Motor

Kia Sportage PHEV GT Line

Última versión, híbrido enchufable, en incorporarse a la amplia gama motriz de este galardonado SUV

Mariano García Viana | Jueves 19 de octubre de 2023
El Sportage, Coche de Año en España, se ha convertido en uno de los modelos que mayor oferta motriz ofrece a sus posibles clientes, diésel, gasolina, hibridación ligera, hibrido autorrecargable y ahora enchufable.

Esta última versión híbrido enchufable, Plug-in o PHEV, según se denomine por unos o por otros, ha sido la última en llegar y no por ello deja de ser menos interesante sino todo lo contrario, pues de entrada, gracias a su mayor autonomía eléctrica, se puede obtener la dichosa etiqueta 0 emisiones, aunque lógicamente se ajusta a la realidad más sostenible cuando se circula en modo eléctrico EV.

El Sportage PHEV esta dotado de un motor de gasolina de cuatro cilindros, 1.598 c.c., todo de aluminio, situado en posición delantera transversal, con dos árboles de levas en culata, cuatro válvulas por cilindro, inyección directa, turbo de geometría variable, intercooler y sistema de distribución variable continua (Continuous Variable Valve Duration CVVD), que controla la apertura de las válvulas para mejorar drásticamente el rendimiento, la economía de combustible y las emisiones. En resumen, un motor de combustión de lo más moderno y menos contaminante posible hoy por hoy. Su rendimiento es de 179 CV a 5.500 r.p.m. y su par de 265 Nm entre 1.500 y 4.500 vueltas, lo que significa que tiene un rango de funcionamiento, a un alto nivel de rendimiento, de lo más reconfortante. Eso sólo contando sobre el papel, con el motor de gasolina.

Pero como buen híbrido enchufable, este Sportage cuenta también con un motor eléctrico que, situado junto al de gasolina, proporciona una potencia de 91 CV y un par de 304 Nm adicionales, con lo que la potencia disponible se eleva hasta los 265 CV y el par hasta los 350 Nm. Como es fácil de adivinar, con estos datos, manejar este Sportage como un deportivo no plantea problema alguno. Disfruta de una aceleración de 0 a 100 km/h de 8,2 segundos, una recuperación de 80 a 120 km/h de 4,7 segundos y una velocidad máxima de 195 km/h. Cifras que, insistimos, permiten una conducción realmente dinámica y efectiva, aunque la concepción del coche no sea esa, sino más bien el de una utilización familiar y confortable, a la que desde luego tampoco renuncia el Sportage.

El conductor, tiene tres modos de conducción en los que de alguna forma gestiona la energía. Los tres se manejan desde una pequeña rueda (Drive) situada en la consola junto a la más grande rueda del cambio. Por un lado, se puede elegir el modo híbrido, en el que se alternan los funcionamientos de ambos motores, el de combustión y el eléctrico, con preferencia siempre de este último mientras hay suficiente carga en la batería, por otro el eléctrico (EV), en el que tiene preferencia este motor mientras haya energía en la batería y por otro el automático, en el que se deja al coche la elección de utilizar el motor eléctrico o el de combustión según las exigencias del acelerador y de la velocidad. Por defecto, el coche siempre arranca en eléctrico y sigue así funcionando mientras dispongamos de energía eléctrica y no aceleremos con cierta exigencia.

Un sistema de tracción total controlado electrónicamente se encarga de distribuir la potencia de forma óptima entre las ruedas delanteras y traseras, en función de las condiciones de la carretera y las situaciones de marcha. Esto no solo hace más eficaz la tracción, también aumenta la seguridad y la eficiencia, pues además el conductor, en la misma rueda ya mencionada anteriormente, se pueden elegir modos (Terrain) para circular fuera de la carretera, en nieve, en barro o en arena.

