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Que viene el lobo….y el lobo vino

Por Victoria Torre, Directora de Oferta Digital de Singular Bank
miércoles 09 de noviembre de 2016, 18:33h
Aunque después de lo ocurrido con el Brexit los inversores parecen haberse acostumbrado a esperar lo inesperado, la victoria de Trump ha vuelto a golpear a los mercados.
Muchos son los que confiaban en la victoria de Clinton, pero las cosas no parecían tan claras en las últimas semanas, con encuestas que cambiaban de rumbo en medio de una dura campaña electoral y de noticias poco favorecedoras para los candidatos (desafortunadas declaraciones de Trump, emails de Clinton investigados por el FBI….).

En algunos momentos la carrera hacia la Casa Blanca la lucha ha estado muy reñida, pero al final la delantera la ha conseguido Donald Trump, personaje mediático, controvertido y sin experiencia política, aspectos que no le han impedido convertirse en el presidente nº 45 de los EEUU.

Aunque se esperaba una reacción importante de los mercados, lo cierto es que los índices europeos están soportando relativamente bien la presión. Tal vez porque esta vez estaban más preparados para cualquier noticia, tal vez porque se confía en que a partir de ahora la actitud de Trump sea más conciliadora que la manifestada en campaña. El Ibex 35 conserva los 8.500 puntos, y a medida que pasa la jornada algunos valores se atreven incluso con los números verdes.

Distinto ha sido el caso del Nikkei japonés, que esta madrugada ha sufrido un castigo más severo, en respuesta a la fuerte apreciación del yen.

La victoria de Trump ya es un hecho y lo que pase de aquí en adelante dependerá de si mantiene algunas de sus propuestas más controvertidas o, por el contrario, comienza a matizarlas. Trump puede hacerle daño a los mercados de muchas maneras, pero en concreto podríamos pensar en el levantamiento de muros con México, la derogación de los acuerdos comerciales en vigor o el aumento irresponsable de deuda de un país que destaca ya por su desequilibrio en este sentido.

Nada es bueno para todos ni malo de una manera general. Algunos sectores pueden verse apoyados por la política monetaria de Trump, mientras que otros podrían sufrir irremisiblemente. Entre los primeros, destacaríamos al sector salud, al constructor, al bancario y al energético.

Las compañías del sector salud habrían estado en peor situación con Clinton, que meses anteriores advirtió, causando gran revuelo, sobre el precio de los medicamentos. La derogación del Obamacare podría ser una de las prioridades del nuevo gobierno, aunque serán necesarios muchos más detalles. Nuestra Grifols podría ser una de las beneficiadas en este caso, si tenemos en cuenta que obtiene en EEUU más de un 60% de sus ingresos.

Las infraestructuras, la construcción, parecían a salvo con ambos candidatos, si bien es cierto que en el programa de Clinton gozaban de una mayor visibilidad. Esperemos que no sea por la vía del levantamiento de un muro por la que vengan los ingresos de las constructoras, pero lo que parece asegurado es un fuerte gasto en infraestructuras. Ferrovial, ACS, OHL o FCC podrían sacar tajada en el reparto de contratos.

Los bancos podrían agradecer la elección del nuevo presidente, que en alguna ocasión se ha manifestado sobre los efectos de los tipos de interés bajos. Una subida de tipos más rápida y vertical ayudaría a recuperar los márgenes del negocio bancario, aunque no para todos los bancos los efectos serían iguales. BBVA, con su exposición a México, nadaría entre dos aguas, y tendremos que ver hacia qué orilla impulsa la corriente con más fuerte.

Importante será ver, por otro lado, cuál es la nueva relación entre la Fed y gobierno, y si se trunca la histórica independencia entre ambos.

Así como Hillary Clinton parecía especialmente preocupada por el cuidado de las energías limpias, Trump no parece que vaya a ocuparse especialmente en este tema, a la vez que podrían darse pasos en firme en la regulación definitiva de la actividad del fracking. En este sentido, el impacto en nuestras empresas será desigual. Gamesa se verá penalizada si se retira el apoyo a las renovables, Repsol o Técnicas Reunidas podrían verse favorecidas por el nuevo gobierno e Iberdrola se vería expuesta de diferente modo en función del tipo de actividad.

Más allá de sectores concretos, será esencial para la economía del país a medio plazo comprobar los derroteros por los que irá la política del país. El crecimiento de la primera economía mundial podría resentirse seriamente si empiezan a ponerse restricciones importantes al libre comercio y los inversores internacionales podrían dar la espalda al país si los nuevos proyectos comienzan a financiarse mediante incrementos de deuda, situación que podría despertar los temores de las agencias de calificación crediticia.

Toca ahora esperar y ver, y confiar en que el lobo venga al final con piel de cordero.

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