Marruecos acomete importantes reformas estructurales para desarrollar sectores orientados a la exportación y un marco fiscal favorable a la atracción de inversiones.
El último Country Report difundido por
Crédito y Caución resalta el alto potencial de crecimiento a medio plazo que presenta Marruecos, el principal socio comercial de España en la región MENA (Oriente Medio y Norte de África). Marruecos está realizando importantes reformas estructurales para diversificar su economía, mediante el desarrollo de la industria manufacturera en sectores orientados a la exportación como la automoción, la aeronáutica y la electrónica, y la creación de un entorno de exenciones fiscales favorable a la atracción de inversión extranjera.
Los bajos costes laborales y la devaluación de la moneda han mejorado la competitividad internacional de Marruecos que, desde 2000, ha incrementado un 70% el PIB por persona en términos reales. A pesar de esos importantes avances, el informe remarca algunas debilidades importantes. El país sigue dependiendo en gran medida de la agricultura, que emplea al 40% de la fuerza de trabajo, y la volatilidad en la producción agrícola tiene un gran impacto en el consumo privado y la economía. El turismo, las exportaciones de automoción y las remesas, que generan la mayor parte de las divisas, dependen en gran medida del ciclo en Europa. Además, Marruecos también es vulnerable al aumento de los precios del petróleo. El bajo nivel educativo, las deficiencias de infraestructura, la corrupción y las ineficiencias del mercado laboral siguen siendo obstáculos al desarrollo del país, frente a una competencia asiática que limita los márgenes del sector manufacturero.
El informe prevé que el crecimiento económico disminuya ligeramente en 2018, ya que las condiciones climáticas menos favorables afectarán a la producción agrícola. Sin embargo, eso no frenará la expansión económica, que se mantiene a través del sólido desempeño de los sectores de automoción, aeronáutica, químico, electrónica y turístico.
Los subsidios y la inversión en infraestructuras mantienen elevados los gastos públicos. Se espera que el déficit fiscal disminuya por debajo del 4% del PIB en 2018 y que la deuda pública se estabilice alrededor del 75% del PIB en los próximos años, una tasa elevada en comparación con otros mercados emergentes, aunque Marruecos conserva un buen acceso a los mercados internacionales de capital.