Natalia Tomás Segovia inaugura su última exposición monográfica en la Galería Espacio75 de Madrid

Natalia Tomás Segovia nació en Albacete en 1985. Se licenció en Bellas Artes en la Facultad de San Carlos de Valencia. Durante su estancia allí obtuvo ya dos Becas de Colaboración por el Departamento de Dibujo y en el Consejo Técnico Asesor Docente. Durante esos años de formación compaginó las Bellas Artes con la asistencia a clases de Filología Hispánica en la Universidad de Valencia.

Natalia Tomás Segovia probablemente sea una de las mejores artistas jóvenes del panorama pictórico figurativo español. Presenta una exposición valiente e intimista en la que nos deja ver parte de sus duras experiencias vitales a través de una serie de obras en las que desnuda su alma. Hay una serie de hilos conductores que vertebran toda la exposición de Natalia. Principalmente los denominados duelos desautorizados.

En esta ocasión Natalia exhibe las famosas novias «diferentes» que las han hecho tan conocida en el mundo del arte, que adquieren un significado distinto, representando convencionalismos y traumas que ella ha vivido en primera persona. Una interesante muestra con referencias a otras grandes mujeres artistas que realizaron obras cuya aportación personal en femenino ayudó en gran medida a visibilizar a la mujer y su papel en el mundo. Junto con la obra y por su colaboración a la hora de ayudar o inspirar a la artista se mostrarán poemas de Eva Puig del Proyecto Kora y su libro «exilios interiores», Anne Sexton y Diane de Prima.

Tras unos años de profunda crisis personal y enfermedad mental, abandona toda producción artística. Años que según ella narra le ayudaron a «vivir más para poder pintar mejor». Y durante los cuales desempeña trabajos y vive experiencias tan bizarras como enriquecedoras.

De vuelta a la pintura con ese bagaje vital, retoma su primera vocación, el arte figurativo en la especialidad de retrato; esta vez sí para pintar a personas y no solo rostros.

Su obra pictórica se enmarca en el Realismo Contemporáneo; influenciada por los clásicos españoles del Barroco y los intersiglos, utiliza recursos técnicos tradicionales que se ponen al servicio de una perspectiva de representación más contemporánea, donde se percibe un reflejo de lo cotidiano (haciendo análisis de la sociedad) y esa fuerte relación con la fotografía como instrumento referencial que tenemos tan presente en nuestros días.

Es este contraste de calidad técnica clásica y a la vez gran contenido intelectual que muestran sus trabajos lo que realmente conquista desde su vuelta a la pintura y la ha hecho tan conocida por coleccionistas, artistas y por tantos seguidores (followers) como actualmente tiene en el mundo digital. Y lo que ha hecho que su pintura ya forme parte de colecciones dentro y fuera de nuestras fronteras.

Desde su regreso, Natalia ganó el 1er premio de pintura de la Casa del Alumno de la Universidad Politécnica de Valencia, la Beca de la Academia de Arte de Barcelona en el Modportrait convocado por Artelibre y el museo MEAM, selección del XVII Concurso Internacional de Pintura Ciudad de Martos y ha realizado diversas exposiciones colectivas e individuales, compartiendo su tiempo entre la producción artística y la docencia.

Galería ESPACIO75 presenta su primera exposición individual en Madrid con el ánimo de que se pueda ver su pintura en directo, disfrutar de sus vivencias y, sobre todo, escuchar su mensaje. Esta exposición lleva gestándose casi un año, durante el cual la artista ha elegido en total libertad el tema principal e hilo conductor, y durante ese tiempo labor de la galería ha sido la de apoyar y alentar una muestra totalmente personal en la que una artista de sus características pudiese desarrollar sus necesidades creativas personales. Una labor que a menudo se realiza con grandes y reconocidos artistas pero que a las jóvenes promesas, y a veces no tan jóvenes, se les suele restringir por cuestiones meramente comerciales. Galería ESPACIO75 cree que también es necesario apoyar a este tipo de artistas apostando por ellos y, en definitiva, arriesgando para que nuestro tejido cultural y artístico siga creciendo.