www.economiadehoy.es

Con todo merecimiento “Coche del Año en España”

Hyundai Tucson CRDi 4x4 Automático

Hyundai Tucson CRDi 4x4 Automático
Ampliar
Por Mariano García Viana
domingo 17 de abril de 2016, 22:49h

En el cada vez más competitivo mercado de los llamados todocamino, ya que no hay marca que no tenga uno o dos modelos de esas características, conseguir distinguirse de todos ellos, es ya un mérito considerable y si además también es señalado con un prestigioso galardón entre todos los modelos de clase del mercado, es ya una primicia difícil de conseguir. El Tucson sí lo ha conseguido.

Teníamos mucho interés en probar este modelo por sus presuntas atractivas e interesantes cualidades y por la mencionada aureola que lo acompaña. Pues bien, el Tucson no nos ha defraudado en absoluto. Después de “convivir” con él durante bastantes kilómetros, podemos adelantar que es un magnífico coche y que en todas sus mediciones se ha mostrado como un auténtico líder sin que ello signifique tener un precio desorbitado, aunque tampoco sea especialmente barato. Exteriormente el Tucson es “más coche” y tiene más presencia que otros posibles competidores como el Kuga de Ford, el Kadjar de Renault o el Sportage de Kia, su competidor más directo podríamos decir que es el X-Trail de Nissan. Su parte delantera destaca sobre todo por su gran calandra que contiene dos anchar barras horizontales cromadas y un generoso logo de Hyundai. Los faros, en esta versión superior, la Style, son estrechos pues la luz de cruce está compuesta por dos pequeñas circunferencias “llenas” de leds, mientras que la luz de carretera es halógena. Más abajo de ellos se sitúan los antiniebla en una posición quizás demasiado alta para lo que es habitual, pero que estéticamente queda bien, pues en la posición “natural “ de ellos se encuentran los leds de la luz de día. Un frontal macizo y sólido como es el aspecto general del coche, pero como indican sus líneas laterales, el diseño en general no está exento de cierta ligereza aerodinámica, ya que las formas de las ventanillas y las de las ondulaciones de la carrocería nos “mueven” hacia la alta parte trasera que vuelve a ser maciza y sólida, pues la tercera ventanilla tiene forma de flecha apuntando hacia arriba. La parte posterior, con la luneta redondeada situada en posición bastante elevada, deja sitio a unos generosos grupos ópticos, cuya mayor parte está en el portón y un tercio se desborda por las esquinas de las carrocería. Esta alta posición de los pilotos hace que haya mucha chapa hasta el paragolpes, pero las formas y molduras de la chapa aligeran de forma eficiente esa gran distancia. Dos salidas cromadas del escape dan el toque deportivo a esta sólida trasera. Las llantas, a juego con el aspecto general del coche, cuentan con cinco fuertes radios de modernas e irregulares formas.

El habitáculo del Tucson es de los más amplios de su categoría. En esta versión Style, encontramos unos asientos de piel y un buen número de elementos confort y de ayuda a la conducción, como ahora veremos. Situarse ante el volante de una forma cómoda no plantea ningún problema debido a la regulación eléctrica de los asientos y que además éstos están situados de forma muy acertada, por lo que cualquier anatomía se encontrá de lo más confortable ante el volante multifunción, que por supuesto dispone de sus correspondientes regulaciones y además de una agradable calefacción. El salpicadero, sin ser de un diseño llamativo, si resulta agradable y se aprecia en él lo bien que ha estado estudiado para situar sus mandos, salidas de aire, etc. Una visera protege tanto el propio cuadro, como la alta de la consola central, que contiene una pantalla de gran tamaño, escoltada por las salidas de aire centrales y en su parte baja por las teclas de función y los del excelente equipo de sonido. Más abajo se engloban alrededor de la pantalla del climatizador, otras teclas auxiliares, como la luneta térmica, la potente calefacción de los asientos, que también tienen ventilación, etc. El cuadro presidido por dos grandes relojes virtuales (Cuentavueltas y velocímetro) es muy fácil de interpretar y es de destacar que separando ambos indicadores una pequeña pantalla (Al estilo de las habituales de los cuadros del Grupo VW), reflejan las distintas opciones del ordenador, así como la velocidad a la que se circula, función sumamente útil y cada vez más usada por las distintas marcas, ya que siempre es más fácil de visualizar que la que marca la aguja del reloj correspondiente.

En líneas generales todo el interior del coche denota un buen cuidado de diseño, aunque quizás se “note” demasiado el plástico del salpicadero. Las terminaciones son buenas y el ajuste perfecto. Los mencionados asientos sujetan bien el cuerpo y el trasero puede acoger, por espacio a tres personas, aunque la configuración es más propia para; precisamente esa dos plazas posteriores disponen también de una potente calefacción, hecho este inusual en esta categoría de todocaminos. Además este asiento puede inclinar el respaldo, según quiera el ocupante o abatirlo completamente de forma asimétrica, 1/3, 2/3, para enrasarlo con el piso del maletero, que de esta forma consigue una capacidad de 1.478 litros, mientras que con el asiento en posición normal se queda en 488 litros, que tampoco está nada mal.

