El Mazda MX-5 2019 refina su diseño, sus sistemas de seguridad, su comportamiento dinámico y ofrece un nuevo motor de 184 CV.
La Transfagarasan es una de las carreteras más sorprendentes del mundo, también una de las más legendarias. Por eso es el paraje ideal para presentar el nuevo Mazda MX-5 2019, recorriendo 151 kilómetros de curvas en horquilla, curvas abiertas, subidas y bajadas abruptas, y atravesando más túneles y viaductos que en cualquier otra vía de Rumanía. No en vano ha sido apodada como la “locura de Ceaucescu”, el dictador que la construyó en los años setenta para asegurar un acceso militar rápido frente a la amenaza soviética, sacrificando la vida de cientos de soldados en el proceso. Resulta irónico que cerca de este sinuoso recorrido se encuentre el mítico castillo de Vlad III el Empalador, más conocido como Drácula.
Este trazado es el escenario perfecto para poner a prueba el Mazda MX-5 2019. El mítico descapotable de Mazda tiene ya 29 años y más de 280 premios y un millón de unidades fabricadas a sus espaldas, lo que lo convierte en el roadster más vendido del mundo según el record Guinness. Conducirlo es la manera perfecta de sentir la filosofía Jinba Ittai de Mazda: jinete y caballo unidos, coche y conductor en armonía. La versión 2019 de esta cuarta generación refina su diseño, su estructura interna, su comportamiento dinámico y añade novedades en las tecnologías de seguridad i-ACTIVSENSE. Además, sus motores entregan ahora más par, sin perder sus consumos y emisiones reducidas, con una nueva motorización de 184 CV. Y por encima de todo, continúa ofreciendo la máxima diversión al volante.
La Transfagarasan discurre hasta una altura de 2.042 metros y pasa entre los picos más importantes del Rumanía, el Moldoveanu y el Negoiu. Atraviesa los montes Fagaras, una sección de los Cárpatos meridionales rumanos, y está aderezada con el segundo paso alpino de mayor altura del país. Nadie duda de que es una carretera fabulosa, absolutamente tentadora para los apasionados por la conducción. El viaje épico que promete esta increíble carretera es el banco de pruebas perfecto para una demostración de los minuciosos refinamientos que han hecho de la versión 2019 del Mazda MX-5 la más cautivadora y orientada al conductor de su historia.
Novedades del Mazda MX-5 2019
Entre las novedades estéticas se incluyen nuevos colores de las llantas de aleación y la opción de capota de lona en color marrón. Mejora en su interior la comodidad y el sentimiento de unión con el coche gracias a un ajuste telescópico en el volante, una función más ergonómica de reclinación en los asientos y una apertura de puertas más cómoda. Por último, añade cinco nuevos elementos de seguridad a su sistema i-ACTIVSENSE: la Asistencia a la frenada en ciudad avanzada (con detección frontal de peatones y vehículos), el Sistema de asistencia a la frenada en ciudad trasero (que detecta vehículos y obstáculos), el Detector de fatiga, el Sistema de reconocimiento de señales de tráfico y la Cámara de visión trasera. Por último, el Mazda MX-5 cuenta ahora con un nuevo motor de 184 CV, tanto para su versión en techo de lona como rígido.
La carretera Transfagarasan
Fue construida entre 1970 y 1974 por orden del dictador Nicolae Ceaucescu como medida preventiva tras la invasión de Checoslovaquia por parte de la Unión Soviética en 1968. Ceaucescu quería asegurarse un acceso militar rápido a través de las montañas, utilizando una nueva ruta más fácil de defender que los demás pasos de los Cárpatos meridionales existentes hasta entonces. La carretera fue construida principalmente por las fuerzas armadas, con un alto coste económico y humano. Se utilizaron soldados de reemplazo, sin experiencia en voladuras, para trabajar con más de 6 toneladas de dinamita, en un clima alpino a más de 2000 metros de altitud. Según las estadísticas oficiales, en torno a 40 soldados perdieron la vida, si bien otras estimaciones no oficiales elevan esta cifra a varios centenares. La carretera, que todavía hoy lleva el sobrenombre de la “locura de Ceaucescu”, se abrió oficialmente el 20 de septiembre de 1974, aunque no adquirió su aspecto actual hasta 1980. El tramo alpino a mayor altitud solo está abierto del 30 de junio al 1 de noviembre: las fuertes nevadas y el riesgo de aludes obligan a cerrarlo durante los meses de invierno y, de vez en cuando, incluso durante periodos más largos.
Los puntos de interés de la Transfagarasan —tanto naturales como artificiales— son abundantes y espectaculares. Por ejemplo, la cascada Balea, de 60 metros de altura, la cascada escalonada más grande del país o, en el punto más alto de la carretera, el lago Balea, una laguna de deshielo en la que no es aconsejable bañarse por más insinuante que parezca, ya que la temperatura del agua no supera los 3 ºC incluso en lo más tórrido del verano. Durante los meses de invierno, el primer hotel de hielo que abrió sus puertas en Europa del Este —se construye cada año, desde 2006, con bloques de hielo transparentes del lago cercano— solo es accesible desde el teleférico de la cascada Balea. Más al sur, la Transfagarasan pasa por otra imponente cascada, la de Capra y, después, ya en las estribaciones de los Montes Fagaras, bordea la orilla este del lago Vidraru, un embalse de 10 kilómetros de perímetro, con capacidad para 465 millones de metros cúbicos de agua, encerrados por la vertiginosa presa de Vidraru, de 166 metros de altura, con su estación hidroeléctrica.
Para terminar, en ningún viaje a Transilvania se puede dejar de mencionar el castillo de Poenari. Enrocado en un afloramiento granítico junto al tramo más meridional de la carretera, cerca de la localidad de Arefu, esta fortaleza fue la residencia inconquistable de Vlad III el Empalador, el que fuera la inspiración de Bram Stoker para el igualmente sanguinario Conde Drácula.