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IV Laboratorio del Foro Medio Ambiente y Sostenibilidad, FSMS 2018, de Ifema
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IV Laboratorio del Foro Medio Ambiente y Sostenibilidad, FSMS 2018, de Ifema

martes 06 de marzo de 2018, 07:06h
Las ciudades y la infancia, a debate en la Feria de Madrid.
IV Laboratorio del Foro Medio Ambiente y Sostenibilidad, FSMS 2018, de Ifema
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El pasado 1 de marzo el FORO MEDIO AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD, FSMS, en el que se encuadra el Foro de las Ciudades de Madrid, cuya tercera edición organizada por IFEMA, se celebrará entre los días 13 y 15 de junio de 2018, en la Feria de Madrid, celebró su cuarto Laboratorio (una serie de encuentros de un grupo de expertos que debaten sobre diferentes temáticas relacionadas con la sostenibilidad). En esta ocasión, el tema tratado fue la ciudad y la infancia, o cómo diseñar ciudades que ofrezcan las oportunidades más adecuadas para que los niños y niñas puedan usar y disfrutar plenamente del espacio urbano a la vez que esta experiencia les sirve para su crecimiento vital. El Laboratorio se quiso hacer coincidir con la celebración estos días de la SEMANA DE LA EDUCACIÓN. De este Laboratorio parte la idea de crear un grupo de trabajo, y el deseo de incorporar de manera activa a los niños y niñas en él para trabajar con ellos.

En el encuentro participaron (en la foto de izquierda a derecha) Aurora Adalid (Zuloark); Javier González (Escuela en Arquitectura de la UAM); Lucia Losovic (UNICEF Comité Español); José Miguel Solís (Asociación Española de Fabricantes de Mobiliario Urbano y Parques Infantiles, AFAMOUR); Marta Román (GEA21); Lola González (Directora de FSMS); Encarna Alemañ (Asociación de Investigación de Juguetes, AIJU), y Manuel Pascual (Zuloark).

La infancia es uno de los colectivos de la ciudadanía más vulnerable frente a escenarios de inequidad o desigualdad urbana. Aunque parece sencillo, el debate sobre cómo han de ser nuestras ciudades para dar respuestas a las demandas de la infancia, a la vez que se la integra como parte activa en el diseño urbano y el uso del espacio público, no pasa sólo por dotar a la ciudad de áreas de juego de calidad, imaginativas y seguras, algo que por otro lado es muy importante, sino también por partir de un paradigma nuevo: hagamos ciudad para los niños y niñas, pero contando con los niños y las niñas; escuchemos sus demandas y diseñemos herramientas para que recuperen el juego, la interacción y, por qué no, la sensación de riesgo, de manera que usar la ciudad se convierta para ellos en una experiencia de descubrimiento vital donde encuentren su ciudad soñada o imaginada, no aquella recreada por los adultos que interpretan lo que piensan los niños y niñas ¿Es posible hacer una ciudad amable con la infancia sin contar con ellos?

Una ciudad amable, segura y participativa con la infancia es casi con total seguridad una ciudad sostenible para todo el conjunto de la población, al igual que un espacio público de calidad y un potente compromiso por la educación ambiental y urbana desde la infancia garantizará un avance global hacia cotas más altas de equidad e igualdad.

Marta Román, geógrafa, miembro de GEA21 e investigadora centrada en aspectos de de género y generación, reconoció que la situación es muy mejorable y que en las ciudades se ha perdido la autonomía infantil, especialmente desde la década de los años 90 del pasado siglo, debido al desarrollo de un urbanismo que se olvidó de los niños y niñas, lo que en cierto modo ha provocado un fracaso colectivo como sociedad. La cuestión ahora, según Marta Román, es trabajar en proyectos que recuperen la autonomía infantil en las ciudades dibujando el nuevo papel de la infancia en la sociedad urbana, como por ejemplo promoviendo los llamados “caminos escolares”, y reflexionando sobre el efecto vivido de “privatización de la infancia”. Parece que el juego libre está en peligro de extinción, porque se tiende a medir, controlar y vigilar mucho más de lo deseable, piensa Román, quien ve el camino adecuado en diseñar ciudades que permitan el juego libre, sin interacción de los adultos, para que los niños y niñas puedan llegar a enfrentares y solucionar por sí mismos los conflictos. Así, los niños aprenden con vivencias y experiencias propias. En cuanto al espacio público y la actividad de la infancia en la ciudad, a la geógrafa de GEA21 también le preocupa que lo público actué con la lógica de lo privado; es decir “que pasemos de un servicio público a un servicio al público”.

