El proyecto inicial surgió en junio de 2014, cuando el Embajador Calahorrano solicitó el apoyo del Ayuntamiento a la ex Alcaldesa, Teófila Martínez, para la localización de la fosa común del Cementerio San José de Cádiz, donde fueron depositados los restos de Mejía Lequerica en 1814.
El Alcalde José María González ha reiterado el apoyo del Ayuntamiento para continuar con el proyecto e informó al Embajador que a día ya tienen localizada la fosa e identificados los que podrían ser los huesos de José Mejía Lequerica. El siguiente paso será identificar a algún familiar del prócer en Ecuador para realizar el análisis respectivo de ADN.
Además, el Embajador ha solicitado la colaboración conjunta para poner en marcha una agenda cultural para promocionar la cultura ecuatoriana y fomentar el conocimiento de la historia de José Mejía Lequerica como ejemplo de la solidaridad entre los pueblos de Ecuador y España, para lo se planificaría una agenda de actividades culturales que incluya la edición de libros, conferencias, concursos colegiales y proyectos de cooperación que se realizarían tanto en la ciudad de Cádiz como en Quito.
La reunión, a la que también asistió el Cónsul en Sevilla Héctor Salgado, fue aprovechada por Calahorrano para informar sobre el proyecto de asistencia legal gratuita para ecuatorianos con problemas hipotecarios, que en Andalucía se presta desde el Consulado honorario en Sevilla, en el Consulado en Málaga y en centros de atención en Huelva, Córdoba, Almería, Vera, Granada y Jaén.
El desempleo que afecta a un 32% de la comunidad ecuatoriana residente en España y la necesidad de ofrecer cursos de formación y emprendimiento, para que los desempleados puedan crear sus propias micro empresas, fueron otras peticiones que el Embajador ecuatoriano planteó al Ayuntamiento de Cádiz.
José Mejía Lequerica
José Mejía Lequerica llegó a España en 1807. Inicialmente se asentó en Madrid, donde trabajó como médico del Hospital General y vivió en esa ciudad hasta que el pueblo madrileño se levantó en armas contra los invasores franceses el 2 de mayo de 1808.
Tras la rendición de Madrid, Mejía Lequerica huyó a Sevilla disfrazado de carbonero, junto a otros dos patriotas quiteños que le habían acompañado en la lucha por la defensa de Madrid, Juan José Matheu, Conde de Puñoenrostro, y Carlos Montúfar, hijo del Marqués de Selva Alegre, primer Presidente del Estado Libre de Quito en 1809.
Llegado a Sevilla se alistó en el ejército popular para seguir luchando por la libertad de España. En 1810 fue nombrado oficial de la Secretaría de Estado y del despacho de Guerra y Gracia y Justicia (García León, J. M., 2007, p.176) y luego elegido como Diputado a las Cortes por la Nueva Granada junto al Conde de Puñoenrostro. Falleció 1813 infectado por la peste ya que había estado atendiendo a enfermos como médico en sus últimos años.
Para Manuel Chust Calero, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Jaume I de Castelló, Mejía Lequerica fue con 33 años uno de los líderes de los liberales hispanos de la época, “con una envidiable formación y madurez intelectual que se distinguió por ser un orador brillante, pero sobre todo destacaba por su coherencia tanto ideológica como política”.
Según el historiador colombiano Germán Arciniegas, las principales aportaciones de Mejía Lequerica como Diputado de las Cortes de Cádiz de 1812, que se plasmaron en “La Pepa”, fueron: “la defensa de la libertad de prensa y expresión, de la igualdad de los hombres sin distinción de razas, además fue el vocero más elocuente contra la inquisición hasta lograr que las Cortes suspendieran ese tribunal”
“Consiguió la terminación de las mitas y repartimientos como forma de explotación contra los indígenas y apoyó la abolición de la esclavitud. Gracias al aporte de José Mejía Lequerica, las Cortes también decretaron la amnistía general a todos los alzados en América durante las luchas de independencia y declararon la igualdad de derechos entre criollos y peninsulares” reseña el historiador José María García León.