El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo su política monetaria sin cambios el jueves, tal y como se esperaba, con el presidente, Mario Draghi, restando importancia por los débiles datos macroeconómicos fuera de la zona euro.
El discurso en cuanto a política monetaria del banco se mantuvo inalterado e idéntico respecto a la reunión anterior a principios de marzo reiterando que las compras de activos podrían extenderse más allá de septiembre de 2018 en caso de ser necesario. Como habíamos previsto, tampoco hubo cambios sobre el rumbo que tomará el BCE y Draghi afirmó que el Consejo de Administración todavía no había discutido la política futura.
Draghi apuntó durante su conferencia de prensa que los datos de inflación era moderados y que todavía se necesitaba un amplio grado de estímulo. También reconoció la reciente moderación del crecimiento en la zona euro, aunque afirmó que esta relajación del alto ritmo del año pasado puede reflejar factores temporales y que se esperaba una normalización del crecimiento. Asimismo, también se refirió a la volatilidad en los mercados de divisas afirmando que las políticas proteccionistas del exterior no habían tenido ningún impacto sustancial hasta el momento.
Tras los recientes y decepcionantes datos macroeconómicos, que incluyen una inflación subyacente persistentemente baja y un retroceso en la actividad comercial, el mercado se había preparado para una evaluación bajista por parte de Draghi. No obstante, el presidente del BCE afirmó que “se espera que el crecimiento se mantenga sólido” y que el consejo aún tenía confianza en que la inflación convergería para alcanzar el objetivo a medio plazo. Esta aparente falta de preocupación respecto a una potencial desaceleración económica se reflejó en el euro. La moneda subió modestamente a lo largo de su conferencia de prensa aunque perdió sus ganancias poco después, principalmente debido a la falta de una nueva orientación futura y algunos buenos datos al otro lado del Atlántico.
En general, la conferencia de prensa de hoy proporcionó muy pocas señales respecto a la política futura y no hay pistas sobre una posible reducción o fecha de finalización de su programa de flexibilización cuantitativa. Podremos obtener alguna pista cuando el BCE se reúna dentro de seis semanas, cuando publiquen las próximas proyecciones económicas del banco. Sin embargo, considerando que Draghi declaró que la política futura aún no había sido discutida, creemos que es razonable suponer que esto no llegará hasta la reunión del Consejo de Gobierno de julio.
Como mencionamos en nuestro informe preliminar del BCE, creemos que los recientes datos han asegurado que ahora hay una gran posibilidad de que el programa de QE del banco se extienda hasta diciembre de 2018, lo que incluiría reducciones graduales en las compras mensuales. Creemos que una salida retrasada del QE y la perspectiva de aumentos de tipos hasta el final de 2019 podrían presionar al euro a la baja durante el resto de 2018.
Fuente: Ebury