100% SsangYong: diseño cautivador, robustez legendaria y carácter todoterreno. Máxima fiabilidad en todas las superficies, común denominador de ambas mecánicas. Estructura Quad Frame en el Rexton de calle y Chasis multitubular para el Rexton DKR.
SsangYong Motorsport participará en el Dakar 2019 con un vehículo totalmente nuevo y diseñado para la competición, mientras que compite en los concesionarios con el nuevo Rexton, la cuarta generación de este modelo, lanzada a comienzos de este 2018. Dos coches con objetivos muy diferentes pero que comparten un mismo ADN: diseño cautivador, robustez legendaria y auténtico espíritu todoterreno. La versión de competición está fabricada a medida para adecuarse al reglamento del Dakar y poder competir en las durísimas condiciones de esta prueba. En su punto de mira solo tiene el rendimiento, prestaciones y fiabilidad necesarios para llegar a meta tras miles de kilómetros de carrera. El principal objetivo del Rexton de calle no es la lucha contra el crono, sino ofrecer la máxima seguridad, confort, espacio, lujo, tecnología y fiabilidad a sus propietarios.
Auténtico carácter todoterreno
El SsangYong Rexton nació hace 15 años, habiéndose estrenado en 2018 su cuarta generación, un automóvil capaz de marcar nuevas cotas en todos los terrenos. El Rexton hace gala del auténtico carácter SUV, combinando el espíritu todoterreno original y su legendaria solidez mecánica con un gran espacio, interior, equipamiento y confort en carretera. Su estructura 'Quad Frame' de largueros y travesaños de cuatro capas le permite afrontar todas las situaciones con solvencia, además de aislar el habitáculo del ruido y las vibraciones. La carrocería emplea un 81,7% de acero de alta resistencia, y está unida al bastidor sobre ocho soportes, el mayor número en su categoría. Esta configuración, la más robusta posible para un SUV con verdaderas aptitudes TT, permite al Rexton superar los terrenos más duros y mostrarse sólido y aplomado en la carretera.
El Rexton DKR comparte esa misma filosofía, pero adaptada a los requerimientos de la competición. Su estructura es multitubular de Cromo-Molibdeno -similar al que se emplea en la fabricación de helicópteros- y sobre ella se monta una ligera carrocería de fibra de vidrio. El Rexton DKR también es muy robusto, pero la ligereza y las prestaciones son la prioridad. Su objetivo es competir en el Dakar y no tiene que satisfacer las necesidades de un amplio abanico de clientes a lo largo de muchos años (el Rexton de calle ofrece una garantía de 5 años o 100.000 kilómetros). El Rexton del Dakar monta un potente motor V8 de 6.2 litros en posición central longitudinal especialmente preparado para la competición más exigente, que entrega 450 CV y 550 Nm de par, y se asocia a una caja de cambios tipo secuencial con seis relaciones fabricada por el especialista Sadev. Es un conjunto fiable, rápido y potente, con un tacto, entrega de potencia y sonido propios de un vehículo de carreras listo por afrontar el desafío más grande del mundo: El Dakar.
La fiabilidad también es una seña de identidad de la mecánica diésel del Rexton de calle, que entrega 181 CV y 420 Nm de par. En este motor priman la suave entrega de potencia, una marcha silenciosa y un nivel de consumos y emisiones contenidos, gracias a la tecnología SCR (Selective Catalitic Reduction) con depósito de AdBlue. Este propulsor puede ir asociado a una caja de cambio manual de 6 velocidades o a una moderna caja automática E-Tronic de 7 velocidades. El Rexton ofrece sistemas de tracción 4x2 o 4x4, para adaptarse al gusto de los clientes. La velocidad máxima de ambos modelos es similar (195 km/h el Rexton DKR, 185 km/h el de calle); la gran diferencia entre ambos se encuentra en la aceleración, pues el primero alcanza 100 km/h en 4,4 segundos testados por partida doble en el banco de potencia, mientras que el segundo emplea 11,3 segundos.
Dos mundos opuestos en el interior
Una vez dentro, las diferencias entre ambos son mayores. El Rexton DKR ofrece acomodo para piloto y copiloto, con la única concesión al confort de un equipo de aire acondicionado, que no es "obligatorio" por reglamento como en las 24 Horas de Le Mans- pero sí algo de vital importancia en una prueba donde la temperatura del habitáculo puede superar los 50 grados. Todo el equipamiento del interior está relacionado con la información y adquisición de datos de los principales parámetros del vehículo, la navegación y la gestión de diferentes elementos mecánicos, como el sistema de inflado y desinflado de neumáticos, o el reparto de frenada. El único sistema de seguridad que emplea es el imprescindible Sentinel, que alerta a los corredores cuando están a menos de 200 metros de otro vehículo. Aquí, el Rexton de calle gana por goleada; en primer lugar, por espacio, pues ofrece un amplio habitáculo para cinco o siete pasajeros, dependiendo de la versión. Frente al espartano acabado del coche de carreras, aquí encontramos refinados materiales y unos cuidados acabados, en un interior que respira lujo y calidad. En lugar de baquets de competición, encontramos amplios y confortables asientos ventilados, calefactados y con regulación eléctrica, tapizados en una increíblemente suave piel Nappa.
En cuanto al equipamiento, el Rexton de calle ofrece todo lo imaginable: desde un sistema de climatización bizona con ionizador de aire, a la cámara de visión trasera, apple car play/android auto, bluetooth, volante multifunción, sistema de asistencia al aparcamiento, equipo de sonido, USB, control de tracción TCS y de estabilidad ESP, sistema activo antivuelco ARP, detección de ángulo muerto y aviso de tráfico trasero, y Segurida Preventiva SsangYong SASS, que incluye frenado de emergencia autónomo, aviso de salida de carril, alumbrado automático luces largas/cortas, reconocimiento de señales de tráfico y aviso de colisión. La "última" gran diferencia entre ambos se encuentra en el precio: la gama Rexton parte de los 27.000 euros del D22 DTR 4x2 Line (5 Plazas) y finaliza en los 44.900 euros del D22 DTR 4x4 Limited Automático (7 Plazas). La versión de competición no tiene un precio de venta al público, aunque por el coste de su desarrollo y componentes, fabricar una unidad pondría la factura en cientos de miles de euros.