Encarna Alemañ, project manager de Asociación de Investigación del Juguete (AIJU), explicó que su organización trabaja sobre aspectos de seguridad en juguetes, productos de puericultura, colegios o zonas de juego infantiles, algo que resulta muy importante, pero que en cierto modo la estandarización ha “matado” la diversidad de la ciudad. Se ha trabajado mucho sobre la protección del niño, pero no se acaba de comprender, algo que sí analizan entidades en otros países, que todos los elementos de una ciudad pueden ser usados y entendidos como elementos de juego para la infancia; es decir, que la ciudad en sí misma es un gran espacio de juego. En este sentido, la AIJU trabaja con niños y con familias para analizar lo que funciona y lo que no, y para valorar el riesgo beneficioso para la infancia, en contraposición al riesgo que hay que evitar a toda costa. En este sentido, Encarna Alemañ apunta otra contradicción que hay que gestionar: en ocasiones en los espacios dedicadas a la infancia se cumple con lo que marcan las ordenanzas municipales, pero esto no quiere decir que se cumpla también con todos los elementos necesarios para garantizar la seguridad de los niños y niñas.

Por su parte, Lucia Losoviz, responsable de Políticas Locales de Infancia y Participación de UNICEF Comité Español, explicó algunos de los proyectos que tienen en marcha como el programa Ciudades Amigas de la Infancia, cuya finalidad es colocar a los niños y niñas en el centro de las políticas locales. Hoy, esta programa lo componen en 170 ciudades (agrupan al 28% de la población infantil de España) y otras 120 ya han pedido su inclusión. El programa se apoya en cuatro enfoques principales: participación de la infancia con una voz activa; la equidad, que ningún niño se queda atrás; alianzas y coordinación, porque los planes han de estar coordinadas entre todas las áreas municipales entendiendo la infancia como un aspecto transversal de la ciudad, y la coherencia de las acciones y los enfoques con la agenda 2030 de desarrollo global.

En este programa de Ciudades Amigas de la Infancia, cada ciudad miembro tiene que presentar un plan estratégico y presentar una evaluación para ir midiendo los avances que se hacen. Con ello consiguen el sello “Ciudad Amiga de la Infancia”, que en realidad es una forma de mostrar que se va por el buen camino, pero que hay que seguir trabajando. Para Lucia Losoviz, y para la filosofía que mueve este programa de UNICEF, la cuestión es que los niños y niñas tiene que participar de manera directa en la planificación de la ciudad, para lo cual hay que construir mecanismos participativos. Y en este punto, Losovic recalca la importancia de ir recuperando especio público, tanto en cuanto es el lugar donde se genera relación humana, comunidad y vecindad, un factor clave si se quiere que la infancia vuela a tomar la ciudad como un espacio de uso, seguro y amigable, fomentando la actividad colectiva y física, y evitando así graves problemas de nuestra sociedad como la vida sedentaria y obesidad infantil.

En opinión de Manuel Pascual, del colectivo Zuloark, un grupo de arquitectos, diseñadores y urbanistas que intervienen sobre la ciudad en forma de red con presencia en ciudades como Madrid, Berlín o Ciudad de México, hay que evitar pensar en los niños y niñas pero sin ellos, renovando las formas que hay para darles la voz y evolucionando el paradigma de la participación. Manuel Pascual puso un ejemplo concreto: el proyecto “Ciudad Escuela”, en el que participa Zuloark junto con otros organismos y expertos, y que consiste en ver la ciudad como un espacio de aprendizaje, donde en realidad estamos aprendiendo cosas nuevas constantemente, aunque por desgracia es un tipo de aprendizaje que no se visibiliza y que no se está ni analizando ni legitimando. Se trata de incorporar la infancia a la ciudad, por el bien de los niños y por el bien de la propia ciudad. Además, Manuel Pascual, puso en valor la importancia de la innovación social y el conflicto como un aspecto inherente a la ciudad, e incidió en un tema con gran relevancia: la infancia aún tiene espacios públicos para desarrollar y experimentar en la ciudad, pero esto no ocurre igual con los adolescentes, que han sido poco menos que excluidos y expulsados de la ciudad.