Pero el Tucson dispone de otra baza a su favor, el completo equipamiento sobre todo en esta versión superior. Conductor y pasajero disponen a su alrededor de múltiples huecos para dejar objetos como botellas, billeteras, llaves o teléfonos móviles. Esta versión con el cambio automático tiene además un hueco adicional en la consola central porque el freno de mano es eléctrico. Delante de la palanca selectora encontramos dos tomas de 12 voltios, una entrada para dispositivos USB y otra AUX. En la guantera —que tiene iluminación y una salida de aire— cabe bien la carpeta de la documentación del vehículo y el manual de usuario. Se puede meter también un chaleco de alta visibilidad, pero no mucho más pues no es muy grande. Entre los múltiples elementos de ayuda a la conducción que lleva el Tucson, encontramos el detertor de vehículos en el ángula muerto (BLIS), la alerta por cambio involuntario de carril (con capacidad para mover el volante), la alerta por tráfico cruzado posterior, el sistema de reconocimiento de señales, el freno automático de emergencia en caso de riesgo de colisión con otro vehículo o un peatón, la apertura eléctrica del portón del maletero, el techo solar de cristal o el asistente de ayuda al aparcamiento (se hace cargo de la dirección en las maniobras de aparcamiento).

El Tucson de la prueba montaba un potente motor diesel de dos litros y una potencia de 184 CV a 4.000 r.p.m., mientras que su par se sitúa en los 400 Nm entre las 1.750 r.p.m y 2.750. Un motor que nos ha parecido excelente, tanto en su prestaciones, de 200 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 de 9,5 segundos, como por su funcionamiento a todo tipo de régimen. Se recupera bien, aunque exteriormente es algo ruidoso, dentro del habitáculo, que está bien insonorizado apenas si se oye y además es bastante parco en consumo 6,5 litros a los 100 de media, a pesar de que no se cuenta con la función de Star&Stop. El cambio automático de seis velocidades pasa de una marcha a otra con rapidez y suavidad. Es posible que si se hunde de golpe el acelerador, el cambio dé un leve tirón si reduce de tercera a segunda o de segunda a primera, pero no es desagradable. El conductor puede seleccionar manualmente las marchas desplazando la palanca al pasillo de la izquierda y dando toques en sentido longitudinal. Otra forma de intervenir en el funcionamiento del cambio es seleccionando el modo de conducción Sport (se activa con el botón que pone DRIVE MODE), con el que se consigue que el cambio mantenga el motor girando a más revoluciones, retrasando el momento de subir de marcha y adelantando la reducción.

El Tucson es un coche fácil de conducir. Además de la mencionada correcta postura de conducción, se suma la alta potencia del motor y a una excelente estabilidad gracias a unas suspensiones muy bien estudiadas, con McPherson en el tren delantero y paralelogramo deformable en el trasero, con sus correspondientes barras estabilizadoras, que sujetan muy bien el coche aunque se circule a altas velocidades y le dan una buen agilidad en zonas viradas, a lo que contribuye la eficaz y rápida dirección. Fuera de la carretera el Tucson no se muestra tan eficaz, sobre todo por su escaso ángulo de ataque y de salida, que le impiden atacar un montículo no demasiado alto pues rozarían los paragolpes, además la altura al suelo de 17,2 cms. es poco más que la de un monovolumen, lo que si bien permite un acceso de lo más cómodo, impide ciertos vadeo o ir con cierta soltura campo a través. De todas formas hay que reconocer, que el Tucson como la inmensa mayoría de los todocaminos, está más pensado para ir por asfalto o pistas forestales, que por terrenos muy abruptos, hecho éste que muy pocos usuarios suelen recorrer, a pesar de contar con tracción a las cuatro ruedas.

El sistema de tracción a las cuatro ruedas del Tucson es del tipo conectable automáticamente (AWD). En condiciones de adherencia favorables, las ruedas delanteras son las únicas que reciben tracción y, cuando el coche detecta algún tipo de deslizamiento en estas ruedas, envían una parte de la fuerza del motor a las traseras acoplando el semieje trasero al delantero a través de un embrague multidisco. Este embrague se puede bloquear mediante un botón que hay en la consola, en el que pone LOCK, para hacer un reparto del par motor al 50% en ambos ejes (a partir de 40 km/h la función de bloqueo se desconecta automáticamente). Este sistema como el lógico, facilita la circulación por pistas o pavimentos de baja adherencia (nieve, barro…).

Para finalizar, lo hacemos como empezamos, el Tucson es con todo merecimiento el Coche del Año en España, además de otras distinciones internacionales (Como el Top Vehicle Picks en USA), a las pruebas de la “prueba” nos remitimos.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios