Motor

Mercedes GLC 220d 4Matic

Discreto pero con clase

Mariano García Viana | Domingo 18 de septiembre de 2016
Decir que un Mercedes es discreto es exagerar un poco pues solamente con ver la parrilla y su estrella presidiéndola, es suficiente motivo para no pasar desapercibido. Y eso le pasa al GLC, que en su frontal llama como es lógico la atención, pero en la concepción general del coche y sobre todo en su trasera, la discreción manda en el diseño.



Estas disertaciones sobre el diseño del GLC no evitan reconocer que no es uno más de los SUV medios, pues es un coche muy bien estudiado, cómodo, potente, personal dentro de esa supuesta discreción y sobre todo un rutero incansable. En esta versión 220d de 170 CV, quizás la más solicitada y sobre todo la más equilibrada, en cuanto a prestaciones, seguridad, consumo y el consabido índice de emisiones, el GLC seguro que satisface todas las necesidades de un conductor, no ya medio, sino incluso exigente. El motor es un diesel de 2.143 c.c., que dispone de un rendimiento de 170 CV entre las 3.000 y las 4.200 r.p.m., mientras que el importante par se sitúa en los 400 Nm entre las 1.400 y las 2.800 vueltas, lo que da idea de la ancha banda de las posibilidades de utilización de su potencia. Ello es el resultado de la aplicación al motor de las más modernas tecnologías, como son las 4 válvulas por cilindro, los 2 árboles de levas en culata, la inyección directa cammon rail, el turbo de geometría variable, más el intercooler, etc. Aunque ya hemos comentado que el GLC es un rutero incansable, las prestaciones también aportan datos que resultan importantes, la velocidad máxima se sitúa en los 210 km/h, mientras que la aceleración de 0 a 100 km/h, lo hace en los 8,3 segundos, como decimos cifras importantes teniendo en cuenta que el coche casi pesa las dos toneladas. Pero además de ello, sorprende el bajo consumo que ofrece este excelente motor, solamente 5 litros de media a los 100 kms. Las emisiones se quedan en 129 grs. al kilómetro de CO2.

El equipamiento de serie incluye además el cambio automático de nueve velocidades 9G‑TRONIC, que se acciona con una sencilla palanca situada tras el volante. En función de la opción elegida en el sistema de control de dinamismo DYNAMIC SELECT, el cambio automático con convertidor se comporta con elevada agilidad y espontaneidad, o con una suavidad sobresaliente. Este sistema dispone de cinco programas conducción: Eco, Confort, Sport, Sport+ e Individual. Con ellos se gestiona la fuerza del sistema de climatización, la sensibilidad de respuesta del motor al acelerador, el grado de asistencia de la dirección, el funcionamiento del cambio automático y la dureza de la suspensión neumática. En el modo Eco se activa la función de avance por inercia del cambio automático: en determinadas situaciones, cuando el conductor levanta el pie del acelerador (y no está frenando), el cambio inserta el punto muerto para que el coche avance sin el freno que supone la retención que da el motor. En el modo Sport+, con la suspensión neumática, la altura de la carrocería desciende 20 milímetros. Con el modo Individual, el conductor puede hacer los ajustes de cada componente por separado.

El GLC ofrece prácticamente todos los sistemas de asistencia a la conducción, que conectados entre sí, en el concepto Intelligent Drive, fusionan los datos de diferentes sensores haciendo la conducción aún más segura y confortable. De serie se incluyen Collision Prevention Assist Plus, asistente para viento lateral, conexión automática de las luces de cruce y Attention Assist. A estos elementos hay que sumar el Distronic Plus con servodirección inteligente y Stop&Go Pilot, freno Pre-Safe® con detección de peatones, Bas Plus con asistente para cruces, control activo de ángulo muerto, detector activo de cambio de carril y Pre-Safe® Plus, Led Intelligent Light System, las luces de carretera automáticas Plus permiten llevar las largas de forma continuada al circular por carretera, excluyendo del cono de luz un área específica para no deslumbrar a otros conductores. La cámara de 360° puede mostrar el vehículo y su entorno desde diferentes perspectivas, y mejora la maniobrabilidad y la visibilidad, por ejemplo, en espacios estrechos o en el denso tráfico urbano. La ayuda activa para aparcar con detección de huecos permite aparcar de forma totalmente automática, tanto en línea como en batería. En fin que el GLC parece que tiene vida propia. En la seguridad pasiva cabe señalar también que además de los airbags habituales (frontales, de cabeza y laterales delanteros) dispone de rodillas para el conductor y laterales en las plazas traseras. El asiento del pasajero delantero tiene un sensor de presión que detecta automáticamente la presencia de una silla infantil y desactiva el airbag.

