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10 buenas -algunas además sabrosas- experiencias que disfrutar en Almería

Almería
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sábado 15 de septiembre de 2018, 11:36h
Un recorrido mínimo por la ciudad que quiere ser Capital Española de la Gastronomía en 2019.

De ser considerada “la Cenicienta de España” a pasar a denominarse “la huerta de Europa”, Almería ha sabido hacer una trasformación radical en poco tiempo. Los almerienses han logrado dejar atrás la imagen de “esparto y legañas” ¬–como escribió Juan Goytisolo– para convertir a su ciudad y su provincia en la de mayor actividad económica de Andalucía. Sin embargo, algo de Cenicienta le queda todavía, debido a la carencia de buenas comunicaciones –aunque tiene un aeropuerto excelente– especialmente del tren. No hay conexión directa desde Madrid y son necesarias más de seis horas para hacer el trayecto.

Históricamente, Almería ha tenido mala suerte. De su momento de esplendor en el período musulmán, sobre todo en los siglos XI y XII, tras la caída del Califato de Córdoba, queda como muestra la espectacular Alcazaba y algunos pocos restos de la Mezquita Mayor y las murallas de Jairán; más tarde, su posición la dejó, una vez más, lejos de las rutas americanas y de las riquezas del Nuevo Mundo y para colmo, el funesto terremoto de 1522 destruyó casi completamente la ciudad en la que solo quedaron unos 700 habitantes. Despoblación, sequías e invasiones piratas marcaron los siglos siguientes y solo a finales del XIX comienza una cierta recuperación. Para colmo, durante la Guerra Civil, la ciudad sufrió uno de los mayores bombardeos sobre la población civil de toda la guerra. Por cierto, una de las visitas imprescindible son los Refugios de la Guerra Civil de un kilómetro de longitud.



Hoy Almería presenta una cara bien distinta y la corporación que dirige el incansable Ramón Fernández-Pacheco, el alcalde de capital de provincia más joven de España, ha hecho una apuesta firme por que su ciudad sea la próxima Capital Española de la Gastronomía en 2019 y con ello poner en valor la calidad de sus productos, sus tapas y su gastronomía y mejorar el turismo. Méritos no le faltan. Aquí destacamos 10 buenas experiencias, algunas de ellas además muy sabrosas, para acercarse a Almería y disfrutar de todo lo que ofrece.

Ver la ciudad desde la mayor fortaleza árabe de Europa. La Alcazaba se divisa desde cualquier punto de la ciudad y lógicamente desde ahí arriba se domina la capital, el puerto y sus alrededores. Su construcción fue iniciada en el año 955 por Abderramán III y terminada por Hayrán, rey taifa de Almería, en el siglo XI. Tras la conquista cristiana fue reformada por los Reyes Católicos y Carlos I. Fue residencia real y hoy permanece en pie el palacio de Al-Mutasin con todas sus estancias, su mezquita, convertida en iglesia desde finales del siglo XV, y sus baños. Tiene una sola puerta de acceso, casi invisible por las enormes murallas, y amplias estancias de techos abovedados y puertas góticas. Y, como en casi todas las localidades de origen defensivo, el resto del humilde caserío se extiende bajo la Alcazaba; en este caso, hasta el Mediterráneo. Excavadas en las faldas del cerro de San Cristóbal, se encuentran las viviendas trogloditas que conforman el popular y pintoresco barrio de La Chanca. Existe una propuesta para que el barrio sea reconocido como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

Desayunar los mejores churros de España. Antes o después de acometer la subida a la Alcazaba, hay que tomar fuerzas con un buen desayuno y, según dicen los expertos, nada como los churros –y las porras– de la Cafetería Colón, que los llevan elaborando con la misma receta desde 1962 y algunos consideran los mejores de España. Naturalmente hay que tomarlos con chocolate caliente. Aquí y en otras partes de Andalucía, a veces los llaman tejeringos en atención a su origen beréber. Está situada en la conocida como “Plaza de los Burros” o plaza Marqués de Heredia, una zona peatonal muy agradable. Otras de sus especialidades, a la hora del aperitivo, son las “chericas”, una rebanada fina de pan cortada al bies, para hacerla más alargada, tostada con una capa de ali-oli y algo encima: jamón york, atún, morcilla...

