Más de ocho millones de contadores analógicos serán sustituidos próximamente.
La telefonía tradicional basada en la red telefónica conmutada (RTC) pronto desaparecerá. Se estima que su extinción progresiva comenzará a partir de 2020. Este final de la RTC obligará a las empresas a modernizar numerosas aplicaciones M2M desarrolladas en los años 80. El paso a IP será una gran ocasión para enriquecerlas con nuevos servicios. “
Es en la RTC que las empresas han establecido las primeras comunicaciones entre máquinas, en particular en la telelectura de contadores” explica Karim Hamadi, responsable de mercados M2M de
Matooma.
En efecto, según el Plan de Sustitución de Equipos de Medida del Ministerio de Industria, antes del 31 de diciembre de 2018, todos los antiguos contadores deberán ser sustituidos por equipos digitales que permitan la discriminación horaria y la telegestión. La iniciativa, que tiene por objetivo aumentar la eficiencia energética y por tanto un uso racional y responsable de la electricidad, ya ha reemplazado más de siete millones de aparatos dentro de los hogares españoles.Sin embargo, se estima que aún quedan unos ocho millones más por sustituir. Muchos equipos que habrá que pasar a IP.
Sobre el terreno, esta migración se refleja en realidades muy diferentes. "Para los equipos conectados con RTC o GSM Data (que sigue los mismos principios de funcionamiento, NDLR), el paso a IP puede implicar el reemplazo puro y duro del equipo, si este último no es compatible con IP y no dispone de un puerto serie, USB o Ethernet para conectar un módulo de comunicación”, comenta Karim Hamadi. A esto se añade la adaptación de las interfaces de comunicación, en el lado del servidor, en las que también es necesario configurar infraestructuras basadas en IP, como las pasarelas de comunicación. En resumen, un proyecto que puede ser bastante caro. Pero este cambio también permite considerar ahorros reales y la implementación de nuevas funcionalidades.
Nuevos servicios gracias a IP
"Mantener una línea de cobre es costoso y las comunicaciones se facturan en el momento en el que se producen las llamadas", dice el experto de Matooma. Al cambiar a IP, nos beneficiamos de las transferencias de datos facturadas por volumen. Sin embargo, las aplicaciones de telemedida, por ejemplo, requieren solo de pequeñas cantidades de datos. Los costes de operación pueden, en algunos casos, reducirse a la mitad.
Sobre todo, el cambio a IP abre la puerta a nuevos servicios, como el monitoreo de equipos las 24 horas e incluso el mantenimiento preventivo. "Es la misma revolución que experimentamos cuando, en los hogares, pasamos del módem al ADSL. Por ejemplo, los proveedores de agua o de energía pueden beneficiarse al cambiar a IP para recopilar más datos y poner esta información a disposición de sus clientes en los portales para ofrecer servicios de optimización para el consumidor” explica Hamadi.
Para facilitar la transición a IP, Matooma ha desarrollado una red privada, MatooWan, queofrece aprovisionamiento de direcciones fijas en tarjetas SIM, esencial para enviar datos a dispositivos de campo (actualizaciones, cambios de configuración), pero también para asegurar los flujos. Una precaución necesaria en un momento en que los ataques a los dispositivos conectados se multiplican.
Tarjetas SIM multioperadores
La transición al protocolo IP ya ha empezado en muchas compañías de gestión del agua, en especialistas en prevención de inundaciones, en gestores del parque de contadores o en ascensoristas, quiénes usaban la RTC para la gestión de alertas y pruebas de funcionamiento. En la práctica, la migración en la mayoría de los casos, consiste en pasarse a la red móvil. Para garantizar la mejor cobertura posible en todo el país además de una garantía de continuidad del servicio en caso de fallo de un operador, Matooma propone tarjetas SIM multiperadores, que funcionan en todas las redes nacionales e internacionales.
Más allá de los costes de migración, el IP abrenuevos horizontes al M2M: generalización de la conexión de máquinas distantes e integración o desarrollo de nuevos servicios impensables con la RTC. Especialmente dado que el paso al protocolo de Internet puede basarse en redes móviles desplegadas ampliamente en el territorio y ofrecidas por varios operadores, lo que elimina cualquier riesgo de interrupción del servicio, a diferencia del ADSL.