Javier González, de la Escuela en Arquitectura de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), señaló que lo que se espera del mundo de la universidad es que produzca conocimiento científico, pero también que éste se muestre para que la ciudadanía lo replique, lo use, lo ponga en duda… Esta es la visión que mueve a la Escuela en Arquitectura, una red paracadémica y transversal que lo toca todo y lo relaciona todo en una visión global sobre qué ocurre en los territorios urbanos desde diferentes escalas. Comentó Javier González que se trata de poner en duda las categorías tradicionales ¿Trabajo, escuela, espacio, juego…? Por ejemplo, ahora se está analizando cómo el juego puede ser un catalizador frente a dificultades de diversidad, multilingüismo o multiculturalidad; es decir mediar jugando para resolver conflictos. O como se está trabajando para recuperar los juegos tradicionales, aquellos que se producían en el espacio público, sin reglas y sin vigilancias excesivas. Para el profesor de la UAM tampoco hay que perder de vista la importancia del espacio público digital que, al margen de que pueda provocar hábitos no muy positivos como el aislamiento, en realidad es una nueva oportunidad para conectar a la infancia, porque además se encuadra en un momento social de grandes cambios donde nadie sabe muy bien hacia dónde vamos.

José Miguel Solís, secretario general de AFAMOUR, aportó la visión de las empresas que diseñan y fabrican áreas de juego para el espacio público urbano, incidiendo en que son compañías no se quedan sólo en una “visión meramente empresarial”, sino que desarrollan y proyectan un discurso que va más allá y que entiende que hace falta la visión de los niños y niñas para diseñar la ciudad. Hay que coordinar las legislaciones de las comunidades autónomas en materia de seguridad de las áreas de juego, señaló José Miguel Solís, pero también hay que pensar que estas zonas han de servir para que los niños desarrollen sus habilidades y su creatividad. Muchos ayuntamientos se conforman sólo con que un área de juego cumpla la función lúdica y esté ajustada al presupuesto, pero no le prestan mucha atención a otros aspectos relacionados con la sostenibilidad como la huella de carbono de la instalación, la procedencia sostenible de los materiales utilizados, etc. En ocasiones, comentó Solís, las ciudades trabajan a corto plazo, sin una visión más global y extensa en el tiempo sobre cómo hay que repensar los espacios de juego y las demandas de la infancia en entornos urbanos.

Aurora Adalid, miembro de Zuloark y arquitecta muy volcada en aspectos de ciudad e infancia, apuntó que hay que considerar la participación de la infancia como un derecho, pero también como un recurso, y repensar las categorías existentes contando con los niños y niñas, trabajando en la ciudad desde lo pequeño, las intervenciones puntuales, hacia lo grande, como proyectos más abarcadores. Por ejemplo, trabajamos desde hace ya tiempo en un proyecto llamado la “Declaración Universal de los Derechos Urbanos”, y seguramente hagamos una especie de extensión para incorporar a la infancia en esta nueva propuesta de revisión de la convivencia marco en la ciudad. Esta “Declaración de Derechospropone construir una declaración colectiva sobre cómo es y podría ser la ciudad a través de la “escucha” ciudadana mutua, el diálogo y el debate. Sin duda, hay que contar con la infancia para ello.

La tercera edición del FORO MEDIO AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD, FSMS, que organiza IFEMA, y que se celebrará entre los días 13 y 15 de junio de 2018, en la Feria de Madrid, volverá a reunir más de 15 eventos entre ferias, showrooms, congresos, foros y jornadas. FSMS ya se ha convertido en un referente en materia de sostenibilidad ambiental, innovación y eco eficiencia para los diferentes sectores de actividad presentes en la convocatoria, como los servicios ambientales urbanos, la recuperación y el reciclaje de residuos, la gestión de las ciudades, la limpieza profesional de interiores o la calidad ambiental, todos ellos integrados en la economía verde y circular.

FSMS 2018 incluye la 19ª Feria Internacional del Urbanismo y del Medio Ambiente, TECMA; el 3º Foro de las Ciudades de Madrid; la 6ª Feria Internacional de la Recuperación y el Reciclado, SRR, y el 3º Salón de la Limpieza e Higiene Profesional, ESCLEAN.
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