Visitar la catedral... y vivir su entorno. La Catedral de Almería es otro de los puntos obligados del recorrido. Su poderosa estructura se levanta en pleno centro de la ciudad antigua. Dotada de torres, almenas y gruesos muros, la Catedral se asemeja más a una fortaleza que a un templo. Esta peculiar traza se debe a los continuos ataques de piratas berberiscos que tenía que repeler esta población tan cercana a la costa. Es el primer templo almeriense concebido como templo-fortaleza, de estilo predominantemente gótico. La plaza en la que se encuentra, con enormes palmeras, es un remanso de paz y acoge, según el buscador hotelscan.com el hotel más atractivo de la ciudad, que se llama, claro, Catedral. Pero casi al lado está una de las zonas más animadas de la ciudad, Las Cuatro Calles, entre el Paseo de Almería y la Catedral, que es donde se concentran la mayor parte de los pubs y discotecas. Entre los imprescindibles están la Clásica, el Guarapo o el Porrón.

Saborear las tapas almerienses. En realidad se trata de medias raciones de gran generosidad, conviene advertirlo porque con dos o tres visitas a algunos de los bares y un par de tapas en cada uno se consigue una completa comida... o cena. Hay mucho donde elegir, como el bar La Gloria, que lleva cien años en la esquina de calle Granada con la Rambla de Belén y fue uno de los primeros de poner de tapas la típica gamba roja a la plancha; taberna Nuestra Tierra en la que saborear, por ejemplo, el Alpujarreño: patatas a lo pobre, huevo, jamón, chorizo y morcilla; el Bar Casa Puga, el más antiguo de Almería, fundado en 1870, donde disfrutar de sus boquerones en adobo o las gambas con gabardina; El Quinto Toro, otro clásico veterano, que sirve un original el arroz en paíla con un aire de comino... y así muchos más, y ninguno defrauda.

Sumergirse en el mar de plástico. Sin duda la principal riqueza gastronómica de Almería está en la producción masiva de verduras y hortalizas que es posible gracias al cultivo en invernaderos bajo plástico especialmente en la comarca del Poniente Almeriense, también conocida como "Campo de Dalías", una planicie que incluye localidades como El Ejido, La Mojonera y Roquetas de Mar, y que se distingue desde los satélites de la NASA. En poco más de 30 años, una región árida se transformó en una huerta gigante que abastece a toda Europa. Para conocer lo último en esta forma de cultivo y en la tecnología aplicada a la investigación de semillas más productivas y de mayor calidad, hay que acercarse a las instalaciones de Rijk Zwaan, de origen holandés y una de las cinco principales compañías de semillas hortícolas a nivel mundial. Entre sus productos estrellas está el pimiento Sweet Palermo de un intenso color rojo, la lechuga Snack cuyas hojas son crujientes y pueden ser usadas como cucharilla, los tomates Raf, una seña de identidad en toda la provincia o los pepinos Mycubies de pequeño tamaño que se toman como aperitivo o rellenos con crema de queso y nueces.

Contemplar el otro mar, el auténtico. Aunque durante un tiempo Almería ha vivido de espaldas al mar, hoy lo disfruta plenamente gracias a su Paseo Marítimo y sus buenas playas. Varias de sus grandes avenidas y paseos desembocan junto al mar, como el Paseo de Almería, el Parque Nicolás Salmerón, que circula en paralelo al puerto o la Avenida de Federico García Lorca, uno de sus ciudadanos más ilustres, junto al propio Nicolás Salmerón, Manolo Escobar y el imprescindible David Bisbal. Separando el Puerto Comercial y el Deportivo está antiguo Cargadero de Mineral o Cable Inglés, un ejemplo y obra maestra de la Arquitectura del Hierro de inicios del siglo XX. Hoy no tiene utilidad pero es todo un símbolo de la ciudad y se está estudiando un proyecto para permitir utilizarlo como paseo y mirador.

Asistir a la subasta del pescado. Junto con las verduras y hortalizas el principal producto almeriense es el que viene del mar. Tiene fama su gamba roja, especialmente la de Garrucha y Alborán, pero también hay muchos más: caballa, Gallo Pedro, pulpo, calamar, lenguado, jurel, salmonete, pescadilla, pollico, rape, melba... y los loritos o galanes, según se dice el pescado más caro de España que puede llagar a los 100 euros el kilo. Todos los días, temprano por la mañana o a la caída de la tarde se puede asistir a la llegada de los barcos pesqueros, la descarga de la mercancía, ya separada en sus bandejas, limpia y con lecho de hielo y a la peculiar subasta a la baja de los lotes que discurre a velocidad de vértigo en la Lonja de Pescado.

