El contexto económico de Egipto está marcado por la activiación, en 2016, del programa de apoyo financiero del FMI, cuyas condiciones llevaron a la liberación del tipo de cambio, el avance hacia la consolidación fiscal y las reformas estructurales.
El último Country Report difundido por
Crédito y Caución sobre la región MENA, prevé que el crecimiento anual del PIB en Egipto supere en 2018 y 2019 el 5%. El contexto económico de Egipto está marcado por la activiación, en 2016, del programa de apoyo financiero del FMI, cuyas condiciones llevaron a la liberación del tipo de cambio, el avance hacia la consolidación fiscal y las reformas estructurales.
En 2016 la libra egipcia se depreció abruptamente, alrededor del 50%. La depreciación de la moneda mejoró la competitividad externa, pero también desencadenó una alta inflación, que se mantendrá por encima del 15% en 2018 y 2019. En ese contexto el banco central ha aumentado drásticamente los tipos de interés, cercanos en la actualidad al 17%, para sostener la moneda y frenar el incremento de precios. Los altos tipos de interés han incrementado las entradas de inversión extranjera. Para avanzar en la consolidación fiscal, la Administración introdujo un impuesto directo y recortó los subsidios, aunque incrementó las ayudas a los alimentos para aliviar el impacto de la inflación en el poder adquisitivo de los hogares.
“A pesar del doloroso efecto a corto plazo del aumento de los precios para los consumidores, a medio plazo la economía egipcia debería beneficiarse de las medidas relacionadas con el programa del FMI. Lo más importante ha sido la mitigación de la escasez crónica de reservas monetarias en dólares. Además, tanto las exportaciones como el sector turístico se están beneficiando de la depreciación de la moneda y la mejora relacionada en la competitividad, aunque el turismo sigue siendo vulnerable a los ataques terroristas”, explica el informe.
Egipto depende en gran medida del apoyo financiero de los estados del Golfo, especialmente Arabia Saudita. El informe recuerda que Egipto se unió a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin en el boicot económico y diplomático de Qatar y la alianza contra Irán, lo que podría incrementar su cooperación, pero también arrastrar al país a un conflicto regional de larga duración.