Cada vez se habla más de que existe la posibilidad de que nuestras conversaciones en WhatsApp estén siendo espiadas o de que, incluso, nosotros podamos espiar las de los demás. id:49290
Normalmente se habla de dos tipos de método de espionaje. Por un lado están las aplicaciones que prometen poder espiar el WhatsApp de un usuario solo con saber su número de teléfono. El otro método para espiar mensajes de whatsapp es la manipulación física del teléfono móvil de la víctima.
Las mencionadas aplicaciones o no cumplen lo que prometen aunque sean de pago o, simplemente, pueden llegar a ser algo muy parecido a una estafa, ya que es posible que nos encontremos cargos en nuestra factura del teléfono debido a una serie de permisos que, sin darnos cuenta, le hemos dado a la aplicación al instalarla en nuestro móvil u ordenador.
Por otra parte, manipular un teléfono que nos es nuestro o que siéndolo no usamos nosotros -los de nuestros hijos o nuestros empleados- ya es otra cosa. Es posible instalar una aplicación en el teléfono a espiar y ella se encargará de decirnos todo lo que hace el espiado, lógicamente, sin que este se entere. Después hablaremos de las implicaciones éticas y legales de esta posibilidad real de espionaje.
Mitos y realidades sobre el espionaje de WhatsApp
Por mucha información y videos que encontremos en Internet hablando de páginas web desde las que podremos descargarnos aplicaciones mediante las que, con solo introducir el número de teléfono a espiar, podremos leer las conversaciones de WhatsApp de ese teléfono, tiene que quedar muy claro que ninguna de ellas funciona. Sirven sólo a sus promotores para intentar cobrarnos algo o para recopilar miles de correos electrónicos de los incautos que han rellenado el formulario de descarga y, después, venderlas o empezar a enviarnos publicidad que ni hemos solicitado ni necesitamos o, en el peor de los casos, que nos instalen un virus.
Estas aplicaciones no funcionan, simplemente porque es imposible. Ya desde 2014, las conversaciones de WhatsApp están encriptadas, es decir, los mensajes están bloqueados de tal forma que solo el emisor y el receptor pueden verlos.
Lo que sí son una realidad son las aplicaciones que permiten, teniendo acceso a un teléfono, instalarle un programa espía que te permite rastrear la ubicación de cualquier teléfono o espiar los mensajes de whatsapp, como lo indica como-localizar-moviles.es. Algunas son pagas y otras gratuitas, tienen distintos grados de eficacia y rendimiento. Para instalarlos hay que ser si no un experto, al menos, sí alguien con conocimientos avanzados sobre cómo usar un móvil. Y aquí vamos a los problemas éticos y morales.
El hecho de que alguien controle a su pareja mientras esta se encuentra hablando por el móvil ya puede ser indicio de que estamos, o muy pronto vamos a estar, ante un escenario de violencia de género digital. Por supuesto, comportamientos como espiar directamente el móvil u obligar a la pareja a que enseñe el contenido de un chat ya serían definitivos para confirmar que nos encontramos ante una situación muy peligrosa. Y estas actitudes son denunciables y perseguidas por la ley.
Otra cosa son las sencillas aplicaciones de geolocalización que se pueden instalar en los teléfonos de nuestros hijos o de personas mayores a nuestro cargo, con su conocimiento y aprobación, solo por seguridad y tranquilidad. Pero, en mi opinión, una aplicación de espionaje telefónico, instalada manipulando el teléfono de un menor o de un mayor sin que estos lo sepan, además de moralmente reprobable, debería estar más penado por la ley.