Motor

Hyundai Staria 2.2 CRDI AT 8, 9 plazas

Un gran monovolumen de diseño futurista

Mariano García Viana | Domingo 16 de julio de 2023

Con capacidad para nueve plazas, es un vehículo más adecuado para el transporte de personas, que para una utilización familiar.



Desde luego el Staria no es un monovolumen grande al uso. Es decir, no se parece en nada en los que a modelos similares se refiere. Su línea desde luego es avanzada y claramente futurista, podrá gustar más o menos, pero los diseñadores de Hyundai han dado un paso hacia adelante y parece que han dejado atrás a los posibles competidores. El Staria marca un estilo que seguro afectará, no únicamente a los monovolúmenes, sino que también influirá en los rasgos de turismos venideros y no solo de la propia marca.

Aunque sus detalles personales y, como decimos futuristas, son muchos, hay dos que resaltan sobre los demás, el frontal y la gran superficie acristalada que permite una cintura muy baja. Empezando por el morro digamos que esta sobre todo dominado por un amplísimo e inclinado parabrisas, que forma el mismo ángulo y una continuidad de la parte superior del propio frontal, que en su conjunto muestra una línea redondeadas y suaves, con una parte vertical que integra el paragolpes, los faros, de tecnología led por supuesto y compuesto por cuatro potentes puntos lumínicos y la doble entrada de aire con personal rejilla, separadas por la matrícula. La luz de día, se integra en una línea cromada que recorre el frontal de parte a parte.

En la visión lateral, se aprecia sobre todo la línea aerodinámica de la parte delantera, la considerable longitud del modelo (5,253 mm) y la baja cintura de la amplia superficie acristalada en su parte exterior, pues realmente en el interior, a excepción de las ventanillas de las puertas delanteras, no son tan grandes. También son de destacar los abultados pasos de rueda y las igualmente aerodinámicas llantas de 18”, en forma de estrella de seis puntas. La trasera, lógicamente vertical para aprovechar al máximo el espacio del habitáculo, esta dominado por el cristal exterior de la luneta, que baja incluso más todavía que la línea de la citada cintura, aunque, como decimos, interiormente no es tan grande, pero si lo suficiente como para ofrecer una excelente visibilidad hacia atrás a pesar de que puedan estar ocupadas todas las plazas de la tercera fila. Las verticales ópticas traseras, replican el exclusivo diseño de píxeles paramétricos de Hyundai y enmarcan el gran portón desde la generosa visera superior que protege la luneta, hasta el paragolpes. Como decíamos al principio, una carrocería que es un ejercicio de diseño del futuro.

Como es de suponer, el habitáculo es muy amplio, pues además de la generosa longitud, el Staria es un coche más ancho de lo habitual, no en vano su capacidad para las versiones que se comercializan en España por el momento, son las de 9 plazas, es decir 3 ocupantes por fila y en cada una de ellas el nivel de confort es excelente, exceptuando la central de la primera fila, que al estar al lado del conductor dispone de algo menos espacio. Antes de entrar en las características de cada fila, su acceso, etc., comentemos que la terminación en general de todo el habitáculo es buena y de tacto agradable, quizás abusando un poco de los plásticos duros, pero la verdad es que no se perciben vibraciones desafortunadas. El diseño del salpicadero, sin ser tan futurista como el exterior, se puede calificar de moderno y práctico.

Dos pantallas de 10,25”, para el cuadro de instrumentos y la de infoentretenimiento, dominan el citado salpicadero que, en líneas generales muestra unas formas horizontales en su parte superior, solo rotas por las pantallas, ya que la de instrumentos, situada frente al conductor, esta prácticamente sobrepuesta encima de él, sin visera que la proteja, pues en realidad no le hace falta, ya que se ven sus datos perfectamente, aunque el sol incida sobre ella. Se puede configurar escasamente y ella sola cambia de color según elijamos la forma de conducir. La central multifunción forma parte de una especie de tablet vertical, en la que la zona superior es la propia pantalla, la media una serie de pulsadores táctiles para activar distintas funciones, otra parte para manejar el climatizador y la zona más baja para otras cuatro funciones como por ejemplo el Drive Mode. Debido a ello y a ese manejo táctil, se han suprimido la mayoría de los interruptores y ruedas, muy moderno y digital, pero que, en el caso del climatizador obliga a mirarlo para su manejo y no activar otras funciones que no queremos al rozar las distintas zonas táctiles. Ya lo hemos dicho en las pruebas de otros modelos que emplean la misma fórmula, al menos para el climatizador son más útiles y fáciles de manejar los mandos habituales, con ruedas aunque se mezclen con los interruptores táctiles.

