Algunas personas pasan el verano pendientes del correo y el teléfono en lugar de disfrutar plenamente de su familia o amigos.
Llegan las vacaciones y para algunos es imposible desconectar del trabajo: miran el correo estando en la playa, cogen el teléfono en pleno momento familiar o conversan con amigos continuamente sobre su profesión. ¿Es bueno seguir “enganchado” al trabajo? ¿Es obligatorio desconectar u obligar a nuestro familiar a que lo haga? En opinión de la experta en inteligencia emocional aplicada al ámbito laboral y CEO de
Intelema, Carmen Sánchez, dependerá de
“las causas personales”, pero en general señala que se trata de una cuestión de actitud y miedos.
Según reconoce, “a las personas que les apasiona lo que hacen, que han convertido su profesión en un proyecto vital no le podemos pedir que desconecte, pues no lo van a hacer. Eso sí, cabe destacar que se trata de un perfil de persona que suele ser capaz de disfrutar de la vida en cualquier momento, que pone pasión en cada situación”.
El problema llega cuando se trata de causas laborarles: cuando la persona solo piensa en su email profesional, en sus llamadas de trabajo, pensando que es imprescindible, o “que quiere a toda costa agradar a su jefe”. La experta indica que este perfil llevado al límite se ve en personas que son serviles, que no serviciales, que se dejan llevar y alimentan ese tipo de relación dependiente. “Otras causa es el tener miedo a decir no al jefe”, destaca.
Es entonces cuando se pueden generar conflictos en la vida familiar, dado que la persona no está “pendiente de disfrutar, de descansar”, comenta Sánchez, quien añade de forma metafórica: esta persona se ve arrastrada por todo lo externo, esta dependencia hace que sea como una marioneta. La experta sentencia que “estas personas atrapadas por el trabajo van perdiendo poco a poco las riendas de su vida, aprenden a ser utilizadas, a sufrir. Se creen imprescindibles, importantes y alardean de ello sin darse cuenta de que no están disfrutando el momento”.
Ante esta situación Carmen Sánchez sugiere cinco claves para poder desconectar. En primer lugar “elegir estar a gusto”, es decir, “tener una actitud sobre cómo afrontar cada momento”, comenta. También indica que hay que “estar en lo que se está”, lo que se traduce en vivir plenamente cada momento con la familia o con uno mismo; un consejo que va ligado también al tercero: “parar la mente y conectarse con el presente”.
Asimismo, Sánchez propone el “organizarse el día cuando arranca. Hay que hacerse la pregunta sobre qué queremos hacer y cuando tengamos la respuesta consensuarlo con la persona con la que queremos disfrutar la actividad”. Por otro lado, recomienda “no olvidarse de hacer alguna actividad en soledad, o sea reservar un momento para uno mismo”.
Por último, la experta en inteligencia emocional apunta: “Dar lo mejor de nosotros mismos en cada instante debería ser un propósito para cada ser humano, nos puede beneficiar en todo estar conectado al presente, en disfrutar de cada momento”.