Disfrutar de lo pescado, pero ya cocinado. Siguiendo con el mar como protagonista, nada como saborear una buena comida en el restaurante Catamarán junto al Club de Mar, con la vista de los yates del Puerto Deportivo y el Mediterráneo como fondo. Hay mucho donde elegir, pero un imprescindible para empezar es el exquisito pulpo gratinado con muselina de albahaca, creación propia del chef o la crema de bacalao con fideos de calamar y verduras a la miel. Por supuesto, el gambón rojo del mar de Alborán o las quisquillas a la sal. Entre los pescados sobresale el brick de Gallo Pedro con ajoblanco y mermelada de tomate, otro plato estrella que ha inspirado recetas por toda la provincia; la brocheta de rape y atún con gambas y salsa de chili dulce; y un delicioso atún rojo a la plancha con mayonesa de wasabi. Quienes se decanten por la carne, tienen propuestas como la brocheta de magret de pato con foundeu de queso brie, la presa ibérica con salsa de setas o el secreto de Angus al aroma de tomillo. Quien busque algo más ligero puede elegir la original ensalada de aguacate relleno de foie con chocolate blanco. Y para terminar delicias como la tarta de galletas y chocolate de la abuela, un clásico de este restaurante, el milhojas con crema de plátano con chocolate o la teja de yogur griego con helado de miel.

Un buen flamenco en la Peña el Morato. La autenticidad de este flamenco se siente antes de entrar en la Peña el Morato, al penetrar en una auténtica cueva del barrio de la Esperanza, como muchas de las que hay en Almería. También en la cordial recepción que hace Lola Quero, presidenta de la Peña, magnífica anfitriona y embajadora de este arte. Esta Peña Flamenca es una asociación cultural sin ánimo de lucro, que acoge cada viernes lo mejor del flamenco en un entorno acogedor y familiar. Pronto se descubre que es toda la familia la que vive por y para el flamenco. El marido de Lola es Antonio García "Niño de las Cuevas" un cantaor impresionante y ambos son padres de las estrellas de la noche: Antonio que toca una guitarra que pone los pelos de punta y Ana Mar que tiene un cante desgarrado con el que recorre soleares, seguiriyas, granaínas y fandangos pero también se atreve a hacer su versión singular de boleros y hasta canciones pop. Como complemento perfecto, el baile de la jovencísima y guapísima Inés de Inés, un torbellino de gracia y fuerza que contagia.

Una escapada al Cabo de Gata. En la provincia de Almería hay muchas tentaciones que invitan a salir de la ciudad: Roquetas de Mar, Mojácar, Los Millares, Desierto de Tabernes, La Alpujarra... pero sin duda una escapada imprescindible es al Cabo de Gata. Apenas se sale de la ciudad, uno se adentra en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, declarado Reserva de la Biosfera, una de las grandes joyas naturales de la provincia de Almería. El recorrido nos llevará a la zona más sureste de la península ibérica, comenzando por el Centro de Visitantes de "Las Amoladeras", donde se puede saber de las especies que habitan en parque natural, hasta distintos puntos de interés como el paraje marítimo, el observatorio de aves, la Iglesia de Cabo de Gata y el Arrecife de las Sirenas. Su tramo de litoral está jalonado por acantilados, calas y playas. La Sierra de Cabo de Gata tiene origen volcánico y su relieve se caracteriza por contener pitones, diques, calderas, cornisas y domos. Este particular conjunto geológico da como resultado una de las franjas costeras de mayor valor paisajístico del Mediterráneo español. Sus 63 kilómetros de costa son un auténtico paraíso para los amantes del submarinismo y el buceo. Hay cientos de peces de colores de diferentes especies y tamaños, estrellas de mar, pulpos, erizos, esponjas, algas, las praderas de Poseidonia mejor conservadas del litoral mediterráneo...

COMO IR: Como se ha dicho la comunicación por tren a Almería es muy deficiente. Sin embargo, su estupendo aeropuerto, recibe vuelos directos, según ha podido comprobar el buscador jetcost.es de Madrid, Barcelona y Sevilla y con escala de toda España. También hay vuelos directos desde varias ciudades europeas, como Bruselas, Dublín, Londres o Manchester con la compañía Ryanair.

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