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Citroën C4 Cactus Puretech 130

Citroën C4 Cactus Puretech 130
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El “español” más solicitado se renueva

Por Mariano García Viana
jueves 13 de septiembre de 2018, 23:31h
Efectivamente, uno de los modelos de la gama de Citroën que se fabrican en España, concretamente en Madrid, para todo el mundo, el Cactus, renueva su imagen, dejando un poco de lado sus “aires” aventureros, con grandes Airbump laterales y barras en el techo y pasando a ser más berlina con las líneas más depuradas, sin que ello signifique perder su toque de exclusividad.
Se podría decir que este nuevo Cactus es una segunda generación del ya conocido, pues aunque la silueta del coche sigue siendo la misma, hay diferencias bastante señaladas para que se le puede catalogar así, incluso ha crecido unos 13 mm. Como decimos las formas del nuevo Captus han sido retocadas lo suficiente como para hacerlo más “asequible” a los gustos de la mayoría de los posibles clientes, aunque sin variar su concepción original, desenfadado y juvenil aspecto. Lo más significativo de entrada es la pérdida de los llamativos Airbump que cubrían ambas puertas y que protegían la carrocería de los pequeños golpes laterales. Ahora se han reducido a la parte baja de las puertas mucho más discretos, con lo que la visión lateral es más depurada y limpia, Los que sin se conservan son los protectores de plástico de los pasos de rueda que contribuyen a realzar el diseño. También se han suprimido (Aunque pueden ser opcionales) las puntiagudas barras que recorrían el coche y que ahora desde luego no “pegan” nada. Los retrovisores exteriores incorporan ahora los intermitentes.

Ahora bien, donde más cambios, a mejor estéticamente ha habido, es en el frontal, que ahora es menos macizo, más dinámico y más acorde con los modelos actuales de Citroën. Así nos encontramos con los altos y alargados plafones de la luz de día con tecnología leds y formando parte de la prolongación de los cromados chevrones de la marca que recorren todo el ancho del frontal a esa altura. Los faros de doble parábola en un solo plafón, son de nuevo diseño y solo están disponibles con luz halógena, no le hubiera venido mal que al menos se utilizaran luces de xenón (Pero hay que contener el precio para hacer más atractivo aun el modelo). La parrilla ocupa casi todo el espacio entre faros y más abajo otra entrada de aire esta escoltada por los faros antiniebla, estando protegida toda esta zona, incluyendo los citados antiniebla, por elementos de plástico como continuación de los pasos de rueda, elemento este que se ha heredado de su antecesor, aunque con los debidos toques de diseño. En la parte trasera también se ha depurado su aspecto y así ha desaparecido toda la amplia zona de plástico que ocupaba parte del portón y los grupos ópticos, que incluso contenía un Airbump bajo ellos. Ahora los pilotos son más grandes y disponen de tecnología led con visión 3D, excepto los indicadores de dirección que por cierto son de un tamaño demasiado estrecho y pequeño. El portón esta “limpio” de zonas plásticas pero sigue siendo demasiado corto lo que obliga a elevar bastante la posible carga para acceder al maletero. Las zonas de plástico protector se concentran en la parte baja del paragolpes y en el difusor.

En resumidas cuentas, creemos que el exterior del C4 Cactus ha perdido en originalidad, pero ha ganado en elegancia sin perder su personalidad, haciéndole más atractivo para todo tipo de público. En el interior los cambios han sido menores y se conservan acertadamente la mayoría de los elementos ya vistos en el Cactus primigenio. Pero lo que más llama la atención nada más abrir la puerta son sus asientos, denominados por la marca Avanced Confort, que son verdaderas butacas y disponen de un mullido lo suficientemente blando como para ser superagradables para la espalda, aunque lateralmente no sujetan muy bien el cuerpo. El salpicadero es muy lineal y en él sobresalen dos “pastillas” rectangulares. Una ante el conductor y que hace las veces de cuadro de mandos digital. En esta pantalla se visualizan, la velocidad a la que se circula a un buen tamaño, una línea horizontal de no muy buena visibilidad para el nivel de combustible, la posible velocidad de crucero elegida y más de 10 indicadores ópticos de las distintas funciones del coche, pero ni rastro de cuentavueltas y de termómetro del líquido refrigerante. Parece que se le ha “olvidado” a Citroën, como también ocurre con los agarradores interiores y el espejo de cortesía del acompañante. Se puede ahorrar para contener el precio pero…..ya tanto en elementos fundamentales para los pasajeros. La otra “pastilla” que sobresale es la pantalla táctil multifunción de 7 pulgadas, rodeadas por los símbolos de las distintas funciones y que tiene un manejo bastante sencillo que requiere un período corto de aprendizaje. La cartografía la proporciona TomTom, lo que quiere decir que es agradable a la vista y fácil de interpretar y además está conectado a internet para complementarla la información sobre el tráfico si es necesario. Por su parte, el sistema multimedia es compatible con los protocolos de Android Auto, Apple CarPlay y Mirrorlink.