En fin, como todo en la vida habrá que adaptarse y evitar la distracción el menos tiempo posible, si no hay más remedio que manejarlo así. Lo que si resulta muy cómodo es el manejo del cambio automático de 8 velocidades a base de teclas, sólo tres, R, N y D y una cuarta separada para la P de aparcamiento. Más sencillo imposible, como los autobuses urbanos. Si se quiere utilizar de forma manual, existen unas levas para ello tras el volante. Otro detalle en el que el Staria es un campeón, es de disponer de huecos para dejar objetos de mayor o menor tamaño por todo el vehículo. Unos con tapa, como delante del cuadro de instrumentos o tras la pantalla táctil, otros sin ella, como las bandejas de la parte baja de la consola, otros tipo cajón, como la guantera, otros ocultos como los que hay en los laterales de los asientos delanteros y en fin, tras los asientos, en los apoyabrazos, etc. A parte de futurista el Staria es el coche de los huecos. Y hablando de espacio para dejar cosas, para los bultos se dispone de un maletero que, si bien con las tres filas desplegadas deja solo 117 litros de capacidad, jugando con el abatimiento de las filas segunda y tercera en distintas proporciones o desplazándolas por sus carriles, se puede disponer de mayor o menor capacidad en función de las necesidades de espacio. Por cierto, las dos filas también en los laterales disponen de su portabotes y algún que otro hueco.

Las puertas posteriores son de corredera y además su accionamiento es eléctrico, dejando un hueco para acomodarse realmente enorme, lo que facilita además el acceso a la tercera fila que, con solo echar hacia delante el respaldo del asiento anterior no plantea ningún problema. Para cualquiera de los ocupantes, viajar en el Staria es sumamente agradable, pues dispone de salidas del climatizador en cada fila y la segunda fila lo tiene de forma independiente al principal de las plazas delanteras. Por cierto, los asientos de esta segunda fila tienen la capacidad añadida de girar 180 grados, para mirar de frente a los pasajeros de la tercera. Tanto el rumor mecánico, como el de rodadura, apenas si se dejan sentir en el habitáculo, lo que proporciona una excelente audición del buen equipo de sonido con el que se cuenta.

El Staria ofrece un amplio equipamiento, entre los que destacan los asistentes a la conducción como, el sistema de frenada automática de emergencia en ciudad, con reconocimiento de peatones y ciclistas y asistente de giro (ayuda al conductor a evitar una colisión moviendo ligeramente la dirección), el sistema de reconocimiento de señales de tráfico, el detector de vehículos en el ángulo muerto, el sistema de mantenimiento de carril o el programador de velocidad activo. Entre los elementos de confort podemos citar, el sistema de acceso y arranque sin llave, la cámara trasera de ayuda al estacionamiento, automatismos para luces y limpiaparabrisas, todos los puntos de iluminación a base de led, climatizador independiente, para la primera fila y las otras dos, etc.

En cuanto a la mecánica, el Staria monta un motor diésel de cuatro cilindros, 2.199 c.c., con 2 árboles de levas en culata, inyección directa common rail, turbo de geometría variable e intercooler. En fin, que no le falta de nada. Su potencia es de 177 CV a 3.800 r.p.m. y su par de 430 Nm entre las 1.500 y las 2.500 vueltas. Un motor que no es especialmente dinámico, pero si puede presumir de suavidad de funcionamiento, pues apenas se deja oir y gracias a una caja de cambios de 8 velocidades, con las primeras relaciones más bien cortas, se consiguen reacciones o recuperaciones bastante rápidas, mientras que las relaciones superiores, al ser más bien largas, conservan un bajo nivel de revoluciones y por tanto una suavidad de marcha como ya hemos mencionado. Con un coche de esta envergadura y peso, 2.216 kg, más las personas con la que normalmente tendrá que “cargar”, es fácil de comprender que el consumo no sea especialmente reducido, aunque en honor a la verdad ha sido difícil superar los 8 litros, a una buena velocidad de crucero.

Y ya que hablamos de velocidad, digamos que las prestaciones son, de una velocidad punta de 185 km/h, una aceleración de 0 a 100 km/h de 12,4 segundos y una recuperación de 80 a 120 km/h de 9,7 segundos. No son cifras especialmente destacables, pero la realidad, como hemos dicho, es que permiten una agradable conducción, pues además como el conductor va sentado en posición bastante alta, domina todo con facilidad a pesar de las dimensiones del coche.

Dentro de esa sensación tan agradable que transmite conducir el Staria, hay que incluir su facilidad de manejo y su seguridad, pues, por un lado parece que conducimos un coche más pequeño, por su excelente maniobrabilidad y hay que tener desde luego cuidado al manejarle por sitios estrechos o por calles muy cargadas de tráfico y por otro, porque las suspensiones, con McPherson delante y paralelogramo deformable detrás, con sus correspondientes barras estabilizadoras, le sujetan al asfalto de forma eficaz y sin que por ello sacrifique lo más mínimo el confort de los ocupantes. Esa seguridad, viene también acrecentada por el excelente equipo de frenos, con cuatro discos ventilados que, aunque el coche vaya cargado a tope, lo detienen sin dificultad y sin síntomas de fatiga por mucho que se los utilicen.

En definitiva, un coche grande futurista, distinto a la competencia y que ofrece una conducción agradable y más todavía para los pasajeros que disponen de un espacio envidiable.


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