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Incentivar la compra de coches sostenibles y eliminar vehículos antiguos, el camino hacia una nueva estrategia de movilidad

OPINIÓN: Por Marcel Blanes, responsable de marketing institucional de coches.net

martes 09 de octubre de 2018, 08:52h
La industria del automóvil en España se encuentra en plena transición.
Hace unos días entraba en vigor la nueva normativa de homologación de los consumos de los vehículos, llamada WLTP mediante la cual se ha propiciado que los fabricantes hayan tenido que corregir sus datos de consumo, emisiones y autonomía para ajustarlos más a la realidad. Además, la sentencia del fin del diésel por parte del Gobierno sumado al posible impuesto a este tipo de carburante ha generado un debate en torno a su eficiencia o su desaparición que está a la orden del día

Todo ello ha provocado, a su vez, un cambio en la tendencia de las ventas por tipo de combustible, ya que la demanda de vehículos diésel está disminuyendo a favor de los vehículos de gasolina, tanto en los nuevos como en los de ocasión. Prueba de ello es la transformación en los datos que se venían produciendo, los cuales mostraban un 70% de ventas vehículos diésel frente a un 40% de gasolina. Actualmente, los diésel están representando un porcentaje por debajo del 38%, compartido con el resto de los vehículos que no son diésel entre los de gasolina, los híbridos y los eléctricos. Así, si hablamos de vehículos nuevos, los vehículos diésel representan un 37% y los de gasolina un 57%.

Según el Estudio sobre los hábitos de los compradores de coches usados ‘jóvenes’, elaborado por el portal líder de motor coches.net y Faconauto, el 53% de los compradores que visitan un concesionario pensando en adquirir un coche nuevo estaría dispuesto a cambiar de idea para comprar un usado de menos de cinco años. Es importante aclarar que los vehículos diésel nuevos, al contrario de lo que se suele creer, actualmente son tan o incluso menos contaminantes que los coches de gasolina. Los diésel que contaminan más son los vehículos “viejos” de más de 10 años, siendo igual de contaminantes los de gasolina de esta misma edad. Actualmente en España tenemos un parque móvil con más del 60% de vehículos diésel y de estos casi el 50% tienen más de diez años. Por tanto, debemos eliminar de nuestras carreteras y del mercado estos vehículos viejos, los cuales, centrándonos en la cuestión contaminante, son los más perjudiciales, aunque actualmente en España el porcentaje de ventas es de 1,7 vehículos de ocasión por uno nuevo.

Inevitablemente, los rumores y declaraciones respecto al diésel por parte de las administraciones han provocado un revuelo en la opinión pública. Esto se traduce en una transformación del mercado respecto a los vehículos diésel, tanto en los vehículos nuevos como los de ocasión. En este sentido, se ha comprobado una mayor oferta de este tipo de vehículos y su consecuente reducción de precio de venta, manteniéndose el precio en los vehículos diésel nuevos.

Si queremos disminuir de forma radical el exceso de contaminación por parte de los coches, una alternativa que se podría llevar a cabo es la supresión en nuestras carreteras de los vehículos más contaminantes que son los de más de 10 años tanto de gasolina como diésel, con un buen plan de achatarramiento de vehículos viejos. Está claro que si lo que se quiere es eliminar este tipo de combustible, lo más lógico es llevar a cabo la reducción de este tipo de carburante paulatinamente, de forma que no sea una penalización, sino en base a incentivos que favorezcan la desaparición de los vehículos más contaminantes y la adquisición de vehículos más respetuosos con el medio ambiente, especialmente en las ciudades. No es racional penalizar de golpe a todos los propietarios de este tipo de coches. Por ello, este cambio debería pasar por un proceso donde mediante ayudas o facilidades los usuarios pudieran desprenderse de estos vehículos.

Llegados a este punto, lo peor que se puede hacer es mantener a los usuarios desinformados con respecto a este tema e incluso asustados, ya que inevitablemente, las declaraciones alarmantes que se dieron en su momento por parte del Gobierno traen consecuencias que provocan reacciones no deseables. Por ello, debería existir un plan desarrollado en común junto con las instituciones del sector, ya que ellos tienen el pulso claro de la realidad del mismo.

Nos encontramos ante una transformación en la forma de movilidad que está propiciando nuevos modelos de negocio. Para abordar de forma integral cómo alcanzar esta perseguida movilidad sostenible, el Gobierno debe trabajar de la mano del sector y, al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades que nos ofrece la industria sin demonizar ningún combustible y creando planes de ayuda para los usuarios.

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