El tipo de vida actual, con todas sus ventajas e inconvenientes, ha supuesto una revolución y una liberación en los hábitos de muchas personas. Cada vez hay más hombres y mujeres que viven solos por decisión propia. No me estoy refiriendo a jubilados abandonados por sus hijos, estoy hablando de gente en plena forma que, por diferentes motivos -están separados o divorciados o han tenido que abandonar su residencia habitual para encontrar trabajo (sobre todo en grandes ciudades como Madrid o Barcelona)- buscan mantener su libertad a toda costa pero quieren conocer nuevos amigos y mantener encuentros ocasionales con ellos.
También, es cada vez más normal encontrarse con parejas que reconocen y presumen de mantener una relación abierta, en la cual cada miembro de la pareja puede mantener relaciones sexuales con otra persona, unas veces contándoselo a su compañero y otras no, según el tipo de acuerdo que tengan. Una relación de este tipo era impensable hasta hace pocos años. Los hombres, insisto, siempre han podido tener desde una “amiga” fija hasta todo tipo de relaciones esporádicas. Las mujeres, en cambio, gracias a una educación retrógrada que las confinaba al ámbito doméstico para ocuparse de la cocina, la limpieza y del cuidado de los hijos, ni pensaban en su propia libertad, ni sexual ni de ningún otro tipo.
Afortunadamente, las cosas han cambiado y en España ya casi cualquier mujer menor de 70 años sabe que es exactamente igual que un hombre en lo que se refiere a derechos y capacidades. Y lo reivindican con todas sus fuerzas para que la igualdad real sea efectiva en poco tiempo.
Muchas mujeres no sienten -ni tienen por qué- la más mínima vergüenza en manifestar libremente sus deseos y preferencias sexuales, siendo ellas las que dan el primer paso para encontrar alguien con quien pasar un rato agradable.
La transformación digital de la sociedad se va colando en nuestra vida sin que apenas nos demos cuenta. Va quedando bastante atrás ir a una cafetería o a una discoteca a ligar. Internet nos permite ahora conocer a muchas personas desde la tranquilidad de nuestra casa, frente a la pantalla del ordenador o con el teléfono móvil.
Una buena plataforma para buscar encuentros ocasionales ha de cumplir, entre otros,dos requisitos básicos, como son:
- Ser una plataforma grande con cientos de miles de usuarios y usuarias, cuyos perfiles hayan sido comprobados y por lo tanto sean verdaderos. El control de la veracidad de los perfiles y las fotos es muy importante para poder excluir a los que pudieran resultar ofensivos para el resto de la comunidad, por no respetar las más mínimas reglas de educación. Un perfil que en su presentación tenga un texto -real, extraído de una plataforma de encuentros ocasionales- como este: “Soy una chica muy divertida, me encanta reír y disfrutar hasta de la cosa más insignificante. Amo el sexo y creo que como todo en la vida,no hay límites siempre dentro del respeto...” es muy explícito pero muy educado.
- La confidencialidad de los datos de los usuarios debe ser total. Cada usuario decidirá qué compartir y con quién. La plataforma debe incorporar un sistema de correo electrónico seguro y otro de chat privado que solo sean accesibles desde la página personal de cada usuario.
Ya ven que Internet también sirve para conseguir otro tipo de diversión.