Esta mejoría generalizada en todas las CCAA ha sido debida fundamentalmente a cuatro factores: entorno económico, entorno empresarial, capital humano e innovación.
En la sede del
Consejo General de Economistas se ha presentado el Estudio
Índice de Competitividad Regional (ICREG) 2017 (análisis dinámico de la competitividad regional en España en el periodo 2008-2016), editado por el citado Consejo, por el Colegio de Economistas de la Región de Murcia y por el Consejo Económico y Social de esta misma Comunidad Autónoma, en el que sus autores –un equipo de investigadores de la Universidad de Murcia–han identificado, por una parte, los
ámbitos de la economía en los que existen ventajas o deficiencias a nivel regional–con la finalidad de detectar oportunidades que fortalezcan la productividad empresarial y el bienestar de los ciudadanos, así como el crecimiento económico y la generación de empleo–; y, por otra, han analizado y cuantificado los
cambios experimentados en los diferentes ejes de competitividad y las tendencias a medio plazo, constituyendo una herramienta útil para la toma de decisiones en el ámbito de la política económica.
El Índice de Competitividad Regional (ICREG) se ha elaborado para las 17 Comunidades Autónomas en el periodo 2008-2016 (loque posibilita analizar la desigual incidencia de las fases del ciclo económico sobre la competitividad) a partir de 53 variables o indicadores estructurados en torno a siete ejes competitivos que permiten identificar las fortalezas y debilidades competitivas: entorno económico, capital humano, mercado de trabajo, entorno institucional, infraestructuras básicas, entorno empresarial e innovación.
Según el Índice de Competitividad Global 2017-2018 elaborado por el World Economic Forum– centrado en medir el dinamismo de las distintas economías del mundo–, nuestro país ocupa el puesto 34 de un total de 137 países analizados, si bien obtiene su mejor puntuación desde 2009.
Aunque España ha avanzado en este sentido (en el ecuador de la gran recesión, año 2011, llegó a colocarse en la posición 42), existen elementos que podrían ayudar a mejorar la posición de España en esta clasificación. Uno fundamentales el incremento de la competitividad de las regiones que la componen, ya que –como ha señalado el presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, durante la presentaciónde este estudio– “el grado de autonomía y la capacidad de decisión que tienen las Comunidades Autónomas para impulsar el crecimiento económico y el bienestar de los ciudadanos coadyuvan en un importante grado de influencia en la competitividad del país”. Según Pich, “la puesta en marcha de medidas de política económica encaminadas a mejorar la competitividad pasa por profundizar en el análisis de las áreas que determinan la capacidad real de las distintas regiones de un país, ya que un mayor conocimiento de las mismas favorecerá la generación de propuestas (públicas y privadas) en los diferentes ámbitos de actuación”.
Con este objeto ha sido concebido este Índice de Competitividad Regional 2017, gracias al cual se ha podido constatar que, en el conjunto del periodo objeto de estudio (2008-2016), las bases competitivas han mejorado de manera generalizada en todas las Comunidades Autónomas. A pesar del deterioro observado durante la crisis, este ha sido compensado por los buenos resultados de la fase de recuperación. Los ejes 2 (capital humano), 7 (innovación), 6 (entorno empresarial) y 1 (entorno económico), por este orden, son los principales causantes de esta mejoría.La amplia mayoría de las 17 CCAA obtuvieron los mejores registros en el último año del periodo (2016).
Entre las principales CONCLUSIONES del Índice de Competitividad Regional 2017 se encuentran las siguientes:
- Los valores mínimos se obtienen mayoritariamente en el año 2009, mientras los máximos se alcanzan en el último año del periodo (2016).
- A lo largo del periodo considerado hay una mejora generalizada del ICREG. España en conjunto ha mejorado sus bases competitivas.
- La clasificación por niveles y el análisis dinámico evidencian una clara mejoría de la competitividad global en el conjunto del periodo, particularmente intensa en la actual fase expansiva. La evolución del ICREG tiene un marcado carácter cíclico.
- En la fase de crisis, los ejes 3 (mercado de trabajo), 5 (infraestructuras básicas) y 1 (entorno económico) registran las mayores pérdidas, contribuyendo negativamente en todas las CCAA. Los ejes 2 (capital humano) y 7 (innovación) mejoran de forma ininterrumpida sus resultados, siendo los únicos que en todas las comunidades contribuyen positivamente.
- Entre 2013 y 2016, seis de los siete ejes, además del ICREG, mejoran sus resultados. Los ejes 1 (entorno económico), 3 (mercado de trabajo) y el ICREG experimentan los incrementos más significativos. Estos dos ejes son ahora los que contribuyen positivamente en todas las CCAA.
- En 2016, cuatro de los siete ejes (capital humano, innovación, entorno empresarial y entorno económico) junto al ICREG, alcanzan valores claramente superiores a los de 2008. Los ejes de mercado de trabajo e infraestructuras básicas, aun habiendo avanzado, todavía les falta recorrido para recuperar los valores previos a la crisis. Los ejes de capital humano e innovación son los que presentan un mejor comportamiento respecto a 2008.
- A lo largo del periodo 2008-2016, la mejora de las bases competitivas se sustenta en la contribución positiva de los ejes 1 (entorno económico), 2 (capital humano), 6 (entorno empresarial) y 7 (innovación), que compensa la menor contribución de los ejes 3 (mercado de trabajo) y 5 (infraestructuras básicas).