Un ministerio así ya lo tienen en Francia (Ministerio de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía), en el Reino Unido (Ministerio de Energía y Cambio Climático) y en Suecia (Ministerio para el Clima y el Medio Ambiente, que incluye las competencias de energía).
“Tras tantos años de desastrosa política energética y de ignorar el desafío del cambio climático no podemos permitirnos el lujo de seguir haciendo una mala gestión que desacople lo primero de lo segundo”, ha manifestado Domingo Jiménez Beltrán, Presidente de la Fundación Renovables.
En menos de 10 años, además de incrementar sustancialmente nuestro nivel de ahorro y eficiencia energética, tienen que salir del sistema eléctrico todas las centrales nucleares y las centrales de carbón, para dejar hueco a más potencia renovable. Y, lo antes posible de aquí al 2050, hay que eliminar por completo el uso de combustibles fósiles para los usos energéticos, al tiempo que, para lograrlo, se sigue profundizando en el ahorro, la eficiencia, la inteligencia del sistema, la generación distribuida, y la implantación generalizada de las energías renovables.
El próximo 22 de abril, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, se celebrará un evento, en el que está previsto que participen la Unión Europea y sus Estados miembros, para proceder a la firma del “Acuerdo de París”, alcanzado el pasado 12 de diciembre durante la XXI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Con este acto se pretende mantener el importante impulso en la agenda climática tras la Cumbre de París, en la que, por primera vez, se sumaron esfuerzos de todos los países y se alcanzó un compromiso para iniciar un nuevo modelo de desarrollo neutro en carbono en la segunda mitad de este siglo.
“Ha llegado el momento de que los partidos se tomen en serio el desafío del cambio climático y de que, por responsabilidad política, asuman que es urgente alcanzar cuanto antes un modelo energético eficiente, inteligente y 100% renovable. Esto sería del todo necesario y oportuno, aunque no hubiera cambio climático, pero ahora lo es aún más por este motivo”, ha añadido Jiménez Beltrán.
Para la Fundación Renovables, los partidos políticos no pueden seguir siendo ignorantes de que el calentamiento global del planeta se está acelerando y que la respuesta es un nuevo modelo energético.
En efecto, diariamente nos llegan señales cada vez más preocupantes sobre el cambio climático.
La concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2) ha pasado de 401,52 partes por millón (ppm) en marzo de 2015 a 404,83 ppm en marzo de 2016, según el laboratorio de referencia de la NOAA en Mauna Loa, Hawaii. Ya estamos, pues, claramente instalados por encima de las 400 ppm. El aumento está siguiendo una pauta exponencial y, de seguir así, llegaremos en relativamente pocos años a tener una concentración de 450 ppm, cifra que va vinculada a un aumento de 2ºC de las temperaturas medias mundiales y esto, a su vez, a un cambio climático descontrolado e irreversible de consecuencias catastróficas.
La Fundación Renovables reclama a los partidos voluntad política para hacer algo que está en sus manos:
cambiar nuestro actual modelo energético, principal causa del calentamiento global del planeta, y pasar a un sistema eficiente y 100% renovable, libre de combustibles fósiles (lo que nos ahorraría en España unas importaciones cuyo importe es del orden de los beneficios netos del turismo y acabaría con nuestra dependencia energética). Como lo está también el evitar la deforestación y eliminar o transformar otras actividades humanas que agravan el cambio climático.
Las negativas consecuencias que sufriremos inevitablemente a causa del cambio climático, que serán tanto peores cuanto más sigamos agravándolo, nos van a forzar a hacer la transición energética ya sí o sí. Sería absurdo permitir que ciertos sectores que están bien identificados, para seguir manteniendo sus intereses contrarios al bien común, nos obliguen a sufrir graves daños ambientales y económicos derivados del cambio climático y a tener que hacer de forma mucho más costosa y con grandes sacrificios una transición energética acelerada. Además, significaría una gran pérdida de oportunidad para España en estos momentos.