Como es de suponer el GLC tiene un comportamiento ejemplar, tanto en asfalto, que realmente es su medio más adecuado, como fuera de él, siempre que no tratemos de meternos por terrenos realmente escabrosos. Es La suspensión neumática integral multicámara y amortiguación adaptativa con regulación electrónica progresiva, conjuga una extraordinaria estabilidad de marcha e incluso una gran agilidad de carácter deportivo. Los dos ejes de paralelogramos deformables con sus correspondientes barras estabilizadoras, son sumamente eficaces, tanto en el nivel de confort como en el de la ya mencionada seguridad. El tacto del GLC en carretera de curvas es bueno. La dirección permite un guiado preciso y el balanceo de la carrocería en las curvas es pequeño. La sensación de seguridad que transmite da confianza para hacer una conducción rápida. En ciudad, el GLC es un coche que se maneja bien porque la visibilidad hacia el exterior es buena, el cambio automático facilita salir con suavidad desde parado y la asistencia de la dirección permite mover el volante con poco esfuerzo.

Como comentábamos al principio la imagen del GLC es la de un todocamino medio, con una estética moderna de líneas más bien redondeadas y cóncavas que le alejan claramente de las generaciones anteriores del GLC. Como es lógico en un modelo Mercedes la estrella preside la amplia calandra, tan amplia que llega hasta los faros, con tecnología leds, situados en los extremos de la carrocería. Bajo todo ese conjunto se abren generosas entradas de aire, una central horizontal y otras dos en los extremos en el lugar habitual de los antiniebla. Es de destacar que bajo el prominente paragolpes se integra un protector de bajos. Lateralmente se aprecia la idea de compacidad que quiere el diseño, aunque la longitud supere los cuatro metros y medio. La superficie acristalada destaca por su fuerte inclinación en la parte trasera lo que da una sugerencia de coupé, aunque realmente el techo sea más horizontal. Las nervaduras y formas sinuosas que recorren la carrocería personalizan aún más el modelo. La trasera quizás sea la menos conseguida y resulta la más cercana a esa discreción que mencionábamos al principio de la prueba y también resulta la más “redondeada” pues incluso la luneta tiene esa forma. Sobre ella se encuentra un generoso alerón que, por cierto, junto a los retrovisores exteriores, integra las antenas de comunicación y GPS. Los grupos ópticos son de gran tamaño y también emplean tecnología leds. Como toque deportivo en esta visión trasera, las salidas del escape se sitúan en los extremos, son cromadas y de forma trapezoidal.

El habitáculo resulta muy moderno y atractivo y como es habitual en la marca no exento de calidad en todos los elementos empleados. Destaca la ancha consola, sobre la cual, de forma independiente y sin empotrar, se sitúa la pantalla táctil multifunción y ya en la propia consola tres salidas de aire y bajo ellas los interruptores auxiliares. Ya en la zona horizontal se encuentra al rueda que acciona todo el sistema multimedia e informativo y un curioso soporte para apoya la muñeca para evitar el cansancio al manejar la citada rueda. El cuadro está muy protegido, primero por la visera del salpicadero y luego cada uno de los dos indicadores principales por su propia visera, dando un aspecto claramente deportivo. Los asientos son confortables y están dotados de reglajes eléctricos, lo que proporciona una fácil posición ideal ante el agradable volante. El trasero, que puede acoger perfectamente a tres personas, no tiene desplazamiento horizontal, pero en cambio sus ocupantes pueden regular las salidas de aire, su intensidad, etc. El maletero de 550 litros es más que suficiente, pero se puede ampliar hasta los 1.600 litros abatiendo los asientos posteriores.


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