracias también a un nuevo proceso de combustión, de tecnologías de refrigeración y medidas para reducir el rozamiento, incluyendo un avanzado sistema integrado de gestión térmica y el uso de rodamientos de bolas de baja fricción.

La batería, de polímero de litio, tiene una capacidad de 1,49 kWh, suficiente para dar al motor eléctrico esa potencia que suma al de gasolina, cuando hay suficiente carga y se exige una aceleración rápida o simplemente circular en modo eléctrico al arrancar y marchar a ritmo pausado. Esta ubicada bajo el asiento trasero, por lo que no resta capacidad de espacio a los pasajeros. Al ser un híbrido autorrecargable, hemos podido observar que esa recarga, con la utilización del motor de combustión, ser realiza con bastante rapidez, si lo comparamos con otros vehículos de similares características. Según vamos conduciendo, en una utilización más o menos normal, al levantar el pie del acelerador en bajadas o al frenar, se ve claramente en el gestor de energía del cuadro de instrumentos, como aumenta la reserva eléctrica de la batería. Esto facilita la utilización del modo 100% eléctrico en zonas de bajas emisiones, pues además en el modo E-Save, “guardamos” una parte de esa energía para su utilización cuando nos convenga, como en el caso descrito.

Ya que hemos hablado de “modos” de conducción, señalemos que esta versión 4x2 dispone de tres posibilidades, Comfort o Normal, ECO cuando predomina la utilización eléctrica y Sport, mediante la cual el motor de gasolina tiene preferencia y por lo tanto lo podemos usar a velocidades normales para recargar la batería o en aceleraciones fuertes ayudado por el motor eléctrico, siempre que haya energía en la batería, claro. Acompañando a la planta motriz, se ha montado una caja automática de 6 velocidades, cuyo funcionamiento es suave en toda circunstancia y apenas se notan las secuencias de las velocidades al ir engranándose. Se maneja desde una rueda situada en la parte horizontal de la consola, al alcance de la mano y como solo tiene tres posiciones R, N y D, no nos obliga a mirarla al manejarla como en otros coches con el mismo sistema de rueda, pero con más posibilidades de manejo, por ello en más de una ocasión ya hemos dicho que el empleo de la rueda no nos acaba de convencer, aunque no es el caso del Sportage.

Conducirle es realmente agradable, todo en él es suave, acompañado de ausencia de ruidos externos, incluso cuando se circula con el motor de gasolina, a no ser que se le suba de vueltas exageradamente. La dirección es muy directa y permite “sentir” lo que ocurre en las ruedas y además su radio de giro es bastante contenido, con lo que su maniobrabilidad esta más que asegurada. Los frenos, con discos ventilados delante y macizos atrás, responden muy bien sin apenas esfuerzo sobre el pedal y la amortiguación resulta lo suficientemente dura, para no permitir balanceos de la carrocería, pero con un gran poder de absorber las irregularidades del firme, sin que resulten molestos para los ocupantes.

El nuevo Kia Sportage en esta quinta generación ha dado un salto rotundo, no solo cualitativo, sino estético, como ya ocurrió en el que dio al pasar de la segunda a la tercera generación, en la que el nuevo modelo no se parecía prácticamente en nada a su predecesor. Efectivamente, el nuevo Sportage es completamente distinto a su antecesor, ahora es algo más largo y ancho, aunque lo disimula bastante bien pues no lo parece. En líneas generales emplea el nuevo lenguaje de diseño de Kia, “Opuestos unidos” presentado el año pasado y que ya se ha empleado en el revolucionario EV6. En la parte delantera se sigue utilizando, por decir algo, la parrilla característica de la marca Tiger Nose, pero reducida a la mínima expresión, ya que se convierte prácticamente en una estrecha abertura, que une ambos faros y que tiene una forma central que recuerda a dicha parrilla, pero desde luego hay que tener mucha imaginación para identificarla con la Tiger Nose. El protagonismo del frontal lo ejerce, por un lado, la gran entrada de aire, que estéticamente es la parrilla, de color negro y con un trenzado que permite pasa aire y por otro, los faros Matrix Led, con forma triangular y recorridos en su parte interior por la luz de día en forma de boomerang. En la parte baja del paragolpes encontramos otra entrada de aire, con el radar de aproximación, dividida en tres, siendo los dos “trozos” laterales para refrigerar los frenos. En definitiva, un original frontal que transmite cierta rotundidad y solidez del modelo en esta visión delantera.