En el lado del acompañante nos encontramos con una guantera horizontal de buena capacidad, cuya tapa imita de alguna forma a la de una maleta de correas y así aporta un toque más de exclusividad al salpicadero. Lo que si ha tenido en cuenta Citroën es la utilidad de huecos para dejar objetos, ya que estos se encuentran repartidos por el habitáculo en un buen número y hasta el agarrador para cerrar las puertas traseras es un hueco portaobjetos. EL asiento trasero, también muy cómodo, tampoco ofrece mucha sujeción lateral y si viajan en el dos personas, aunque caben perfectamente tres, tendrán que estar bien sujetas por los cinturones en zonas con continuos cambios de dirección o curvas cerradas. En general, un buen habitáculo, amplio y muy cómodo, tan solo a falta de esos detalles comentados. Por su parte el maletero, también se puede decir que tiene una buena capacidad de 358 litros, para las dimensiones exteriores. Disponibilidad que se puede aumentar hasta los 1.170 litros abatiendo el asiento posterior. En general un habitáculo muy confortable y silencioso, pues Citroën ha trabajado a conciencia en aumentar el aislamiento del mismo, tanto en su panel de separación con el recinto del motor, como en el piso, gomas, etc, para disminuir notablemente la rumorosidad de la rodadura.

La unidad probada montaba el motor más potente de la gama, el 3 cilindros de gasolina de 1.200 c.c., que tiene un rendimiento de 131 CV a 5.500 r.p.m. y un par de 230 Nm a 1.750 r.p.m.. Una mecánica que francamente nos ha gustado mucho, pues es silenciosa a cualquier régimen, no emite el típico sonido de los motores de tres cilindros, como no sea al ralentí que se deja oir un poco, tiene una contundente respuesta a los requerimientos del acelerador y además muestra un consumo que en su medida media no supera los 5 litros. El motor, todo de aluminio, monta turbo, intercooler, dos árboles de levas en culata e inyección directa o sea lo más moderno en las mecánicas de gasolina. Como decimos su funcionamiento es de lo más gratificante y a ello contribuye también la caja de cambios manual de 6 velocidades, que si bien tiene la 5ª y la 6ª demasiado largas y obliga a reducir si se quiere mantener un ritmo rápido por zonas de cuestas o con sucesivos adelantamientos, se adapta perfectamente a él. Dispone también del sistema Star&Stop para ahorrar en ciudad. Las prestaciones son más que respetables y se consigue una velocidad máxima de 208 km/h y una aceleración de 0 a 100 de solo 8,1 segundos, la ligereza del coche, 1.160 kgs., tiene también algo que ver.

En cuanto al comportamiento, el Cactus puede presumir de, además de ser cómodo para los pasajeros, tener unas reacciones sanas y fáciles de controlar. La confortabilidad viene dada por la incorporación de los llamados Amortiguadores Progresivos Hidráulicos, que se caracterizan por tener unos topes hidráulicos internos que suavizan los movimientos de compresión y expansión del amortiguador. El efecto es que el coche se muestra sumamente suave al abordar los baches, como de “efecto alfombra voladora”, como ya calificaba Citroën en su publicidad, a sus DS a mediados de los 50 con la inigualable suspensión hidroneumática. Aunque, como decimos esta suspensión es muy confortable, también hay que reconocer que permite un balanceo bastante acusado del coche, pero en honor a la verdad este efecto no impide alcanzar un alto grado de seguridad. La dirección, que actúa en función de la velocidad, es muy directa y permite manejar el coche sin apenas esfuerzo. Y lo mismo podemos decir de los frenos, pues como es ya mítico en Citroën, actúan con suma eficacia y precisión.

El nuevo C4 Cactus también está equipado con 12 ayudas a la conducción y un equipamiento de elementos de confort bastante elevado, a excepción de las ventanillas traseras que solo son abribles de compás. Entre las primeras encontramos el servofreno de emergencia con detección de obstáculos, reconocimiento de señales de tráfico, alerta de cambio involuntario de carril, aviso de obstáculos en el ángulo muerto del retrovisor, asistente de aparcamiento sin intervención del conductor, cámara de visión trasera, etc.

Como se ve el Citroën “madrileño” esta bien equipado, aunque tiene algunas lagunas significativas, es potente y seguro y sobre todo tiene una personalidad innegable.

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