No todos los lugares son legales para la instalación de una cámara. La colocación del dispositivo puede invalidar la prueba en un juicio.
La agencia de investigación
Ochoa Detectives ha explicado la importancia de una buena instalación de cámaras ocultas, pues de hacerlo de forma deficiente, podrían ser descubiertas, o al hacerlo de forma ilegal, las pruebas obtenidas quedarían fácilmente invalidadas en un juicio.
Con frecuencia, en cualquier agencia de detectives se solicita la instalación de cámaras ocultas en diversos ámbitos. “Es habitual que se trate de investigaciones laborales, en ocasiones también matrimoniales e investigación de carácter familiar”, comenta Ignacio Ochoa, Director de la agencia Ochoa Detectives.
Uno de los puntos más importantes en este tipo de investigaciones es el de respetar la legalidad, pues sin ella, la prueba quedaría invalidada. Hay que tener en cuenta que, legalmente, no todas las situaciones que un cliente expone son susceptibles de poder colocar una cámara camuflada.
Uno de los ejemplos más comunes es el de la petición de la instalación de una cámara en el dormitorio para descubrir una posible infidelidad. En estos casos es importante recordar que la intimidad de cada cónyuge es independiente de la del otro miembro de la pareja. Es decir, el mero hecho de estar casados, compartir una vivienda no significa que la intimidad de uno de los integrantes de la pareja pueda ser violada, entendiendo que la colocación de una cámara oculta en un dormitorio podría violar esta intimidad.
En los casos de carácter laboral, y teniendo en cuenta que la decisión de llevar a cabo una instalación de una cámara oculta debe ser proporcional. Además, debe realizarse por una agencia de detectives habilitada, que pueda ofrecer asesoramiento constante acerca del uso posterior de estas grabaciones para que no sea invalidada la prueba obtenida.
La diferencia con las tiendas tipo ‘espía’
En primer lugar, el aspecto de los dispositivos. Suele ser artificial al tratar de emular objetos ‘cotidianos’, pero que pierdan esa característica al ser un elemento nuevo, diferente de los enseres que hay en la vivienda. Bolígrafos, relojes de pared, despertadores y similares, son objetos que, al colocarlos en el entorno habitual de la persona investigada, pueden despertar recelo o en el peor de los casos, sospechas que le lleven a examinarlos.
Además, estos equipos carecen, por lo general, de baterías de larga duración, lo que implica que su tiempo útil de uso puede ser demasiado corto para nuestros intereses. Otro de los inconvenientes de este tipo de dispositivos es que al haberlo adquirido en una tienda o por Internet, cabe la posibilidad de que la persona a la que se quiere investigar también lo haya visto y lo conozca.
Ochoa explica que “para una instalación profesional, lo primero que hay que tener en cuenta es que no se puede introducir ningún elemento nuevo en los lugares donde se va a colocar una cámara oculta”. Esto obliga a utilizar los objetos del lugar, modificándolos según nuestras necesidades. Hay que estudiar y valorar las necesidades en cuanto a alimentación del equipo, si se pueden utilizar baterías o si será preciso tenerlo alimentado de forma continua mediante corriente eléctrica. Sin olvidar la capacidad de almacenaje, que muchas veces determinará el tipo de equipo utilizado, dependiendo de si se usa una tarjeta de memoria o un disco duro.
En cuanto a la óptica utilizada, también se deben valorar aspectos tales como la luminosidad de la misma, el ángulo de apertura (si es un gran angular, lo que ocurra a pocos metros de la cámara apenas se diferenciará) el diámetro del objetivo e incluso si incluye o no micrófono o es preciso añadir uno.