En la visión lateral se aprecia la gran inclinación del parabrisas, lo que le permite tener un generoso tamaño que llega casi hasta la mitad de la ventanilla delantera, el techo de color negro, separado del color verde, en este caso, de la carrocería en el pilar C, por una línea cromada que recorre el borde del alerón-visera que protege en la parte superior a la luneta. Sinuosas formas recorren la parte media de la carrocería, que hacen resaltar los pasos de rueda, protegidos por una banda plástica brillante. Por otra parte, una arista une prácticamente los dos citados pasos de rueda a la altura de las manillas de las puertas. También es de destacar que la ventanilla trasera se eleva en su parte posterior, dando más volumen a ese paso de rueda trasero. La visión del panel posterior esta dominada por los angulosos grupos ópticos de led, que por fin incorporan los indicadores de dirección, habitualmente situados en la parte baja del paragolpes, apenas visibles si estas cerca en ciudad, llueve intensamente o simplemente esta sucio el coche. Ambos pilotos están unidos por una sobresaliente línea negra brillante, mismo color que se emplea en la zona de la matrícula, mientras que en la parte más baja se aprecia un falso difusor de aire de color aluminio. En resumidas cuentas, una moderna y atractiva carrocería.

El interior es espacioso y ofrece una gran habitabilidad, destacando el espacio para las piernas, a las siempre “oprimidas” plazas traseras, de las más amplias de su categoría. El salpicadero transmite modernidad a la vez que funcionalidad. De entrada destacan sobre todo las dos pantallas, para el cuadro de instrumentos y de infoentretenimiento, pues las dos están integradas en una sola pieza o visera, que recorre casi dos tercios de todo el salpicadero. Ambas son de 12,3 pulgadas y la táctil esta ligeramente orientada hacia el conductor. Volviendo al cuadro de instrumentos, digamos que es una pantalla TFT de cristal líquido que ofrece unos gráficos precisos y claros y se puede configurar de varias formas o ellas sola en función del modo de conducción elegido. También en él se reflejan las imágenes que reproducen lo que captan las cámaras de los retrovisores para mostrarnos el ángulo muerto y nos avisa demás de la presencia de algún coche en esa posición. La del sistema multimedia también ofrece unas imágenes gran calidad, incluso las que recogen las cámaras de ayuda al aparcamiento. Es compatible con Android Auto y Apple CarPlay, lo que siempre resulta de mucha utilidad, aunque desde luego el navegador con el que esta equipado el Sportage funciona muy bien.

Escoltando la carcasa de las dos pantallas, encontramos dos originales salidas de aire en forma de L, aunque se conservan otras dos centrales debajo de la pantalla multifunción y debajo de ellas una estrecha y alargada pantalla que según la visión elegida, controla los mandos del climatizador bizona o el manejo del equipo de sonido, por cierto de excelente calidad. La consola en sí, toda ella horizontal, ofrece primero un hueco con tapa para la bandeja de carga del móvil y enchufes auxiliares, una parte sobresaliente en material negro brillante, que contiene las ruedas del cambio de la caja automática y la de elección del modo de conducción, completándose la superficie con diversas teclas táctiles para calefacción/ventilación de los asientos y calefactor de volante. Ya al nivel de altura del hueco mencionado se sitúan los portabotes de bebidas. Bajo el ancho del reposabrazos central también disponemos de un útil espacio. Tras él las salidas del climatizador hacen más agradable la temperatura en las plazas posteriores.

Los asientos de piel, en lo que a los delanteros se refiere, sujetan muy bien el cuerpo y tienen una banqueta lo suficientemente larga para ofrecer una gran comodidad a las piernas, hecho este que se echa en falta en muchos otros coches. El posterior ofrece prácticamente la misma comodidad para dos personas, pues la central, al tener un mullido más duro y una configuración más válida para desplegar sobre ella el reposabrazos, resulta algo incómodo para un tercer pasajero. Este asiento se puede abatir y ofrecer una superficie de carga de 1.776 litros, siendo de 587 litros, la capacidad “normal” con el asiento en su sitio.

Para terminar la descripción de esta interesante nueva generación del Sportage, destaquemos que en esta versión GT Line, el equipamiento es más que completo, tanto en elementos de confort, como en los de seguridad y ayudas a la conducción, cuyas listas nos ocuparían más espacio del que disponemos.