Tecnología

El principio del diseño de una planta de refrigeración

Martín Marco | Jueves 21 de julio de 2022

Diseñar un sistema de refrigeración significa proyectar un circuito de refrigeración. El objetivo es enfriar un local, productos alimenticios o incluso un proceso de fabricación. ID: 85087



Para realizar este pequeño reportaje hemos contado con la colaboración de INSTALNOVA, empresa con sede en Barcelona, que ofrece un servicio de máxima calidad en el diseño y ejecución de instalaciones de frío industrial en diferentes tipos de locales y para todo tipo de sector, adaptándose a cada una de las necesidades de sus clientes.

El enfoque de un sistema de refrigeración es iterativo. En otras palabras, consiste en hacer suposiciones que permitan hacer elecciones de cálculo, esencialmente ligadas al dimensionamiento de la estructura en cuestión. A continuación se comprueba el resultado y, si es necesario, se ajusta cambiando un parámetro. La operación se repite hasta obtener un resultado satisfactorio.

El primer paso en el proceso de diseño de frío industrial en Barcelona es definir el alcance de los requisitos. En otras palabras, se trata de hacer un balance de todo lo que proporciona calor. Al fin y al cabo, el objetivo de la operación es enfriar o climatizar. Al definir todas las fuentes de calor, se define la "cantidad" de refrigeración necesaria, en función del tipo de instalación requerida (cámara frigorífica para alimentos, espacio de refrigeración simple, aire acondicionado, etc.).

Por ejemplo, el calor puede ser suministrado a través de las paredes. El objetivo es, por tanto, averiguar cuánto calor pasa a través de las paredes en cuestión. Ya sean las paredes verticales, el suelo o el techo. Para calcular este calor, hay que tener en cuenta el tipo de pared (tipo, aislamiento, materiales), así como la diferencia de temperatura entre el exterior de la futura instalación y el interior.

El calor también puede ser suministrado por los productos que se van a almacenar en la planta de refrigeración. Aquí hay que calcular la cantidad de calor que hay que extraer de los productos para enfriarlos. De nuevo, la naturaleza del producto, el tipo de refrigeración, el posible cambio de estado del producto y el tiempo son datos valiosos que permitirán calcular la potencia necesaria.

El aporte de calor también proviene de las personas. Las personas desprenden calor, ya sean habitantes de una casa o trabajadores de una cámara frigorífica. El parámetro más importante es, sin duda, el número de personas que pueden estar en el espacio y sus posibles movimientos, que harán que se libere aún más calor.

Por último, están las distintas entradas, como la energía térmica de la iluminación, la maquinaria o incluso las puertas que se dejan abiertas...

Dimensionamiento

Una vez evaluado el aporte de calor, se conocen las necesidades de refrigeración. Sólo queda calcular el tamaño del equipo. El principio es exactamente el mismo para el aire acondicionado que para la refrigeración. Lo importante es no caer en las dos principales trampas:

  • Infravaloración de la instalación.
  • Sobredimensionamiento de la instalación.

En el primer caso, las necesidades no estarían cubiertas.

En el segundo caso, el rendimiento del equipo se degradaría. Por ello, la elección de los componentes es fundamental. El compresor, el condensador, el evaporador, la válvula de expansión, las bombas, los ventiladores, la torre de refrigeración, pero también las tuberías y los conductos son componentes que deben elegirse con cuidado en función del resultado esperado. El tamaño y la calidad de los tubos y las tuberías determinarán el caudal de refrigerante. Si el caudal es demasiado bajo, el equipo puede romperse rápidamente por falta de retorno de aceite al compresor. Si los tubos son demasiado finos, la maquinaria hará un ruido muy incómodo. No hay que olvidar que a los elementos ya calculados anteriormente, hay que añadir las posibles pérdidas de carga para dimensionar perfectamente la tubería.

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