Desde su ubicación en Rioja Alavesa, una de las subzonas de la D.O. Ca. Rioja con más tradición y autenticidad, el Sercotel Villa de Laguardia se erige como una de las mejores opciones del país para adentrase en el mundo del enoturismo. Instalaciones orientadas a la cultura del vino, entre las que se encuentran su Wine Oil Spa de más de 1.000 m
2 especializado en vinoterapia, un espacio enológico para realizar eventos, tienda con algunas de las principales referencias de la D.O., amplia carta de vinos en sus dos restaurantes o zona infantil de juegos en la que se aprovechan barricas para construir distintas atracciones son algunos de sus atractivos para quienes quieran descubrir el enoturismo en estado puro y desconectar del estrés diario.
El enoturismo está de moda. Cada vez son más quienes viajan motivados por conocer nuevos destinos vitivinícolas, disfrutar de experiencias entre viñedos y, cómo no, degustar vinos en el mismo entorno que les ve nacer. El país es rico en variedad y diversidad de zonas productoras pero, sin duda, la D.O. Ca. Rioja sigue siendo una de las más apreciadas. En la localidad de Laguardia (Rioja Alavesa, Álava), se alza el Sercotel Villa de Laguardia, un auténtico templo para enoturistas.
Ubicado entre bodegas tradicionales, calados subterráneos y construcciones ultramodernas, el hotel se configura como un destino de primer orden para una escapada especial, donde la diversión y el relax se combinan a la perfección con las más sugerentes visitas y experiencias.
A tan solo 15 kilómetros de Logroño y media hora en coche de Vitoria-Gasteiz, este establecimiento de cuatro estrellas y coqueto estilo provenzal encierra la llave del bienestar gracias a su Wine Oil Spa Villa de Laguardia, un centro con más de 1.000 m2 en los que disfrutar de la hidroterapia combinada con tratamientos y masajes que tienen en los productos autóctonos como uvas, vino y aceite, sus principales aliados.
Entre sus tratamientos se pueden encontrar ‘delicias’ como el masaje con uvas heladas, exfoliación con pepita de uva o baño con vino en una gran barrica mientras se degusta una copa de Rioja. Los más románticos disfrutarán con el programa ‘Capricho en pareja’, con baño de hidromasaje a dúo con aroma de fresa en la sala Baco, acompañado de una copa de vino y trufas a la luz de las velas, o aprovechar de un masaje relajante con aceite de oliva Arróniz y macerado de lavanda, o tratamientos faciales exprés personalizados con cosmética de alta gama Natura Bissé.
La gastronomía es otro de sus puntos fuertes, de la mano de sus dos restaurantes: el Medoc Alavés y el Bistró El Villa, donde se ofrecen las mejores recetas tradicionales vasco-riojanas con un toque vanguardista, productos de ‘Kilómetro 0’ y una gran selección de vinos de la D.O.Ca. Rioja.
Otro de los rincones que, sin duda disfrutarán los aficionados al vino es su Rincón Enológico, ideal para degustar un aperitivo antes de la comida o incluso organizar eventos, en un ambiente distendido e informal y rodeados del botellero del hotel.
Quien quiera adquirir algunas referencias del territorio puede pasar también por su tienda gourmet, en la que adquirir referencias seleccionadas, tanto de grandes como de pequeñas y más desconocidas bodegas, aquellas que no pueden encontrarse en los lineales de los supermercados.
Incluso los más pequeños pueden disfrutar de la cultura del vino a través de los diferentes espacios ideados especialmente para ellos, entre los que destaca Vinfolandia, un parque de juegos ubicado en el jardín exterior del hotel compuesto por diferentes barricas transformadas en divertidas atracciones y que debe su nombre a los ‘vinfos’ o duendes del vino, muy queridos en la tradición local.
Enoturismo en estado puro
A pocos metros del establecimiento, el visitante puede adentrarse en las murallas de Laguardia, un pueblo medieval perfectamente conservado que encierra tesoros como la propia muralla, la plaza fortificada en el centro de la villa, la iglesia de Santa María de los Reyes y su fastuoso pórtico realizado en piedra tallada que aún conserva su policromado original del siglo XVII; la Torre Abacial; la iglesia de San Juan Bautista; y el estanque celtibérico de la Edad del Hierro más grande de toda Europa, de reciente apertura al público.
Sus calles ocultan auténticos hallazgos: los calados subterráneos, antiguas cuevas horadadas bajo las casas que permitían a los habitantes de la localidad escapar cuando eran atacados y, posteriormente, elaborar vinos para autoconsumo. Para conocer el contraste y las diferentes técnicas de elaboración en la zona, nada mejor que descubrir también bodegas de vanguardia y muchas otras familiares, que hacen de Rioja Alavesa un entorno único y de gran valor enoturístico.
Los alrededores de Laguardia continúan sorprendiendo al visitante; desde el Hotel Sercotel Villa de Laguardia se pueden recorrer espacios como los Humedales de Carravalseca, con un extraordinario valor biológico y ornitológico, pero también senderos de gran recorrido, como el GR-38 (conocido como la Ruta del Vino y el Pescado), o el GR-99 o Camino Natural del Ebro, así como yacimientos arqueológicos prehistóricos como el Poblado de la Hoya. Durante el verano, además, los pueblos de Rioja Alavesa se llenan de fiesta, música y color, lo que los hace especialmente atractivos para familias.