En la decisión de compra priman factores como el precio del propio vehículo y la amortización de las ayudas del Estado.
Este pasado lunes y al término de la reunión del Consejo de Ministros Extraordinario, el gobierno ha anunciado que prevé recabar hasta 670 millones de euros con la subida de impuestos al diésel. Y no solo eso, sino que el 30% de esta recaudación irá destinada a ayudas que impulsen una movilidad más limpia, tal y como se recoge en los presupuestos estatales del 2019. El gravamen supondrá casi 40 euros cada 1.000 litros de gasolina, lo que vienen a ser unos 3,3 euros mensuales para un perfil de conductor al uso.
Su objetivo: retirar los vehículos más antiguos del parque automovilístico español, que actualmente supera los doce años. Una iniciativa acorde con las políticas europeas actuales y que el mercado ha plasmado de forma clara, pues son cada vez más los fabricantes que apuestan por la retirada progresiva de sus modelos diésel. Según los datos a los que ha tenido acceso el comparador de seguros de coche
Acierto.com, las ventas en automóviles que utilizan este carburante se han hundido drásticamente durante el último año. En concreto se estima que
en 2020 este tipo de motores solo representarán un 25% del mercado europeo.
Sin embargo y aunque el mercado muestra esta curva a la baja, todavía son muchos los consumidores que ignoran que el diésel contamina más que la gasolina. Y no solo eso, sino que casi la mitad no pagarían más por un coche sostenible con el medioambiente. En concreto,
2 de cada 5 no gastaría más porque un coche contaminase menos. En definitiva: los motivos de esta caída no tienen que ver tanto con un compromiso ecológico como con la incomodidad y restricciones gubernamentales.
La ignorancia y el precio, factores decisivos
Si nos centramos en el conocimiento de los conductores referido, el 56% de las mujeres encuestadas por el comparador de seguros Acierto.com reconoció no saber que el gasóleo contamina más; una ignorancia que solo afecta al 32% de los varones. La mayoría se decanta por él porque considera que le resulta más económico. Un error frecuente, pues el precio del combustible prácticamente se ha equiparado y estos coches (los diésel) cuestan una media de 2.000 euros más. Por no hablar de su seguro, que suele salir por 624 euros adicionales -durante la vida del automóvil-.
Y aunque la apuesta de los fabricantes se dirige al eléctrico, más del 40% de los conductores ni siquiera se ha planteado comprar un coche de este tipo. El asunto no nos sorprende si tenemos en cuenta que solo el 21% tienen en cuenta la sostenibilidad y compromiso medioambiental a la hora de comprar cualquier producto en general.
Llegados a este punto no podemos dejar de comentar que el 92% de los consumidores que apuestan por los automóviles eléctricos no llega a amortizar su inversión sin las ayudas del Estado. De hecho es necesario recorrer hasta 220.000 kilómetros -de uso combinado durante los 11 años de vida útil que suelen tener- para recuperar el mayor precio de compra. Además, el precio de los seguros a todo riesgo sin franquicia para los automóviles eléctricos puede ser hasta un 28% superior a sus homólogos de gasolina, aunque, poco a poco, se están equiparando.
Esta diferencia podría justificarse en que los seguros de coche de los eléctricos no solo contemplan servicios destinados a responder a los problemas "típicos" de los coches, sino que también incluyen coberturas específicas como el robo del cable de recarga. Se trata de coches habitualmente más caros, algo directamente relacionado con el coste de las reparaciones, también superior; igual que las baterías y los cables de carga. Mapfre, Zurich Seguros, Línea Directa y Catalana Occidente son algunas de las aseguradoras que cuentan con este producto. En todo caso, conviene revisar las condiciones de las pólizas y comparar entre las distintas opciones, “sobre todo cuestiones como la asistencia en carretera y desde el kilómetro 0, pues estos vehículos suelen tener todavía una autonomía limitada”, apunta Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto.com.
La contaminación no es el único problema
Sin embargo y volviendo a los vehículos más antiguos, la contaminación no es el único problema. Sí, porque tal y como indica Brüggemann, “los coches con más de diez años tienen el doble de posibilidades de sufrir un accidente y los que superan los catorce, el triple”. Entre las razones encontramos la falta de sistemas de ayuda a la conducción y el mayor riesgo de avería. “Estas últimas, de hecho, protagonizan las asistencias en carretera de las pólizas de automóvil”, incide el experto.
Y es que los coches nuevos están diseñados para integrar las últimas tecnologías en seguridad y proteger mejor a sus ocupantes. Además el mantenimiento no es el mismo, pues el asunto se encarece con la necesidad de sustituir piezas como los frenos, los amortiguadores y la correa de distribución, entre otras. Unos cambios que no deberíamos pasar por alto pero que hasta 2 de cada 5 españoles decide postergar, principalmente y de nuevo, por razones económicas o por falta de tiempo.