Entrevista al ministro asesor para Política y Asuntos Internacionales de la Presidencia de Nicaragua, Sidhartha Marín

Recientemente se presentó una propuesta de reforma al sistema de la Seguridad Social y esto generó reacciones en diversos sectores, que en algunos casos tuvieron manifestaciones violentas. De forma casi inmediata el presidente Daniel Ortega tomó la decisión de eliminar la reforma. De hecho, esta reforma ni siquiera había entrado en vigor ya que en la propia propuesta de reforma se indicaba que lo haría el próximo mes de julio .

Además, el Presidente Ortega hizo un llamamiento a un gran Diálogo Nacional al que invitó a la Conferencia Episcopal nicaragüense para que fuera mediadora y testigo, y la Conferencia Episcopal aceptó. En Nicaragua ya se está realizando un Dialogo Nacional por la justicia y por la paz.

Por favor, hábleme del contexto económico

Todos los datos que le voy a dar a continuación están validados por organismos internacionales, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Del 2007 al 2016 prácticamente se ha duplicado el PIB y la exportación ha tenido un comportamiento similar. La evolución de la inversión extranjera directa ha pasado de 300 millones a 1.500 millones de dólares en 10 años, es decir, una evolución bastante positiva. Agencias internacionales, como Standard and Poor's, dan mejores calificaciones a Nicaragua en temas económicos.

Ahora mismo tenemos un 94% de cobertura eléctrica a nivel nacional, lo que es un logro gigantesco porque en 2007 era del 52%, o sea que solo la mitad de la población de Nicaragua tenía luz eléctrica.

Todo eso se ha conseguido sin descuidar, por supuesto, el carácter social del proyecto político, como la reducción de la pobreza, y también hay cifras contrastadas con el Banco Mundial o la FAO.

La pobreza de Nicaragua pasó del 48% en el 2007 al 24%, o sea, a la mitad que como se puede ver coincide con el crecimiento de la economía. Y lo mismo ha sucedido con la pobreza extrema que ha pasado del 17% al 6%.

Y todo esto se ha ido logrando en base al diálogo y la concertación entre el Gobierno, los empresarios y los trabajadores.

¿Usted cree que esto podría estar organizado esperando una excusa? ¿Si no hubiera sido por esto sería por otra cosa?

Yo diría que sí. La muestra es que el presidente deroga y elimina completamente la reforma de la Seguridad Social el día 23 de abril. Él comunica públicamente la derogación legalmente. Pero después de esto las protestas siguieron.

Podemos ver que, efectivamente, el móvil no fue el sistema del Seguro Social sino que eso solo sirvió de plataforma para incorporar otras demandas.

Pero no es tanto la demanda sino el cómo.

Ejercer presión social a través de la violencia no es válido en ninguna sociedad. Para eso están los mecanismos del diálogo. El presidente llamó a este gran Diálogo Nacional precisamente para hablar de todos estos temas. Creo que es un gran paso y es la línea correcta, el hablar.

El gobierno expresó que está dispuesto inclusive a discutir las mejoras institucionales, pero todo eso bajo la Constitución y con diálogo .

No podemos, por ejemplo, permitirnos un paro nacional, la economía es frágil aún y no podría soportar ese paro. La violencia tiene que desaparecer de las calles para que el diálogo tenga lugar en un clima de respeto.

¿Cómo puede llegar a afectar esta crisis a la inversión extranjera o a la financiación que reciben de los organismos internacionales?

En el tema de inversión y actividad económica en general hemos sentido el impacto negativo.

Lo que si vemos, también, es una clara intención de afectar la imagen del Gobierno del país. Lo que no se dan cuenta, a veces, ciertos sectores políticos es que cuando atacan al Gobierno con esta intensidad el que sufre es el país.

Las consecuencias son para todos pero, sobre todo, para la gente que ellos dicen defender. Ahí también es donde nos corresponde como nicaragüenses seguir madurando políticamente, socialmente, y empezar a reconocernos en la necesidad, en la unidad y en temas fundamentales como la paz. No podemos arriesgar la paz. Cualquier diferencia que se pueda tener debe ser resuelta por la vía del diálogo. Hay falta de madurez política.

El gobierno ya ha manifestado que está dispuesto a discutir reformas, mejoras en el marco de la Constitución pero, con un planteamiento jurídicamente viable y socialmente viable. El seguro social, por ejemplo, va a ser discutido por una mesa sectorial, así que estamos a la espera de qué es lo que van a proponer en concreto. Los temas están identificados pero lo que necesitamos son propuestas serias y constructivas.

Hay una serie de sectores que siempre han manejado un discurso vacío con relación al gobierno que son los que han complicado todo.

Quiero enfatizar que el diálogo como herramienta y como método y mecanismo de trabajo político es una herramienta instaurada por el gobierno sandinista. Esa concepción de diálogo abierto inclusivo no lo encontrabas en el país hasta que el gobierno sandinista llegó. Lo institucionalizó. Esa fortaleza es lo que nos ha permitido poder en estos momentos neutralizar un evento de esta naturaleza. El diálogo es política pública.

¿Considera que hay injerencias internacionales?

Por el nivel de organización y coordinación que han mantenido algunas protestas y por el nivel de financiamiento que ello implica, creo que sí. Algunos expertos y analistas internacionales han detectado y analizado precisamente presencia extranjera en estos eventos. Pero reitero que estamos participando en este diálogo muy seriamente y vamos a esperar también al trabajo de la Comisión de la Verdad, que también va a determinar algunos flujos financieros que pueden haber existido para este fin. Una vez tengamos los resultados concretos podremos determinar si hubo o no injerencias.

Pero nosotros abogamos por el respeto. Tenemos un dialogo muy constructivo con la Unión Europea, por ejemplo. Ellos han respaldado la iniciativa del Diálogo Nacional y han condenado las situaciones de violencia.

Se ha invitado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que aporte y que nos acompañe en este esfuerzo nacional.