El momento de crecimiento es bueno, en un contexto que incluye unos Estados Unidos decepcionantes, un pronóstico alentador para Europa y una estabilización de los países emergentes.
SOLUNION, la compañía experta en seguros de crédito, analiza los últimos datos sobre crecimiento mundial de su accionista Euler Hermes. Las cifras apuntan a la mayor aceleración del crecimiento del PIB mundial en los últimos dos años, en el primer semestre de 2017. A pesar de ello, algunos de los motores económicos mundiales parecen no estar a punto.
El momento de crecimiento es bueno, en un contexto que incluye unos Estados Unidos decepcionantes, un pronóstico alentador para Europa y una estabilización de los países emergentes. El crecimiento del PIB mundial se calcula en un +2,9% para 2017 y 2018, el séptimo año consecutivo por debajo del 3%. Se han hecho revisiones al alza para la eurozona (+0,2pp, hasta el +1,9%), China (+0,4pp, hasta el +6,7%) y Japón (+0,1pp hasta el +1,3%). En contraposición, se han llevado a cabo revisiones a la baja para Estados Unidos (-0,1pp, hasta el +2,2%), Latinoamérica (-0,2pp, hasta +1,2%), Oriente Medio (-0,2pp hasta +2,1%) y Sudáfrica (-0,4pp, hasta +0,6%).
El crecimiento del PIB mundial se está acelerando a buen ritmo y ha alcanzado su máximo en dos años. Sin embargo, tras este contexto positivo se esconden marcadas divergencias económicas entre países. Mientras el crecimiento del PIB ha sido mediocre en Estados Unidos, en China ha sido más fuerte y también se ha mantenido firme en la eurozona, especialmente por el crecimiento de las exportaciones. La confianza empresarial también ha mejorado notablemente, una vez que las compañías están percibiendo el impulso de una mayor demanda y la mejora del poder adquisitivo, tras varios años de lento crecimiento. Esta fuerte confianza empresarial también anuncia un crecimiento continuo de la inversión y la mejora progresiva de los mercados laborales. La combinación debería estimular el gasto privado.
El análisis identifica cinco aceleradores del PIB mundial, así como cinco amenazas para el crecimiento de calidad.
Cinco impulsores del crecimiento
- Inflación – impulsar la confianza y la inversión. La inflación se ha recuperado parcialmente con el repunte de los precios en 2017, especialmente gracias a la subida de las materias primas. Se espera un ritmo moderado en la tendencia de reactivación.
- Aumento del consumo y la inversión – las ventas al por menor han crecido a nivel mundial, especialmente en Estados Unidos y China, además de registrar un buen ritmo de crecimiento en la eurozona donde los niveles de confianza no tienen precedentes. El ciclo de la inversión también se está recuperando.
- Aceleración del comercio de exportación – las exportaciones mundiales continuaron recuperándose en el primer semestre de 2017, tanto en términos de volumen como de valor, tras dos años de contracción en este último Las exportaciones de bienes a nivel mundial aumentaron un +2,3% interanual en abril de 2017.
- Políticas de apoyo – Como la liquidez mundial alcanzó niveles récord (por encima de los 19 trillones de dólares), se deberían mantener las numerosas políticas monetarias acomodaticias a pesar de los ajustes en los balances contables.
- Riesgo político – en general, la percepción de riesgo político se ha suavizado, salvo por los bandazos de Estados Unidos, cuya influencia en el impulso del crecimiento podría haberse subestimado.
Cinco riesgos mundiales para la calidad del crecimiento
- La reflación podría generar un efecto negativo – mientras la reflación es actualmente positiva para la facturación de las empresas y el consumo de los hogares, hay riesgo de que los márgenes y el poder adquisitivo reaccionen de manera negativa.
- El ciclo de la inversión está ampliamente financiado con deuda – la vuelta a la normalidad de la actividad económica conlleva riesgos para alcanzar picos de crecimiento. En Estados Unidos, por ejemplo, una cifra récord de pedidos y empleos combinada con unos niveles mayores de deuda privada podrían resultar en una desaceleración para el final de 2017, sin un estímulo fiscal importante. También preocupan el aumento de los niveles de deuda en Europa (deuda pública) y en los principales mercados emergentes (deuda privada). El aumento de los tipos de interés podría comprometer el ciclo de la inversión, especialmente en los mercados en los que los niveles de deuda ya son elevados. Latinoamérica y los países asiáticos serían especialmente sensibles.
- Proteccionismo – el proteccionismo no está remitiendo, aunque el número de nuevas medidas proteccionistas se está estabilizando, incluyendo Argentina, India, Rusia y Estados Unidos.
- Un pinchazo causado por una nueva crisis – los gobiernos están centrados en los riesgos derivados de la falta de margen de maniobra suficiente para hacer frente a la próxima crisis. Además, el fracaso de las políticas podría generar un estrés financiero importante en Europa, especialmente en Italia, así como en Estados Unidos.
- El riesgo político y los mercados podrían reconectar pronto – tras el riesgo político récord alcanzado en Europa, Estados Unidos ha tomado ahora el protagonismo. En Europa no se esperan grandes crisis financieras o políticas, aunque la incertidumbre en el Reino Unido seguirá fomentando la volatilidad financiera mientras continúen las negociaciones del Brexit. Se espera que el crecimiento del PIB siga siendo suave (+1,4% en 2017; +1,0% en 2018), mientras aumenta la sensación del consumidor de pérdida de poder adquisitivo real.