Los sistemas de detección de riesgo de atropello de peatones y ciclistas pueden llegar a evitar 7.500 accidentes. La renovación del parque automovilístico debe incentivar económicamente un parque de vehículos seguros.
Un parque móvil con los últimos avances en seguridad y asistencia a la conducción supondría evitar más de 50.000 accidentes al año, 850 fallecidos y 4.500 heridos hospitalizados, y un ahorro cercano los 4.300 millones de euros en el gasto público.
Así lo han puesto de manifiesto en Madrid representantes de Fundación MAPFRE, AESLEME, STOP Accidentes y TRACK Surveying Solutions, con motivo de la presentación de un informe que recoge medidas concretas de seguridad relacionadas con los últimos avances tecnológicos en coches, motos y autobuses, y que a juicio de dichas entidades son claves para salvar vidas.
El informe, que han entregado personalmente a Gregorio Serrano, director general de Tráfico, y a Teófilo de Luis, presidente de la Comisión de Seguridad y Movilidad Sostenible del Congreso de los Diputados, está pensado para que forme parte del nuevo Plan Estratégico de Seguridad Vial, actualmente en preparación, e incluya de modo explícito los últimos avances en materia de seguridad activa y pasiva, tanto en vehículos nuevos como en aquellos que están en circulación actualmente.
Entre estos se encuentran los sistemas de detección de riesgo de atropello de peatones y ciclistas, con capacidad de alertar al conductor en tiempo real o frenar automáticamente, y que pueden llegar a evitar 7.500 atropellos en las carreteras y ciudades españolas. También destacan los dispositivos que detectan el riesgo de colisión frontal con otros vehículos u obstáculos y que podrían evitar más de 10.000 accidentes de este tipo; los sistemas de alerta de cambio involuntario de carril, una circunstancia que acaba con la vida de casi la mitad del total de víctimas mortales en carretera; y los detectores de fatiga y los que evitan distracciones, factores presentes en cerca del 30% de los accidentes con víctimas.
El informe propone además incentivar la seguridad activa del parque automovilístico existente a través de la instalación de sistemas de asistencia avanzada al conductor (ADAS), tan solo presentes en el 20% de los modelos comercializados, y que se pueden instalar en todo tipo de vehículos en circulación a partir de 800 euros de media.
Dichos sistemas permiten actualizar la seguridad del vehículo e incorporar funciones clave de asistencia a la conducción como alerta de atropello a peatones y ciclistas, alerta de colisión frontal, salida involuntaria de carril, mantenimiento de la distancia de seguridad y exceso de velocidad, factor este último, que en 2016 provocó la muerte de 379 personas y causó 1.852 heridos graves.
Promover la instalación de cajas negras, asistentes o limitadores de velocidad en todos los tipos de vehículos y alcolocks, dispositivos que impiden arrancar un vehículo cuando el conductor de un vehículo ha bebido, son otras de las medidas que Fundación MAPFRE, AESLEME, STOP Accidentes y TRACK Surveying Solutions han hecho llegar al director general de Tráfico, a quien además le han sugerido que impulse un nuevo Plan PIVE, que facilite la renovación del parque automovilístico, no de modo indiscriminado sino con los vehículos más seguros y que apoye económicamente un equipamiento con alertas de colisión, sistemas de airbags adicionales y cámaras traseras.
En este sentido, Jesus Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, ha hecho hincapié en la necesidad de “utilizar dichos incentivos de modo que no se incremente el precio medio de un vehículo para no retraer así a muchos compradores potenciales y perjudicar la tan necesaria renovación del parque”. También ha hecho alusión a que el porcentaje de vehículos que no realiza las inspecciones técnicas es “muy preocupante” y que “entre 1,5 y 2 millones de vehículos circulan por nuestras calles y carreteras con la inspección técnica caducada”. Entre los que menos pasan la ITV se encuentran las motos (58%) y las furgonetas (52%), ha indicado.
Elías Izquierdo, CEO de Track Surveying Solutions, ha puesto de manifiesto que por lo general, “el consumidor no está acostumbrado a pagar un suplemento por un equipamiento de seguridad en el vehículo”, “que la seguridad no debería ser un lujo” y que el apoyo institucional a todos estos avances tecnológicos facilitaría su democratización. También ha recalcado que los sistemas ADAS no deben ser una opción, sino que deberían ser obligatorios en todos los vehículos, tanto nuevos como en circulación”.
Mar Cogollos, directora de AESLEME, ha destacado la importancia de fomentar las nuevas tecnologías en taxis y vehículos de flotas de autobuses, tanto públicas como privadas, “por el riesgo que supone trasportar a un gran número de personas, en muchas ocasiones menores de edad”. También ha indicado que “si tiene sentido que los sistemas de seguridad avanzada se incorporen a los vehículos particulares, con mucha más razón deben implantarse en este tipo de vehículos, en los que hay muchas vidas en juego”.
Por su parte, Fernando Muñoz, Delegado de STOP Accidentes en Madrid, se ha referido a la importancia de impulsar los últimos avances en seguridad entre los conductores noveles, “ya que les ayudarían a interpretar situaciones reales de riesgo y a que adquirieran hábitos de conducción seguros”, así como entre los conductores de mayor edad, “con menos capacidad de percepción o reacción”. También ha insistido en la importancia de que la seguridad se popularice, “que no sea solamente accesible para el conductor con más capacidad adquisitiva”, y se incluya de serie en todos los vehículos, medida que contribuiría a abaratar los costes de producción.
Durante el acto se ha hecho referencia a que el factor humano sigue estando presente en la mayoría de los siniestros y, como causa principal de muchos accidentes, las distracciones al volante. En las carreteras y calles españolas se producen más de 95.000 accidentes anualmente, con unas consecuencias de casi 1.700 fallecidos y 9.500 heridos graves (hospitalizados). Después de 13 años de descenso en el número de víctimas, en 2016 aumentaron los fallecidos en carretera: 29 personas más que el año anterior perdieron la vida como consecuencia de un accidente de tráfico.