'Hacia un escenario energético justo y sostenible en 2050’ es una propuesta de transición energética hacia un modelo basado en energías limpias, justo, democrático y acorde con la disponibilidad energética del futuro. El documento plantea una reducción del 73% en la energía primaria y un modelo basado completamente en energías renovables. La transición energética presentada implica un cambio hacia una sociedad más resiliente, basada en una producción sostenible y de cercanía, y con mucha menos movilidad
El estudio, realizado con el apoyo con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, nace de la necesidad de dar respuesta desde el ecologismo social a dos realidades incuestionables: el cambio climático y el declive de la extracción de combustibles fósiles y uranio.
La propuesta plantea un modelo energético en el que se reconoce la energía como un bien de acceso universal y escaso, y que por lo tanto debe estar sujeto al control social. Se presenta un modelo que respeta los límites del territorio (en cuanto a extracción de materiales y utilización de sumideros de residuos), descentralizado, basado en energías limpias y adaptado a la menor disponibilidad energética futura.
Partiendo de un análisis de la situación energética actual en el Estado y de la energía necesaria para conseguir una vida buena en diferentes sociedades, se plantea una reducción para el 2050 del 66% de la energía final y el 73% de la primaria. Para este periodo se prevé el aumento de la población del estado hasta 65 millones de personas (provocado por el aumento de migraciones climáticas), por lo que la reducción del consumo per cápita es aún mayor. El consumo de energía final por persona pasa de 2,13 toneladas equivalentes de petróleo (tep) en 2015 a 0,50, y el de primaria de 2,91 tep en 2015 a 0,57 en 2050.
El estudio plantea una transición basada en una reducción del consumo energético mediante mecanismos de eficiencia energética y medidas como el establecimiento de límites decrecientes en el consumo de energía. El modelo apuesta por la gestión de la demanda, por una creciente electrificación de todos los sectores, la generación renovable distribuida y con autoconsumo y la participación ciudadana en la gestión del sistema.
Las fuentes que antes se abandonan son la nuclear y la generación eléctrica a partir de carbón (aunque este se sigue manteniendo durante un tiempo para algunos procesos industriales). Se prevé un cierre escalonado de las centrales nucleares, que dejarán de estar operativas antes de 2030. El uso de petróleo disminuye paulatinamente. El gas es utilizado como energía de transición en un primer momento, pero a partir de 2025 comienza a descender su consumo hasta desaparecer en 2050.
En 2050 se plantea un sistema basado únicamente en fuentes renovables, con un peso compartido de varias tecnologías, la principal sería la eólica con un 23% del total, seguida por la solar térmica (21%), la biomasa (21%), la fotovoltaica (17%), biogás (8%), hidráulica (6%) y termosolar (4%). En comparación con el actual despliegue de éstas tecnologías, la que más aumentaría es la solar térmica y la única que se reduciría levemente el la biomasa.
El sector que más reduce su consumo energético (un 81%) es el del transporte, que actualmente es el principal demandante de energía final. Esto se consigue por una reducción importante de la movilidad tanto de personas como de mercancías, y por un cambio modal hacia el transporte colectivo y electrificado. Otro de los sectores que también reduce significativamente su demanda es el comercial y de servicios públicos (un 72%), debido a las grandes posibilidades de ahorro y eficiencia que hay en la gestión de los edificios. La Industria y la agricultura reducen la demanda aproximadamente a la mitad de la actual, y el sector residencial un 36%.
Este documento quiere ser un punto de partida para poner de manifiesto las alternativas, retos y oportunidades que se plantean a la hora de abordar un cambio como el planteado. La transición energética, necesaria y urgente ante la magnitud del cambio climático, puede ser una buena oportunidad de plantear una sociedad más justa, resiliente y adaptada a sus límites territoriales, antes de que la escasez de combustibles fósiles y la presión de un clima cambiante hagan que el cambio se produzca de forma brusca y traumática.
Ecologistas en Acción señala que la transición propuesta, además de necesaria, es posible. Los conocimientos y las tecnologías en las que se basa este informe ya existen, lo que se necesita es voluntad política y concienciación ciudadana.