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Una máquina perfecta

Audi S5 Sportback TFSI 3.0 V6 T

Audi S5 Sportback TFSI 3.0 V6 T
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Por Mariano García Viana
domingo 21 de febrero de 2016, 23:16h

Quizás lo de la “máquina” suene un poco macarrilla (Este tío es un máquina, ese coche es una máquina….), pero de verdad que aplicándolo como adjetivo, como sinónimo de algo superior, algo que admirar, a este S5, es de lo más acertado y puede que nos quedemos aún cortos, pues en prestaciones, en seguridad, en estabilidad, en diseño o en confort, el S5 es “una máquina”.

Independientemente de su aspecto, a la vez discreto y elegantemente agresivo, en el que luego entraremos, demos primero un repaso al “culpable” principal de que este coche esté por encima de la mayoría, su motor. Se trata de un V6, por supuesto de gasolina, con ángulo de 90º, con 2.995 c.c. de los cuales se obtiene un rendimiento de 333 CV a 5.500/6.500 r.p.m. y con un par de nada menos que 440 Nm entre las 2.900 y 5.300 r.p.m., período en los que está disponible siempre el 90% de su potencia, casi nada. Todos estos datos son teóricos, pues en la práctica se convierten en toda un gama de satisfacciones que superan a la teoría. Aunque se dispone de un turbocompresor con dos intercooler e inyección directa (TFSI), la entrega de esa mencionada potencia no se produce con un tirón que te tira para atrás, sino con un constante empuje que te envuelve en el asiento como si te transportara a otro universo, el de los auténticos GT. Dejando un poco de lado el lirismo, digamos que este motor tiene un comportamiento supereficiente y no solo en lo referido a la aceleración, que por cierto no está nada mal, de 0 a 100 kms/h en apenas 5 segundos, mientras que la velocidad máxima autocontrolada se sitúa en unos 250 km/h, que podían ser muchos más sin el corte de la inyección. Aunque no sea un dato de primer orden para este tipo de coche, digamos que, como una virtud más, el consumo medio no supera los 8 litros, a lo que contribuye un silencioso y discreto sistema Star&Stop en las paradas.

La caja de cambios S-Tronic es de 7 velocidades de doble embrague y se adapta perfectamente a las características del motor, es decir tiene unas relaciones más bien cortas, en las primeras velocidades, pero las superiores son algo más largas para circular a altas velocidades con un número bajo de revoluciones, pero lo que no signifique que incluso en séptima el coche se recupere con una rapidez asombrosa, sin que notemos que la caja haya reducido por sí misma, a no ser que le pisemos con decisión y queramos que la recuperación sea más que inmediata. No hay que olvidar, aunque en la práctica sea así, que si se quiere utilizar manualmente el cambio, se dispone de las correspondientes levas tras el volante. Pero hay algo importante que también proporciona este V6, aunque sea en el plano más psicológico que práctico, y es su espectacular sonido o más bien la sinfonía que es capaz de interpretar si queremos subirle de revoluciones. No es molesto en absoluto, es lejano pero bronco y hace que la adrenalina fluya por las venas del conductor, animándole a reducir, para volver a acelerar y oir sus notas según sube de vueltas. Ahora bien una vez que hemos alcanzado la velocidad o circulemos a más baja revoluciones, parece como si nos empujara algo misterioso pues no se deja oir en absoluto. Estas últimas frases parecerán demasiado poéticas, pero es que la realidad es así.

Si la parte motriz es extraordinaria, no lo es menos la referida al comportamiento. Como buen Audi de altas prestaciones se cuenta con tracción Quattro aunque el modelo no lo muestre gráficamente. Un diferencial central autoblocante, que gestiona la distribución del par, se encarga que siempre dispongamos de la mejor tracción independientemente del estado del firme. Las suspensiones, de cuatro ruedas independientes, pueden variar de dureza a gusto del conductor, pues la puede manejar desde el cuadro, disponiendo de seis tipo distintos según se quiera conducir, Confort, Sport, Dinamic……. Como la dirección es muy directa y con apenas un golpe de volante el coche se inscribe en las curvas dócil y rápidamente, su manejo en ese sentido también es muy gratificante, pues además su radio de giro es bastante reducido para la envergadura del coche, con lo que circular por ciudad tampoco plantea problema de tamaño y manejabilidad. ¿y para detener esta “máquina”? Pues se cuenta con un equipo de frenos de doble tambor en las pinzas del freno que presionan unos discos ventilados de gran tamaño, con lo que es fácil de comprender que detener el coche por muy deprisa que se circule no plantea ningún problema ni esfuerzo sobre el pedal.

Decíamos al principio que su aspecto exterior discreto y elegantemente agresivo, aunque el primer adjetivo habría que matizarlo, pues es una discreción notoria, aunque parezca un contrasentido. No hay alerones exagerados, ni faldones a ras del suelo, ni pasos de rueda sobredimensionados, pero nada más verle se nota que no es un A5 Sportback “normal” y las mirada de la mayoría de los viandantes lo confirmaban constantemente a su paso, circulara por donde circulara. Ya marca la diferencia con otros modelo 5, la nueva parrilla Singleflame en gris platino, con listones cromados y entre ellos el logo S5. Los paragolpes son también específicos del modelo, mientras que la entradas de aire también son exclusivas, a cada lado de las cuales se sitúan los faros antiniebla. Los estrechos faros con tecnología xenón plus y led para marcar la luz de día, le dan un aspecto como de tener los “ojos” entrecerrados para, como un felino agazapado, saltar hacia delante con poderío. Lateralmente el propio diseño le confiere las formas de un gran coupé, en el que destacan las llamativas y grandes llantas de aleación de cinco trabajados radios. En la trasera destacan dos elementos, los nuevos y grandes grupos ópticos con tecnología led, que le hacen inconfundible por la noche y por otro lado los dos escapes doble ligeramente ovalados situados a cada lado de la carrocería y separados por un difusor con deflector en alumino. Aspecto en general deportivo, pero sin exageraciones.

El interior conserva ese mismo aspecto deportivo, con unos asientos bicolor de piel y alcántara, que sujetan perfectamente el cuerpo y además resultan cómodos. Elementos en cromo, en aluminio mate, carbono “Atlas” y malla de acero inoxidable, remarcan el carácter deportivo del habitáculo, pero sin olvidar el toque de elegancia que marcan las luces de cortesía ocultas en los distintos paneles. La visera que “guarda” el cuadro de instrumentos e incluso la pantalla multifunción y en su prolongación hacia abajo toda la consola central, ocupa dos tercios del salpicadero. El volante, también de piel es de agradable tacto y contiene un buen número de interruptores para hacer más cómoda la conducción. Los mandos auxiliares, así como la palanca selectora quedan muy a la mano y, como en la mayoría de los modelos Audi, tras ésta, cerca ya de los asientos encontramos el botón de accionamiento de las distintas funciones de la campaña, y las opciones de ésta. Las plazas traseras disponen de un envidiable espacio y solamente la configuración para dos personas, impide que tres viajen con suficiente comodidad. El maletero que, por supuesto se puede ampliar al abatir el asiento trasero, dispone de una enorme capacidad incluso sin hacerlo.

Como es de esperar en un modelo que supera los 70.000 €, el equipamiento es muy completo, contando con casi todo lo que se puede esperar de él, tanto para hacer más agradable el conducirlo, como para también conseguir que sea más seguro, ágil y eficaz.

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