La batería de polímero de litio, tiene una capacidad de 13,8 kWh, con la que se puede conseguir en modo eléctrico, una autonomía de 70 km homologados, pero que en la realidad, en condiciones de temperatura media no extrema y circulando entre autovía y ciudad, se quedan en unos 55 km., si bien en ciudad sólo se puede acercar a la cifra homologada y quedar por debajo de los 40 km. si se utiliza mayormente en autovía a buena velocidad. En cuanto a la carga podemos decir que la potencia máxima en corriente alterna es de 7,4 kW, en cuyo caso se tardarían casi dos horas en una carga completa, mientras que en un enchufe doméstico a 2,3 kW, el tiempo sería de 5 horas y media de 0 al 100%.

Como el resto de las versiones del Kia Sportage, esta versión híbrido enchufable pertenece a la quinta generación y como los demás, ha dado un salto rotundo hacia delante, no solo en lo cualitativo, sino también en lo estético, como ya ocurrió en su día con el que dio al pasar de la segunda a la tercera generación, en la que el nuevo modelo no se parecía prácticamente en nada a su predecesor. Desde luego, el Sportage actual es completamente distinto a su antecesor, ahora es algo más largo y ancho, aunque lo disimula bastante bien pues no lo parece. En líneas generales emplea el nuevo lenguaje de diseño de Kia, “Opuestos unidos” presentado el año pasado y que ya se ha empleado en los revolucionarios EV6 y EV9 y próximamente en el EV5.

En la parte delantera se sigue utilizando, la parrilla característica de la marca Tiger Nose, pero reducida a la mínima expresión, ya que se convierte prácticamente en una estrecha abertura, que une ambos faros y que tiene una forma central que recuerda a dicha parrilla, pero desde luego hay que tener mucha imaginación para identificarla con la típica Tiger Nose de modelos anteriores. El protagonismo del frontal lo ejerce, por un lado, la gran entrada de aire, que estéticamente es la parrilla, de color negro y con un tramado que permite pasar aire y por otro, los faros Matrix Led, con forma triangular y recorridos en su parte interior por la luz de día en forma de boomerang. En la parte baja del paragolpes encontramos otra entrada de aire, con el radar de aproximación, dividida en tres, siendo los dos “trozos” laterales para refrigerar los frenos. En definitiva, un original frontal que transmite cierta rotundidad y solidez del modelo en esta visión delantera, resaltada además por los detalles estéticos de esta variante GT-Line.

En la visión lateral se aprecia la gran inclinación del parabrisas, lo que le permite tener un generoso tamaño que llega casi hasta la mitad de la ventanilla delantera. Sinuosas formas recorren la parte media de la carrocería, que hacen resaltar los pasos de rueda, protegidos por una banda plástica. Por otra parte, una arista une prácticamente los dos citados pasos de rueda a la altura de las manillas de las puertas. También es de destacar que la ventanilla trasera se eleva en su parte posterior, dando más volumen a ese paso de rueda trasero. La visión del panel posterior esta dominada por los angulosos grupos ópticos de led, que por fin incorporan los indicadores de dirección, habitualmente situados en la parte baja del paragolpes, apenas visibles para el coche que vaya detrás nuestra y esta cerca en ciudad, llueve intensamente o simplemente esta sucio el coche. Ambos pilotos están unidos por una sobresaliente línea negra brillante, mismo color que se emplea en la zona de la matrícula, mientras que en la parte más baja se aprecia un falso difusor de aire de color aluminio. En resumidas cuentas, una moderna y atractiva carrocería.

