Según los expertos legales de DAS Seguros, en España, la mayoría de empresas son Pymes; y entre ellas la mayor parte son empresas familiares.
En el Día Mundial de las Pymes,
DAS Seguros analiza la problemática a la que están sujetas las empresas familiares, todas ellas, compañías de tamaño pequeño y mediano. Según datos del Instituto de Empresa Familiar, concretamente el 90% de las empresas de España son familiares; es decir, más de 1,1 millones del tejido empresarial. Uno de los principales retos a los que se enfrentan es su proceso de sucesión.
Para llevar a cabo un proceso sucesorio en una empresa familiar de manera correcta, es imprescindible que éste se planifique y se elabore de acuerdo con la normativa vigente. En los peores casos, un proceso ineficiente podría llevar a la desaparición de la empresa.
La manera más efectiva para organizar este traspaso es, por lo tanto, aprobando un protocolo familiar a modo de convenio consensuado entre los miembros, en el cual se recojan las atribuciones de cada integrante, la manera de incorporarse a la empresa por parte de nuevos miembros, la formación necesaria y las posibles transmisiones de participaciones sociales o acciones, entre otra información.
¿Qué debería incluir el protocolo familiar para culminar un proceso de sucesión con éxito?
Más allá del marco legal establecido por el Real Decreto 171/2009 de 9 de febrero, el cual rige la publicidad de los protocolos familiares, la regulación respecto a dichos procesos es escasa. Aun así, las cláusulas que se deberían incluir en los protocolos, son:
- Derechos y obligaciones de los miembros de la familia con la empresa: derechos de tipo económico, régimen sucesorio y condiciones para disponer de las participaciones o acciones de la empresa.
- Política de contratación y retribución de los miembros de la familia en la empresa, tanto para cargos directivos como para empleados.
- Creación y funcionamiento de los órganos sociales como la asamblea familiar, el consejo de familia o el Comité de Seguimiento del Protocolo; los cuales no constituyen órganos de gobierno de la empresa, pero sirven de enlace con la misma.
- Régimen de contratación de un asesor externo, con el fin de ayudar y mediar para la resolución de conflictos entre los miembros de la familia.
- Mecanismos de resolución de conflictos y régimen sancionador: un arbitraje o técnicas como la mediación, por ejemplo, como propósito de evitar acudir a la sobrecarga de litigios y tribunales.
Los puntos más conflictivos
Según Aldo Schlemenson, en su libro “Desarrollo Organizacional de las Pymes y Empresas de Familia. La conducción en épocas de crisis”, los puntos de conflicto más frecuentes del protocolo familiar expuesto son:
- La sucesión, como momento crítico que implica muy distintos problemas a nivel familiar, patrimonial y empresarial.
- La superposición de familia y empresa: en que sus miembros desarrollan dobles roles y no hay separación entre ambas vertientes.
- Choque generacional. Las ideas de las generaciones más jóvenes chocan con la visión tradicional de las fundadoras.
- Preferencias. No se diferencia entre los afectos y el bien de la empresa, cuando hay que atribuir sueldos o puestos.
- La falta de flexibilidad y excesivo personalismo, especialmente en los cargos directivos de la empresa.
- La dificultad específica de la delegación de funciones.
- Ausencia de reglas o de procedimientos para el tratamiento de situaciones problemáticas.
- Responsabilidades confusas. A menudo se superponen los roles y su atribución de funciones está indefinida o definida de manera poco clara.