El interior es espacioso y ofrece una gran habitabilidad, destacando el espacio para las piernas, en las siempre “oprimidas” plazas traseras, que es de lo más amplio dentro de su categoría. El salpicadero transmite modernidad a la vez que funcionalidad. De entrada, destacan sobre todo las dos pantallas, la del cuadro de instrumentos y la del infoentretenimiento, ambas integradas en una sola superficie acristalada, que recorre casi dos tercios de todo el salpicadero. Ambas son de 12,3 pulgadas y la táctil esta ligeramente orientada hacia el conductor. Volviendo al cuadro de instrumentos, digamos que es una pantalla TFT de cristal líquido que ofrece unos gráficos precisos y claros, basados siempre en los dos indicadores circulares clásicos, para velocímetro y cuentavueltas. La pantalla del sistema multimedia también ofrece unas imágenes gran calidad, incluso las que recogen las cámaras de ayuda al aparcamiento. Es compatible con Android Auto y Apple CarPlay, lo que siempre resulta de mucha utilidad, aunque desde luego el navegador con el que esta equipado el Sportage funciona muy bien.

Escoltando a esa carcasa que integra las dos pantallas, encontramos dos originales salidas de aire en forma de L, aunque se conservan otras dos centrales debajo de la pantalla multifunción y debajo de ellas una estrecha y alargada franja que al apretar un pulsador, puede controlar los mandos del climatizador bizona o manejar el equipo de sonido, por cierto de excelente calidad. La consola en sí, toda ella horizontal, ofrece primero un hueco con tapa para la bandeja de carga del móvil y enchufes auxiliares, una parte sobresaliente en material negro brillante, que contiene la rueda del cambio automático, la citada del Driver o sistema Terrain y completándose con diversas teclas táctiles, para distintas funciones. Junto a este brillante bloque, se sitúan los portabotes de bebidas. Bajo el ancho del reposabrazos central también disponemos de un útil espacio. Tras él las salidas del climatizador hacen más agradable la temperatura en las plazas posteriores.

Los asientos, en lo que a los delanteros se refiere, sujetan muy bien el cuerpo y tienen una banqueta lo suficientemente larga para ofrecer una gran comodidad a las piernas, hecho este que se echa en falta en muchos otros coches. El posterior ofrece prácticamente la misma comodidad para dos personas, pues la central, al tener un mullido más duro y una configuración más válida para desplegar sobre ella el reposabrazos, resulta algo incómodo para un tercer pasajero. Este asiento se puede abatir y ofrecer una superficie de carga de 1.715 litros, siendo de 540 litros, la capacidad “normal” con el asiento en su sitio, una capacidad algo más pequeña que la de otras versiones de combustión.

Conducir el Sportage PHEV es realmente agradable, todo en él es suave, acompañado de ausencia de ruidos externos, incluso cuando se circula con el motor de gasolina, a no ser que se le suba de vueltas exageradamente. En ambos modelos la dirección es muy directa y permite “sentir” lo que ocurre en las ruedas y además su radio de giro es bastante contenido, con lo que su maniobrabilidad esta más que asegurada. Los frenos, con discos ventilados delante y macizos atrás, responden muy bien sin apenas esfuerzo sobre el pedal y la amortiguación resulta lo suficientemente dura, para no permitir balanceos de la carrocería, pero con un gran poder de absorción de las irregularidades del firme, sin que resulten molestos para los ocupantes.

Para terminar la descripción de este Sportage, destaquemos que con la terminación GT Line, el equipamiento es más que completo, tanto en elementos de confort, como en los de seguridad y ayudas a la conducción, cuya lista nos ocuparían más espacio del que disponemos, que ya es bastante largo. Como ejemplos podíamos citar los abundantes airbag, los sistemas avanzados de asistencia a la conducción DriveWise ADAS, el control de crucero inteligente, que es capaz de reducir la velocidad por sí sólo al llegar a una curva o una desviación, si tenemos programado el navegador, el sistema de asistencia en autopista, que mantiene una distancia y velocidad con respecto al vehículo que nos precede, el avisador de vehículo en el ángulo muerto, que además de en el retrovisor se deja ver en una pantalla dentro del cuadro de mandos, en función de la activación del intermitente correspondiente, asistente de aparcamiento remoto, etc, etc.


Noticias relacionadas